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La Guardia Civil de Segovia ha dado por cerrada la operación “Albacos” que ha permitido desarticular una compleja organización de carácter internacional dedicada al cultivo y tráfico de marihuana que acababa en los mercados negros de Bélgica y Alemania, además de otros países europeos. Tras un año de investigación, en la operación han sido detenidas 33 personas, la mayoría albaneses pero también de otras nacionalidades, el desmantelamiento de 12 plantaciones, tanto al aire libre como “indoor” y la incautación de 20.000 plantas de marihuana y 150 kilos de cogollos listos para su exportación, siete vehículos, una embarcación, un arma corta y maquinaria por valor de más de 300.000 euros.

Los delincuentes devastaban grandes espacios talando pinares y otros árboles para convertir el terreno en cultivos de marihuana. Además alteraban barrancos y cortaban cauces de arroyos para construir balsas de decenas de metros cuadrados de extensión y reconducir el agua con mangueras bombas y motores ocultos bajo tierra para garantizar el riego de las plantaciones. También mantenían bajo tierra y camuflado todo tipo de material para completar los trabajos agrícolas. Se han localizado plantaciones en el caserío La Mata Rosueros de el Cubillo, Gallegos, Fresno de Cantespino, Cerezo de Arriba y Arevalillo de Cega, en Segovia, además de otras en Villamayor de Gallego (Zaragoza); Andújar (Jaén); Jimena de la Frontera (Cádiz); Riogordo, Sedella, Comares y Ardales (Málaga); Durcal (Granada) y Níjar (Almería).

Formación paramilitar

Entre 250 y 300 agentes de la Guardia Civil y otras policías de distintas demarcaciones y unidades, también de Alemania y Bélgica, coordinados desde la Comandancia de Segovia han logrado desmantelar toda la estructura de una organización “profundamente jerarquizada y con técnicas paramilitares“, según explicó el teniente coronel Ramirez, jefe de la Comandancia de Segovia.

Los delincuentes construían campamentos ocultos donde montaban “plantaciones de guerrilla“, con gran cantidad de plantas, y en los que miembros de la organización permanecían ocultos durante largos periodos de tiempo gracias a su preparación paramilitar y el apoyo de manutención periódica de otros miembros de la banda, en rápidas acciones en las que el “vigilante” salía de su escondite durante escasos segundos, lo justo para recoger los paquetes de avituallamiento e internarse inmediatamente en el bosque.

Los delincuentes construían campamentos e infraestructuras en la zona de las plantaciones.

“La Organización no dudaba incluso en seleccionar lugares a los que únicamente el acceso era mediante embarcación, tal y como hicieron en la provincia de Jaén, donde para acceder a una plantación era necesario atravesar el pantano de El Encinarejo utilizando una embarcación con la que recibían víveres esporádicamente y a través de la cual sacaban las cosechas de cogollos de marihuana hasta los domicilios que tenían alquilados en distintas provincias. Esa embarcación permanecía oculta entre la vegetación. Incluso durante la investigación, se llegó a detectar que los integrantes de la Organización que permanecían ocultos en las plantaciones, se movían en ocasiones reptando por las laderas para evitar ser vistos cuando en alguna ocasión pudieran percibir algún tipo de peligro, como helicóptero sobrevolando o que por algún camino o ladera no muy lejano de ellos pudiera pasar algún vehículo”, contó la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, en una comparecencia en Segovia.

El Juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Segovia se ha hecho cargo de las investigaciones. De los 33 detenidos, 21 ya están en prisión.

Una zona de plantación desde el aire.

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