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Castilla y León necesita algo más

En 1965 Miguel Delibes escribió en el El Norte de Castilla un artículo titulado “La ruina de Castilla”, en el que manifestaba su preocupación por la situación social y económica de nuestra región. Mucho ha llovido desde entonces, y por suerte la Castilla y León de hoy no presenta el retraso social y económico que dibujaba nuestro gran escritor. Sin embargo, no hemos avanzado lo necesario y suficiente; los mismos problemas estructurales siguen estando presentes en 2022, pero con casi medio millón de personas menos y una población mucho más envejecida. Un seguimiento de la prensa autonómica estos días nos permite encontrar como principales reseñas los exabruptos del actual vicepresidente de la Junta de Castilla y León; la renovación de la lujosa flota de coches institucionales de las Cortes de Castilla y León; las declaraciones de euforia de un presidente autonómico con más ilusión que capacidad, o las estrafalarias performances del principal partido de la oposición, más preocupado por descalificar sin rumbo al contrario que aportar propuestas de valor que den respuesta a los problemas de la comunidad. Este es el panorama, quizás el peor desde que Castilla y León en el año 1983 accedió a su autogobierno.

Hoy Castilla y León dispone de una renta per-cápita (23.000€/año) dos veces y media superior a la del año 83, según FEDEA. Su red de infraestructuras de comunicación vial y ferroviaria no tiene parangón con las de aquel momento y, por lo general, las viviendas residenciales tanto en el ámbito urbano como rural han mejorado notablemente, así como la red asistencial. El crecimiento económico del país y el desarrollo del Estado del Bienestar por suerte han dejado ver sus efectos en las nueve provincias, aunque de forma desigual. Los grandes problemas estructurales, la mayoría de los cuales se incubaron en la segunda parte de la centuria anterior, siguen estando presentes y sin respuesta: La falta de un tejido industrial homogéneo, la despoblación o la esclerosis institucional han estado en la agenda política de todos los gobiernos de la Junta desde el año 83 y en el debate parlamentario de las Cortes. En la mayoría de las ocasiones ha habido una aproximación superficial a la cuestión.  Se trata de temas mollares de la agenda política que requieren inteligencia, compromiso, dedicación y la capacidad de asumir riesgos políticos y de gestión. Si algo requiere Castilla y León es proyectar su futuro para ganar esperanza.

En estos últimos 40 años todos los presidentes autonómicos, sin excepción, se han dedicado a calentar el sillón, estando al margen de los problemas más peliagudos que requerían búsqueda de soluciones. Han ido al tran tran del día a día sin planificar el futuro. Todos ellos han sido del mismo color político durante los últimos 36 años (los dos primeros fueron de distinto signo y gobernaron entre el 83-86), lo que puede haber contribuido ante la falta de competencia real a profundizar en el adormilamiento y esclerosis institucional. Su auténtica especialidad ha sido tirar balones fuera y echar la culpa al contrario con más o menos elegancia: al gobierno central cuando era de distinto signo o a la oposición en el caso contrario. Ha faltado y sigue faltando proyecto y capacidad de gestión para dar respuesta a los grandes problemas.

La oposición ni ha estado ni se la espera. Prueba de ello es que no ha sido capaz de articular en todos estos años un programa de actuación capaz de persuadir a los castellanos y leoneses de la superioridad de su oferta política. En las últimas elecciones han surgido iniciativas de corte cantonal que aún la segmenta más y dificulta su acceso al poder. Ha desaprovechado grandes oportunidades y todo indica que en esta legislatura va por el mismo camino, a pesar de que la situación actual del equipo de gobierno les es propicia para aprovechar su vulnerabilidad. Las primeras señales indican que están más preocupados por demostrar que son la auténtica izquierda y erosionar al gobierno y sus partidos de apoyo, que por proyectar un gobierno alternativo de futuro. No hay liderazgo ni se visualiza una alternativa programática sólida capaz de dar respuesta a los grandes problemas referidos, al menos de momento.

Castilla y León necesita algo más. Requiere de un gobierno comprometido, competente y con el suficiente respaldo técnico para diseñar e implantar un plan de actuación en el corto, medio y largo plazo que cuente con respaldo institucional y parlamentario para afrontar los siguientes desafíos: un desarrollo industrial equilibrado territorialmente con capacidad de  crear empleo de calidad y evitar que los jóvenes sigan emigrando; respuesta al problema de la despoblación con medidas efectivas que garanticen la sostenibilidad y desarrollo de las zonas más deprimidas; modernización y adaptación de la administración autonómica para mejorar su servicio público con criterios de eficiencia y sostenibilidad en el sentido más amplio.

En cuestiones estructurales hemos avanzado muy poco. Si hoy Delibes se viese en la disyuntiva de radiografiar la realidad social y económica de Castilla y León mediante uno de sus artículos es posible que siguiera reclamando más determinación y acción, y menos juegos florales, para dar a nuestra tierra el futuro que se merece.

Author: Andrés Segovia

Política provincial, autonómica y nacional

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5 Comments

  1. Un buen análisis de la situación actual. Necesitamos políticos que piensen más en lo que necesita el pueblo y menos en lo suyo. La demagogia y el populismo a este paso nos acabarán llevando a una situación como la italiana, ya que se lo están ganando a pulso. Gracias por encontrarse a primera hora de la mañana de un domingo con algo distinto lleno de sensatez.

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  2. Pues Mañueco dá poco de sí. Tudanca vale para chillar y llorar cuando pierde elecciones. Tendrían que volver Juan Bravo o El Cid. O un Adolfo Suárez en el poco tiempo que fue gobernador civil de Segovia.

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  3. Y si estuvieran dispuestos a dar un paso adelante personas capacitadas y que aún reconociendo un salario para ellos , no sea imprescindible?
    Por que haberlos hailos

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  4. Pues un poco Sí y un poco No, señor Segovia. Lo primero que hay que plantearse si de verdad tenemos líderes en nuestra política capaces de afrontar todas esas reformas estructurales. La respuesta es muy clara, solo están orientados al ciclo electoral y a mantener un nivel de ingresos que fuera de la política jamás alcanzarían. Ahí está el problema central, el liderazgo está orientado a caerle bien a Casado / Feijoo o a Pedro Sánchez por no perder la silla y entonces vale todo. El otro problema capital que tenemos es el complejo de esta tierra a tener una lealtad inmaculada a cambio de nada. Somos capaces de hacer seguidismo del presidente del gobierno de turno , tapándonos la nariz y votando en el congreso para que Catalanes, Vascos , Valencianos , Gallegos, etc..”cobren” su lealtad al estado todos los días machacando nuestros intereses pero defender nuestro derechos como comunidad eso no, eso es nacionalismo. Que poco va a tardar en aparecer un Más Castilla y León , un Juntos por Castilla y León, o un Todos, Todas y Todes por Castilla y León….

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