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Pablo Quevedo en el recuerdo

Se ha muerto a los 56 años el amigo, periodista, empresario y grandísimo cuellarano, Pablo Quevedo. Un tipo realmente excelente al que tuve el honor de tratar cuando ambos colaborábamos en el Norte de Castilla. Nos hicimos amigos. Ir a Cuéllar siempre me ha gustado y entre los atractivos de la villa estaba el poder tomar un café con Pablo. Repasábamos la política local, provincial, regional, que él analizaba con maestría. Aunque los mejores ratos solían coincidir cuando me contaba cosas del Mar de Pinares, su lugar en el mundo y que conocía como nadie. Amaba a Cuéllar y a su comarca hasta el fondo del alma, una pasión que sabía transmitir ya hablase,  siempre con un conocimiento de causa que de una m´ás que bien amueblada cabeza y una fenomenal cultura, de toros, de Alfonsa de la Torre (un estudio de la cual escribimos al alimón), de la achicoria, del Cega, la pesca, los parros o la resina.

Siempre pensé que Pablo estaba destinado a llegar lejos en la profesión. Concienzudo, listo, responsable. Se desenvolvía impecablemente bien hasta en estos temas abstrusos de la política local con sus líos presupuestarios y urbanísticos; él lo explicaba de maravilla y con una objetividad encomiable, algo tan difícil cuando, como le pasaba a él, los protagonistas de las noticias (para bien, pero las más de las veces para mal) eran buenos amigos o conocidos de toda la vida o su vecino de al lado. Pablo decía la verdad. Además con un chorro de voz y una locución perfecta; en su boca el castellano sonaba especialmente bien.

Digo que pensé que debería haber llegado lejos…. si esta profesión fuera justa, claro, que no lo es (como sospecho que no lo es ninguna). Arriba, arriba llegan los que usan la cercanía del poder que da el oficio para encaramarse luego en puestos de relumbrón, los acomodaticios que no dan disgustos al que manda, los que nunca se la juegan y tienen presto “el sí señor”. Es más, a alguno de estos pánfilos luego les caen venga de honores y distinciones y pasan a la posteridad como “maestros” del periodismo. Excuso decir que Pablo Quevedo no era para nada así a pesar de qué podría haber dado clases de periodismo, y de hecho las daba cada vez que se metía ante el ordenador.

No era así y más bien lo contrario, un hombre decente, un hidalgo, noble sino de sangre de todo lo demás. Un tipo de una sola ley. Hombres que no suelen hacer carrera en el periodismo o la política, aunque la lleven en la sangre. Ya fuera la precariedad, la sensación de que aquello no tenía futuro, las tragedias familiares (su familia, por la que se desvivía, ha sido sacudida por el cáncer como pocas) o continuar con el negocio familiar, una pequeña pero próspera empresa, Distribuciones Quevel, la cuestión es que un día nos dijo que hasta aquí había llegado, que dejaba el oficio y se metía en el negocio familiar. Y Segovia perdió al que probablemente haya sido uno de sus mejores periodistas, categoría en la cual no me se me ocurre incluirme y para la cual me sobran los dedos de una mano.

Desde entonces, eso fue en 2003, el contacto se fue diluyendo pero las veces que le veía me daba la impresión de él que había elegido bien. Se le notaba feliz. Y mataba el gusanillo colaborando en tertulias radiofónicas, ocasionales artículos de opinión, algún libro… Si tuviera que destacar cosas de Pablo, por supuesto, destacaría su amor a la familia, al hermano que también se murió prematuramente, su amor a Cuéllar, su buen humor y ese talento para contar cualquier historia… Bien… Eso desde luego. Pero lo que realmente me gustaba de él era su lucidez. Enamorado de lo suyo pero nunca “chauvinista” y siempre manteniendo un ojo crítico bien abierto. Y al revés, en lo que no le gustaba no le costaba encontrar las cosas positivas y aprender.  Para mí Pablo representaba un hidalgo lúcido, una voz siempre a considerar, un amigo excelente de los que no te suele regalar muchos la vida.

Qué bien lo pasaba uno con Pablo. Siempre agradable y bienhumorado. Educado como un caballero de los de antes. Siento un montón su pérdida.


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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3 Comments

  1. No le conocí, pero por tus palabras sé que fue un periodista excelente. Lo siento mucho. Descanse en paz. Mis condolencias a su familia y amigos.

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  2. Me entero ahora mismo Luis.
    Cuánto lo siento, qué pena me da leer que Pablo Quevedo ha fallecido.
    Hacia tiempo, mucho, que no nos veíamos.
    Qué gran persona era Pablo, su dulzura y siempre la alegría en su cara.
    Descanse en Paz y mi más sentido pésame para su familia.

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  3. Los que tuvimos la suerte de conocer a Pablo, como compañero y amigo, podemos ratificar tus palabras al 100%. Bondadoso, profesional y buen persona. Una pérdida irreparable.

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