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La historia de la represión de Genoveva Sanz

Un documento en el que, en 1959 nada menos, el fiscal promueve el indulto de una “destacada izquierdista por una condena del Tribunal Regional de Madrid a 25.000 pesetas (de la época, una fortuna) y diez años de inhabilitación absoluta que la había caído 20 años antes me lleva a intentar conocer, al menos parte de la vida de esta funcionaria, una de las primeras mujeres en la provincia, una de muchas al final, que sufrió con extrema dureza la represión franquista.

Genoveva Sanz, en una imagen tomada en Madrid.

“Roja, sindicalista, masona y espía”. Son las acusaciones que pesaron contra Genoveva Sanz Herrero (1891-1965), una empleada de telégrafos natural de Escalona del Prado que a pesar de todo debió de tener “suerte” porque no acabó en el paredón por falta de pruebas y fue absuelta en un Consejo de Guerra. No obstante se pasó los tres años de la guerra civil encarcelada en la prisión provincial de Segovia como “detenida gubernativa” —cárcel sin juicio que valga y siempre, todos los días, temiendo que una noche te fueran a buscar para hacer un corto viaje sin regreso— ya que se la creía “peligrosa” fuera de prisión, desde donde pidió ser enviada a la zona roja aunque el intercambios de prisioneros no llegó a realizarse y de dónde salió finalmente en agosto de 1939.

Para aquella condena inhabilitadora dictada en 1940 había valido la denuncia de un compañero de trabajo, los certificados firmados por Basilio Vázquez Corzana, un funcionario técnico de telégrafos que actuaba de secretario del Juzgado especial de la dirección general de Correos y, sobre todo, el informe de la delegación provincial del servicio de información e investigación en el que la de Escalona aparecía como “destacada izquierdista” y miembro del partido Izquierda Republicana del que fue secretaria y luego, vicesecretaria de la Junta Municipal. Completaba el currículo como vocal del Comité ejecutivo del sindicato de Telégrafos. “Se asegura que contribuyó al Socorro Rojo internacional y está considerada políticamente como elemento peligroso. También se la considera Masón ignorando símbolo, grado y logia en que militaba”, pone en el informe de la Delegación de Información.

Lo más grave de Sanz a ojos de la dictadura era que se había dedicado a hacer “una intensa propaganda izquierdista en prensa [escribía a menudo en el Heraldo de Segovia y Segovia republicana donde habló de sus ‘ideales izquierdistas], radio [Radio Segovia desde cuyos micrófonos ‘confiesa haber roto una lanza en favor de la República izquierdista] y oral”. En eso incide el certificado del expediente político social que sustenta Vázquez Corzana en el que se la tacha de “incansable propagandista del Frente Popular”, advierte que “las ideas disolventes las propagó también entre el personal de Reparto”, que “carecía de ideas religiosas (…) y rebatía los dogmas católicos cuantas veces podía”.

Antes de 1936, Genoveva Sanz Herreo, trabajadora de Telégrafos desde los 18 años, tuvo una intensa vida pública y política. Estuvo vinculada activamente al Ateneo de Madrid y, en Segovia, a la Universidad Popular, donde tuvo que coincidir con los Antonio Machado, Mariano Quintanilla, Blas Zambrano… Participaba en mítines y actos públicos. También impartía clases a niñas y a los obreros, entre sus múltiples actividades compaginadas con su intensa vida política, truncada definitivamente en el infausto julio de 1936.

La activista y pensadora despareció, a la fuerza, durante la dictadura. O al menos dejó de pensar en alto. Después de la durísima experiencia de la cárcel y sin posibilidad de trabajar en Segovia probó suerte en Barcelona, donde tampoco logró encontrar empleo y acabó en la gestoría de un familiar en Madrid.

Nunca olvidó su origen. A Escalona volvía en vacaciones, cuentan algunos que recuerdan aquella mujer de aspecto gastado de cuyo pasado no hablaba nadie por culpa del miedo, tanto que su familia se deshizo de prácticamente todo cuanto tuvo en vida, incluyendo libros, apuntes y cartas, cuando falleció, en 1965.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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3 Comments

  1. Me sorprende gratamente descubrir vidas como la de Genoveva, trabajadora por sus ideales. Gracias por acercárnosla.

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  2. Dice V. (sic): “Falta de pruebas y fue absuelta en un Consejo de Guerra”.
    Igual que los socialistas con Calvo Sotelo o las monjas y curas asesinadlos.
    Hay una fuente en ese pueblo.

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