Posted By Fernando Sanjosé on 30, Mar, 2019

El mandato municipal se está acabando y se nota en las reuniones de los órganos de Gobierno del Ayuntamiento capitalino, “al tran, tran” desde hace tiempo y con pocos asuntos de trascendencia en su orden del día. Pasó con el pleno ordinario celebrado este 29 de marzo cuyo orden del día, en principio, no pronosticaba demasiadas discordancias, como demuestra la mano alzada de todos los corporativos en la práctica totalidad de los asuntos tratados.

Eso si, una vez más, la portavoz de Ciudadanos, María José García, puso en bandeja el combo de los aderezos para que el de Centrados, Cosme Aranguren, se explayara con el vinagre y la sal promoviendo una sonora espantada de la oposición a cuenta de la “información privilegiada” sobre Urbanismo que maneja la lenguaraz García en pago a su apoyo a los presupuestos del Gobierno socialista. El asunto descafeinó el debate sobre la gestión del ejercicio de 2018 que se quedó en una charleta a dos entre PSOE y Cs sin mordiente alguno.

Por seguir el orden del día, la aprobación del padrón municipal de la ciudad, a la baja pero “poco”, arrojó los primeros debates. ¿De quién es la culpa de la despoblación? Los socialistas dicen que de la Junta de Castilla y León y su falta de acción y que las políticas municipales, por supuesto con el mundo de prosperidad tecnológica y empleo que le suponen al edificio del Cat el día que se acabe, trata de paliar ese agujero. Los populares, claro, defienden a la Junta y centran las críticas en un Consistorio que no practica políticas que fijen población. Si crecen los municipios del alfoz y la capital no “algo pasa”, recriminaba Azucena Suárez. “Esto es un problema endémico”, concluía el portavoz de IU tratando de zanjar la discusión PSOE-PP con tintes claramente electorales.

Y llegó la pausa para la sensibilidad y las emociones. La propuesta para la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad a la Asociación Española Contra el Cáncer (aecc) con la presencia de su presidenta, Ana Sanjosé, en la grada, salió adelante por lógica unanimidad y con reparto de pañuelos entre los corporativos, sensibilizados por la implicada labor que realiza la organización en Segovia desde 1955 con pacientes y familiares de una enfermedad que, inevitablemente, afecta directa o indirectamente a la práctica totalidad de los ciudadanos. La sucesión de agradecimientos de los portavoces acabó con un sonoro y largo aplauso hacia la grada de los corporativos, en pie y con lágrimas en los ojos de muchos.

Recuperado el tono, los asuntos fueron aprobándose sin demasiado debate, incluida la nueva prórroga del servicio de recogida de basura y limpieza (3.309.925 euros) en lo que se soluciona el concurso de la nueva adjudicación que el responsable de Medio Ambiente, Ángel Berbel, prometió para dentro de siete meses y medio. Recadito para la siguiente Corporación.

La dación de cuentas de la sentencia del Juzgado número 1 sobre la nulidad de las asignaciones de los puestos de funcionarios de libre designación llevó a la palestra a los protagonistas de este pleno, la concejala de Personal, Marisa Delgado, y el portavoz de Centrados, Cosme Aranguren, un combate perdido de antemano por la socialista que trató de defender la actuación municipal y buscar recovecos en la sentencia sin que el de Centrados permitiera que su rival saliera de la esquina del ring dialéctico donde la golpeó con fuerza: “La sentencia obliga a rehacer la Relación de Puestos de Trabajo (RPT)”. La edil acabó rindiéndose: “Vamos a cumplir la sentencia en los términos que dice el juez, revisando los puestos y justificándolos”.

Tres líneas para la prensa

La que no se esperaba el chaparrón que se le vino encima era la portavoz de Ciudadanos, María José García, que el día anterior al pleno quiso buscar un hueco en la prensa del día emitiendo una nota pública sin contenido alguno pero en la que venía a presumir de que el pacto por el que se aprobaron los presupuestos de 2019 la había permitido conocer antes que nadie el contenido de la Auditoría de Urbanismo. El innecesario pavoneo dio pie a Aranguren a promover la asonada con el resto de la oposición bajo el argumento de que el debate sobre gestión de 2018 iba a estar trucado por la ventaja que la información privilegiada propiciaba a la portavoz naranja y los socialistas. Hasta la palabra “prevaricación”, resonó en el hemiciclo antes de que los once de PP, Centrados e IU se marcharan mientras García trataba de asimilar su enésimo resbalón en este mandato.

El debate sobre la gestión quedó descafeinado. Luquero leyó un texto calcado al de su último resumen navideño de actividad en el que eludió cualquier referencia autocrítica y García trató de defender la eficacia de su doble papel de grupo de oposición y apoyo del Gobierno minoritario. No había nadie para rebatirlas.

Tras el preceptivo descanso llegaron las mociones y de nuevo la unanimidad en las dos primeras, lógica teniendo en cuenta que se trataba de mociones conjuntas referidas a reclamar a la Junta mejoras de calidad y equidad en materia de educación para alumnos con discapacidad y para que se legisle la carga de trabajo de las enfermeras —por fin una buena noticia para Marisa Delgado— y el número de pacientes que deben atender.

Le costó trabajo —y la supresión de varios de los puntos que proponía— al portavoz de IU, Ángel Galindo, sacar adelante su propuesta “de partido” para promover medidas que favorezcan el retorno de los emigrados durante la crisis aunque al final, todos los concejales acordaron que el Ayuntamiento ofrezca servicios de información a ese grupo de personas que el de IU nombró como “exiliados económicos”. Ciudadanos también sacó adelante su moción sobre el uso de los espacios deportivos de los colegios.

Sin acuerdo para el reproche de la concejala

Lo que no salió adelante fue la reprobación de Marisa Delgado que defendía la edil de Centrados, Esther Bermejo, a la que PP e IU frenaron en su dura ristra de calificativos reflejados en su argumentario: “Incapacidad”, “arrogancia”, “soberbia”, “prepotente”, “demagoga” y otros adornaban el discurso de Bermejo que cortaron en seco Ángel Galindo (IU) y Raquel Fernández (PP). “La gestión realizada merece un reproche pero no compartimos el cruce de palabras ni las descalificaciones personales”, subrayó la del PP, por una vez de acuerdo con el portavoz del Gobierno, Jesús García Zamora que trató de defender a su compañera dando la vuelta al calcetín y espetando a centrados que la judicialización de la actividad política —por la sentencia de los puestos de libre designación— era en realidad “el fracaso de la política de Centrados”.

Un nuevo intercambio de golpes en el que la de Centrados se hizo fuerte en la decisión judicial que obligará a rehacer la RPT municipal (otro recado, grueso, para la próxima Corporación) y la votación en la que, por enésima vez en estos cuatro años, la abstención de Ciudadanos impidió la reprobación de la concejala.

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