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Populismo fiscal

Entre debates sobre mascarillas, rebrotes y confinamientos selectivos, parece que nuestra nueva normalidad ha olvidado que estamos en medio de dos procesos electorales que serán cruciales para el futuro: Galicia y País Vasco.

Y serán vitales, porque más allá del futuro presidente o presidenta del respectivo gobierno autonómico, los principales partidos a nivel nacional se juegan su “marca”. Sin entrar en análisis profundos, algunos han optado por ocultarla, como Feijóo, y otros han probado la coalición para intentar arañar votos allí donde nunca han rascado, como es el caso de Ciudadanos, en su alianza con el PP.

A nivel nacional también hay juego, principalmente para Pablo Casado ya que dependiendo lo que ocurra en ambos territorios, así será su posicionamiento dentro del partido. Si gana Feijóo, ganan las tesis que se oponían a un acercamiento hacia Vox. Y si fracasa la coalición PP+ Ciudadanos, con Carlos Iturgaiz a la cabeza, perderá la apuesta personal de Casado.

Independientemente de lo que pase, las medidas sanitarias, no han impedido la liturgia electoral, con sus debates y sus mítines. Y como casi siempre el mantra de la bajada de impuestos está presente en una posición preponderante.

Muchas veces hemos hablado aquí de la necesidad de la progresividad fiscal, para que quien más tiene más pague. Pues bien, no hay campaña electoral sin que se exponga lo contrario: la necesidad de bajar impuestos de sociedades, para facilitar la contratación, así como bajar el IRPF y hacerlo porque nuestros socios europeos lo hacen.

Pues bien, este discurso llama la atención en estos días más de lo habitual. Sobre todo porque apenas hace una semana salía a luz el informe del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Extrema Pobreza y Derechos Humanos, donde se presentaba como uno de los principales desafíos para España, el desarrollo de una política tributaria que permita realizar políticas públicas para parar la desigualdad creciente.

Las razones de esta necesidad, expone el relator, se basan en que España tiene ingresos tributarios 5 puntos más bajos con respecto al PIB de la media europea. También porque el impuesto de sociedades se ha reducido 10 puntos desde 2006 y esto, en palabra textuales del relator implica que “las empresas aprovecha las generosas desgravaciones y subvenciones para pagar un tipo muy inferior al nominal”.

Evidentemente, no se está refiriendo a pequeñas y medianas empresas, sino a aquellas que bajo una publicidad extraordinaria, en épocas de crisis como las vividas, hacen lo que aparentemente son donaciones millonarias, mientras por detrás se negocian otros tipos de exenciones que harán que sus ganancias sean el doble de millonarias de aquello que han donado. Y que además de engordar los bolsillos de estas empresas, adelgazan las arcas públicas y así impiden que el principio de justicia fiscal y la solidaridad se desarrolle y conviertan la caridad como una política habitual.

Los beneficios fiscales, así con la ingeniera fiscal con cotizaciones en paraísos fiscales como Holanda o Luxemburgo, hace que cada año se dejen de ingresar miles de millones de euros que no pueden ser destinados a las políticas públicas necesarias como la educación, la sanidad, los servicios sociales o la vivienda entre otros.

Esto no solo implica menos ingresos en las arcas públicas, sino que hace éstos dependan cada vez más del IVA, y que por lo tanto sea la clase trabajadora quien más aporte al sostenimiento del Estado del Bienestar, porque los que más tienen pagan lo mismo que los que menos.

También cabe recordar, que parte de la recaudación tributaria proviene de las Comunidades Autónomas, lo que provoca el denominado “dumping fiscal”, y por lo tanto las terribles desigualdades territoriales.

Entre los discursos sobre recaudación, también entra el juego la famosa bajada del impuesto de sucesiones, algo que única y exclusivamente beneficia, también, a aquellos que más tienen, ya que por ejemplo, estamos hablando de que algunas Comunidades, permiten heredar, eso sí dependiendo del grado de parentesco, un millón de euros sin que eso suponga ningún gasto.

En definitiva, es curioso que la derecha cada vez más radicalizada, así como la extrema derecha utilicen los términos “populista” para insultar a sus adversarios políticos, porque los únicos que realmente lo practican de mala manera, son ellos con su populismo fiscal.

Author: Natalia Del Barrio

Natalia del Barrio. Licenciada en Ciencias de la Información. Ex-procuradora de Podemos por Segovia en las Cortes de Castilla y León.

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5 Comments

  1. Muy sagaz con su análisis del PP, pero olvida el del partido que le paga la nómina, que según las encuestas sigue en caída (cada vez hay menos ignorantes que se creen al coletas y su tropa, y cada vez mas gente se da cuenta que solo han venido a enriquecerse).

    En cuanto al tema fiscal, claro que pagamos menos que nuestros vecinos europeos, precisamente por la progresividad de la que habla, compare usted el sueldo medio español, con el de otros países europeos y verá la diferencia. Lo que no es asumible es que paguemos los mismos impuestos que un alemán cobrando la mitad, ya que destinaríamos el 80% de sueldo a impuestos.

    Por que no piensan en eliminar chiringuitos y pijotadas que nos cuestan muchos millones? Eso no les interesa? Hay miles de observatorios, asociaciones e incluso ministerios inútiles (y de políticos no hablamos…)

    En cuanto a las empresas, no vuelva a hacer trampas al solitario (o espero que sea desconocimiento), con la internacionalización, evidentemente baja el tipo de tributación, por que calculan la renta mundial y los impuestos pagados en España. Si una empresa solo vende en España, su tipo medio estará entre el 22-23%, pero al convertirse en multinacional y operar en varios países no podemos hacer la cuenta de impuestos pagados en España / beneficios mundiales, ya que en otros territorios, ya ha pagado sus impuestos, y hacer tributar de nuevo aquí desincentivaría la mas que necesaria internacionalización.

    Por ultimo, simplemente recordar, que ustedes donan (y reducen su factura fiscal) a su propio partido y chiringuitos afines, para sus “cositas”, Don Amancio Ortega, a la sanidad pública, y encima les da las maquinas compradas, para evitar chanchullos.

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  2. El dilema es si se sube impuestos y baja gastos.
    Este gobierno terminara por subir los impuestos a bancos, eléctricas y grandes empresas en general, y a su vez estos lo compensarán subiendo precios a los ciudadanos, y serán los de siempre quienes terminen pagando el pato. Así no se soluciona el problema. Hay que hacer una economía y un planeta sostenible. No debe ser admisible que no se paguen impuestos ni que haya gente que viva sin trabajar o subvencionado y sin aportar nada a la sociedad.
    Solución bajar impuestos y bajar gastos. Bajar impuestos fácil. Bajar gastos pasa por aprobechar las nuevas tecnologías y liquidar el maremágnum de estructuras administrativas, empezando por comunidades autónomas y diputaciones. Y no soy de Vox.

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  3. Señora, lo suyo es robar y robar a los demás, como buena dictadora. La riqueza de las naciones se crea dejando en paz a a la gente, así se crea empleo, ahora resulta que pagamos pocos impuestos. Me parto. Y menos robando para dar de comer a vividores, como su amo Pablo Iglesias y su concubinas, qué machista de libro. Algún comentario del machista de su amo????

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  4. Para vd. Esas políticas de igualdad social consisten en que quienes trabajamos no machaque a impuestos para los suyos dar paguitas y limosnas… que compran el voto de sus mamarrachos. Mantenga los vd. Ah no vd seria de las mantenidas a costa de los demás… como su ejército el narques…hay que tener jeta!!!

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