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Cese en diferido

Tienen costumbre los alcaldes socialistas de la serie iniciada en 2003 de tratar de solventar situaciones comprometidas de sus concejales con soluciones a medias de esas de “te castigo pero poco, sobre todo para que se vea en público pero sabes que me duele más a mi que a ti”. Por ejemplo, en 2010 saltó el asunto aquel de un disco subvencionado por el Ayuntamiento que contenía una canción con letras ofensivas hacia la figura del Rey de entonces. Se montó una escandalera por denuncia del PP y Pedro Arahuetes tiró por la calle del medio: le quitó a Javier Arranz las delegaciones de Juventud y Educación, donde había tenido “el problema” y le dejó continuar en Deportes. Y coló.

Luquero era entonces concejala pero debió fijarse y ya como alcaldesa, se enfrentaba al problemón creado por la agresiva locuacidad del entonces superconcejal, Alfonso Reguera, que amenazó a un policía con darle dos hostias. La alcaldesa trató de hacer el truco aprendido ocho años antes despojando al edil de la tenencia de Alcaldía y la portavocía del Gobierno local, pero no las delegaciones de Hacienda y Urbanismo que también concentraba. Pero esta vez no coló y Reguera acabó entregando el acta sólo un par de días después.

Cuento estos antecedentes porque la alcaldesa ha calcado la jugada este miércoles retirando a Gina Aguiar las atribuciones de Cultura, el área donde ha tenido “el problema” de la contratación irregular de Trípode, pero manteniendo intacta su confianza como gestora del área de Turismo, como si eso significara iniciar una cuenta nueva. Porque esa es otra. Al parecer, según se ha explicado, es la “presión mediática y el ruido”, no el peso de la culpa, lo que ha llevado a efectuar los cambios. Caramba, esto convierte a Luquero en la primera alcaldesa del mundo que, sólo por presiones y, según dice, sin culpa alguna de la concejala afectada, va y se la carga (a medias) sólo para apaciguar el “ruido mediático”. Sólo el planteamiento pone en guardia la inteligencia de cualquier receptor del mensaje.

En realidad, lo que parece es que trata de salvar a su concejala favorita —recuerde, es una apuesta personalísima y muy arriesgada de la regidora— con el menor número de daños posible. De hecho, haciéndolo a regañadientes y afirmando incluso que le parece “injusto”, lo que hace es marcar el límite de la reclamación de responsabilidades. En tiempos en los que la izquierda toda pretende arrogarse el papel de ser el último bastión de la ética y la limpieza en política, esta situación resulta, simplemente, insostenible.

Aquí hay sólo dos opciones: Una es que no haya responsabilidad política de Aguiar —que no es el caso puesto que las decisiones de trocear y adjudicar el contrato son suyas directamente— y entonces no habría motivos para la retirada de ninguna atribución. La segunda es que la edil actuara saltándose la ley y los procedimientos para adjudicar “a dedo” los contratos y en ese caso, quedaría incapacitada para gestionar cualquier concejalía, incluido Turismo, y tendría que ser invitada a entregar su acta.

Buenas intenciones

Recuerde que en el catálogo de pretextos esgrimidos por la afectada para su proceder en el caso Trípode es que “había prisa” para adjudicar la dirección del festival y que diera tiempo a organizarlo con solvencia y eso motivó que se recurriera a contratos menores. ¿Hay algún indicio que haga pensar que no podría repetir prácticas similares en Turismo o en cualquier otro departamento, incluso desde las “buenas intenciones” como la apuntada?

El cese a medias escenificado por la alcaldesa permite mantenerse en posición de crítica de “baja intensidad” —no debe de ser cómoda— a sus socios de IU, que se conforman, de momento al menos, con recorrer con sus compañeros de Gobierno esta incierta senda por la calle del medio a la espera de “ver los resultados” de los cambios efectuados; un poquito menos a sus socios externos de Podemos que también parecen dispuestos a dar aire a los socialistas incorporando al debate la peregrina petición de que se auditen todos los contratos de Cultura sabiendo que es algo que, si llegara a aceptarse, podría prolongarse meses e incluso años. No se, supongo que valdrá como botón la auditoría de Urbanismo.

Pero ojo, sólo ha logrado enfadar aún más a los grupos de la oposición, Cs y PP, desde donde Pablo Pérez advierte que “no pararemos hasta que dimita” mientras insinúa guardar en la recámara varias salvas de artillería pesada acerca de otras prácticas que serían cuestionables de Aguiar al frente de Cultura.

Si es así, Luquero y su concejala favorita sólo habrán ganado un poco de tiempo, temo que no mucho, a cambio de cerrar en falso esta crisis y probablemente, de prolongar una pelea política que puede causar heridas aún más graves a los implicados. Como fuere, el caso no parece, no debería, acabar con la azotaina pública y desganada que ha querido representar este cese en diferido, a todas luces insuficiente.

Tutela

Alberto Espinar.

Mención aparte merece el papelón que le ha caído al concejal, Alberto Espinar, al que le ha caído la delegación de Cultura. Por primera vez, Luquero se verá obligada a explicar con detalle a uno de sus sucesores en la Concejalía el funcionamiento y la arquitectura interna montada en 18 años en el Área que es el “buque insignia” del Ayuntamiento socialista.

Marifé Santiago no lo necesitaba porque colaboró a montar esa estructura y Gina Aguiar tampoco necesitó aprendizaje tras lustros de “colaboración” con el departamento. Sin embargo, Espinar, con la única referencia de haber formado parte de dos bandas de música, desconoce los vericuetos de la casa y sus objetivos y va a necesitar tutelaje directo y largo, no por falta de aptitudes, que no se dudan a priori, sino por total desconocimiento de un departamento estratégico para los socialistas y altamente intervenido políticamente. Claro, que si Aguiar anda cerca y Turismo deja algo de tiempo seguro que tendrá consejos que prestar a su joven sucesor. Mire, otra ventaja de los ceses en diferido.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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9 Comments

  1. Catigo, “pero poco”, según sea el ‘ilota’ (un dicido). Al responsable insumiso al jefe, cabeza cortada. Pero principalmente mantener el sueldo, lo demás es accesorio. Ya le digo don Fernando.

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  2. Análisis certero. A ver si ahora el “buque insignia” del Ayuntamiento son sus ciudadanos y no las chorradas culturales. Pero me temo que no.

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    • Es cierto. Desde hace años no hay calidad cultural en Segovia. Una ciudad patrimonio de la humanidad está obligada a ofrecer calidad y no cutreces como el “Oasis de Cultura” o paridas como “Segovia10”. Segovia y su ciudadanía merecen más nivel.

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      • Hay Festival, única sede de España en Segovia.
        Muces durante muchos años un festival de calidad.
        Titirimundi, un evento que atrae a miles de personas a la ciudad.
        Segojazz, Microteatro (con obras que se representan en Madrid habitualmente), Mujeres que transforman el mundo, con mujeres que vienen de muchos países en los que están reconocidas…

        Llamar ‘cutrez’ a esto sólo porque no participas en ello no se sostiene.

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        • Le recuerdo, señor Pompei, que el festival MUCES que usted denomina un festival de calidad, se lo cargó Gina Aguiar en cuanto pudo. Trató de hacerlo con sus amistades y ha incurrido en ilegalidades. Dudo mucho que lo haga mejor en la concejalía de turismo.

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  3. Las malas decisiones de Clara Luquero para salvar a Gina Aguiar arrastrarán al PSOE a la pérdida de votos. En su partido deberían hacerla entrar en razón. Gina debe irse.

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  4. La gestión de la Concejalía de Cultura por parte de Gina Aguiar ha sido lamentable. Hará igual con turismo. !!!Qué desastre!!!

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  5. Vamos a ver señora Luquero, o la cesas o no. Esta chapuza te convierte en cómplice!!

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  6. Punto positivo para el análisis realizado.
    Chapuza auténtica en la salida al problema, que en cualquier otra sociedad ni se lo creerían. Lo único que puedo pensar es que a los ciudadanos nos toman por tontos
    Alguien comenta sobre responsabilidades políticas?. No hay problema, en las próximas elecciones prescindimos de doña Clara y no tenemos nada que ver.
    No existe memoria?

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