Es paradójico, un mecanismo destinado a paliar las limitaciones de las escuelas rurales con muy pocos alumnos se frustra precisamente porque hay pocos alumnos. Uno de los objetivos de los Centros Rurales de Innovación Educativa (CRIE) es facilitar que los alumnos de primaria que cursan estudios en pequeñas aulas de pueblo (Centros Incompletos de Infantil y Primaria o Centros Rurales Agrupados, en la terminología educativa) pueden acceder a propuestas educativas que por la cortedad de personal y alumnos no pueden abordar en los pueblos.
Básicamente, un CRIE funciona agendando periodos de convivencia en la que escolares de una misma añada, 50 por grupo, procedentes de los pueblos de alrededor, se reúnen en horario lectivo y durante unos días para acometer líneas didácticas más innovadoras. El programa lleva ya varios años en funcionamiento y persigue mejorar la calidad educativa del medio rural y ayudar a sociabilizar a los niños de pueblos pequeños.
Por convocatoria anual los centros rurales acuerdan su participación en el CRIE. Y así lo hicieron, como en años precedentes, los padres de niños del Centro Rural Agrupado La Retama, con aulas en Chañe, Remondo, Vallelado, Mata de Cuéllar, Villaverde de Íscar o Arroyo de Cuéllar, acogiéndose al CRIE de Fuentepelayo. Sin embargo, al publicarse las bases del curso 21/22 y en aplicación del protocolo anti-covid, la Junta establecía un mínimo de 12 alumnos por pueblo para participar en el CRIE. La idea de la Junta era mantener el protocolo que evita la conjunción de grupos burbuja.
El problema es que por definición son escuelas de muy pocos alumnos, hasta el punto que solo una tiene más de 12 alumnos de manera que este año los niños de algunas de las aulas rurales citadas, y según los padres las de otras tantas de Segovia, se han quedado sin CRIE. No habrá actividades en común con otros niños para ellos este curso. Es así que un mecanismo destinado a paliar las limitaciones de las escuelas con muy pocos alumnos se frustra precisamente porque hay pocos alumnos.
Para el procurador socialista Sergio Iglesias se trata de un caso de discriminación de los escolares del medio rural, y ha elevado distintas iniciativas en las Cortes para subsanarlo. “La decisión de Educación no tiene ningún sentido, ni es de recibo adoptarla escudándose en una medida preventiva ante la covid-19 y que contrasta con el hecho de que sí se hayan podido realizar, por ejemplo, campamentos de verano en los que han participado niñas y niños de las mismas edades que los que pueden acceder al CRIE. La Junta tiene que rectificar y permitir, con todas las medidas de prevención como el uso de mascarilla, lavado de manos, ventilación, realización de test, etc., que las niñas y niños de cualquier centro de nuestra provincia puedan participar en las actividades del CRIE”, remarca Iglesias.
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