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Fracasados

Si yo fuera, no ya un líder, sino un diputado de la undécima legislatura probablemente, en este momento, estaría sufriendo y agobiado por un profundo sentimiento de culpa, de no haber sabido hacer mi trabajo, de fracaso. Ya, ya sé que estas cosas pasan en todas partes, en los países de nuestro entorno e incluso acepto sin tirar un zapato a la radio a los comentaristas que me dicen que esto, repetir elecciones por incapacidad de formar gobierno, representa la “normalidad democrática”. ¡Venga ya!

Resulta que en 40 años esta ha sido la primera vez en la que los parlamentarios debían demostrar con hechos, precisamente, su capacidad de diálogo, de alcanzar acuerdos por encima de sus propios intereses de partido en aras del bien común y la solución de los problemas —graves, muchos— de los ciudadanos (perdone la sarta de bobadas huecas), resulta que no han sido capaces ni de acercarse los unos a los otros, han planteado vetos explícitos en todas las direcciones y se han dedicado exclusivamente a cuidar su propio corralito y espalda, a ver si hay más suerte en las próximas votaciones. Pero hombre, son ustedes un fiasco.

Le recuerdo que las de diciembre eran las elecciones en las que se acababa con el bipartidismo para abrir un nuevo tiempo en el que el diálogo y el entendimiento cambiarían para siempre la “vieja política”. Pues estupendo. La experiencia no me ha gustado nada de nada.

Pero no se preocupe, que yo no soy parlamentario —hasta ahora no me habría atrevido, que me parecía una cosa muy seria, aunque visto lo visto, no le digo yo que…— así qué en los próximos carteles electorales parece que nos encontraremos exactamente a los mismos que han fracasado estrepitosamente en su obligación, pero que si les pides cuentas, te miran compungidos y con un suspiro ponen la cara de un superviviente de La Invencible, derrotado por los elementos.

En los partidos a los que votamos aquí está claro y si nada lo impide, Juan Luis Gordo y Beatriz Escudero estarán en puestos electorales de salida, buscando un acta parlamentaria nuevecita y la única duda, importante, es quién llena el hueco de Pedro Gómez de la Serna, del que tanto me alegro que vuelva a ser un ciudadano sin fuero.

¿Cree usted que de los errores se aprende? Pues quizá, pero sobrevuela en el ambiente que “el PP de Madrid” pueda intentar colocar aquí a otro paracaidista de esos que vienen de algún ministerio y tienen, también, nombre compuesto, que no me diga por qué, tienen siempre esos que forman la élite de los partidos. (Y los árbitros de fútbol). Veremos como acaba el pulso.

Ya, ya sé que estoy dando por hecho que los segovianos, contumaces, repetiremos voto y resultados (2 PP – 1 PSOE) pero es que no espero otra cosa a fecha de hoy, aunque tiempo habrá de hacer quinielas, de esas que tanto me gustan, que incluyan parámetros como la repercusión del comportamiento de los líderes nacionales de los partidos en los últimos meses, la alta abstención que anuncian ahora las encuestas, la hipotética coalición IU-Podemos y hasta el destino de los votos que recibió UPYD (1.268) en los últimos comicios. Ya habrá tiempo.

Mientras, me temo que si la Cámara altera su relación de fuerzas en la XII legislatura, no parece que vaya a ser por lo que pase en Segovia, así que, hágase cargo de mi situación siguiendo de cerca una campaña electoral repleta de mensajes de los mismos candidatos que encima ya habré oído a los correspondientes líderes nacionales esa misma mañana, antes incluso de que las pronuncien los aspirantes locales, convertidos en meros replicantes.

Porque esa es otra, la campaña. Lo mismo los ideólogos tienen el cuajo de centrar los mensajes en la “necesidad de diálogo y entendimiento entre los partidos” o en “el momento de lograr nuevas mayorías que den cabida a todas las sensibilidades”, o cosas así, que a ver quién es el guapo que anuncia con claridad con quién pactaría y con quién no en caso de que fuera necesario, o quién se atreve a presentar un programa que no sea un compendio de ambigüedades, por si hubiera que cambiarlas.

No, si al final acabaré pensando que no son los políticos los que han fallado.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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1 Comment

  1. Piénselo don Fernando (que no son los políticos, que ya sabemos que van a lo suyo, la guita a fin de mes). Además los políticos sin problemas, aunque nos quedemos todos en casa el día de las votaciones, se apañan con sus votos y el de los cuatro (bueno alguno más de cuatro) que viven a su sombra en cargos de confianza.

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