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El movimiento Okupa ‘se presenta’ en Segovia

okupas1Todos coinciden en que es el primer caso de ocupación que sucede en Segovia en el sentido político del término. Pues no estamos ante el típico allanamiento temporal de un corral perpetrado por cuatro yonkis, ni una desesperada iniciativa de personas sin hogar. Desde hace un par de semanas, todo el edificio de la esquina de la calle María de Pablos con Convento, a pocos metros del campus María Zambrano, ha sido ocupado por media docena de jóvenes segovianos del colectivo La Tormenta, integrado por una treintena en total. Su objetivo, convertir una casa con tres décadas de abandono en un ateneo libertario, centro social alternativo, “cafeta” y biblioteca, espacio libre de alcohol y drogas. “Creemos que en Segovia no hay zonas de ocio alternativo. Aquí queremos hacer talleres, acoger iniciativas sociales, un comedor social. La próxima semana celebraremos una asamblea informativa. Estás invitado”, explican los okupas.

La elección no es casual. El edificio está en una compleja situación administrativa, con propietarios relacionados con empresas en quiebra y la primera planta embargada por una entidad bancaria, según explican los okupas. “Como paso previo nos documentamos. Miramos en el registro de la propiedad la situación del inmueble. En este caso no estaba en venta, ni tenía vecinos. Los últimos eran inquilinos de alquiler, de renta vieja, desahuciados cuando cumplió el plazo, hace ya muchos años. Constaba como abandonado y con un complejo historial”, explica Andrea, del colectivo La Tormenta. El hermano de uno de los okupas es arquitecto. “Vio el estado del edificio y nos dijo que no presentaba problemas estructurales. De abandono sí. La planta de arriba estaba así [y señala una altura de medio metro] de mierda de paloma”, prosigue Andrea.

Es el escenario perfecto para una “okupación” de libro. Propiedad compleja -según los okupas, versión que no ha podido confirmar acueducto2-, vinculada con un grupo inmobiliario en liquidación y con severos problemas legales, lo que complica el proceso de desahucio. “Los propietarios nos dijeron que nos fuéramos, pero eso lo tendrá que decidir un juez. Por nuestra parte queremos hablar con ellos para llegar a un acuerdo”.

okupaszambranoSería un acuerdo de cesión de uso, en todo caso, ya que el edificio no está en condiciones de habitabilidad. A la basura de las palomas se añade la ausencia de agua y luz. Los okupas disponen de un pequeño generador y aunque, de momento, hay siempre dos del colectivo residiendo en el edificio, sostienen que no lo quieren para vivienda sino para su ateneo libertario. En la puerta de la entrada sendos pasquines explican el proyecto, donde se justifica el “fin social” de la ocupación, basado en que el edificio “se está dejando morir deliberadamente y carece de uso”, explica Andrea.

Calvario legal

Este es el punto de vista de los okupas. Los propietarios guardan el anonimato. Pero en la zona, otros propietarios inmobiliarios explican que hay que “atajar esto desde el principio. Imagina el problema que supondría que vinieran okupas de Madrid, de Valencia, de Sevilla”. Hay preocupación. Aunque los okupas explican que estudian pormenorizadamente cada ocupación para no dañar intereses de terceros, lo cierto es que la propiedad es el pilar de nuestra sociedad. Que alguien entré a patadas en la propiedad de otro y convierte tu casa en su casa es un plato difícil de justificar.

Los okupas lo saben. Como saben perfectamente que solo les puede sacar un juez de la calle Convento, saben que salvo un poco previsible acuerdo, les espera un pleito que, a un año vista terminará en desahucio. En inmuebles así, abandonados y muy judicializados, las cosas van lentas. La propiedad debe gastar en abogados, gestores, informes periciales, un calvario jurídico. Los okupas juegan con ventaja. Y además, a un año vista, saben perfectamente que en Segovia ciudad no faltan inmuebles parecidos, carne de okupación “si se hace bien”, concluye Andrea.

Por lo que respecta a los vecinos, ni fu ni fa. “No hacen ruido, ni juergas ni nada de eso. Han sacado un montón de escombros de allí dentro. Se les ve gente normal, hombre, un poco tirando a… perroflautas, ya me entiendes”, cuenta un vecino. En los pasquines pegados con chinchetas a la puerta se lee: “Queremos transmitir que este lugar era un palomar que estamos rehabilitando y desinfectando, lo que consideramos un beneficio para el barrio”.

Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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