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Cartelera Segovia: Spotlight

spotlightfilmA diferencia de los Goya (que ha tenido un palmarés más malo que las albóndigas del Ikea) los Oscar de este año están caros con peliculones sobresalientes como El Renacido, La Gran Apuesta, Marte o la última de Spielberg, acaso las grandes favoritas. Más de relleno aparecen La Habitación, Brooklyn (que sin embargo puede ser la gran sorpresa) y Spotlight. Esta última es un contenido reportaje, un documental dramatizado, sobre la investigación que entre 2001 y 2002 se marcó el Boston Globe acerca del encubrimiento de la jerarquía católica en Massachusets de decenas de casos de pedofilia. El tema es sobradamente conocido y, desgraciadamente, de actualidad.

Es un tema muy espinoso, terreno abonado a discursos políticos, a lo escabroso, a la crítica fácil. Por eso es de quitarse el sombrero el enfoque de Thomas McCarthy, director y guionista, que muy acertadamente coloca el plano exclusivamente en la investigación periodística en sí, pasando olímpicamente de lo sentimental y escabroso (no sale ni un niño en toda la película). Y al hacerlo no solo no suaviza en lo más mínimo el criminal papel de la iglesia sino que introduce una mirada muy crítica sobre el stablishment, incluida la propia prensa, con especial denuedo también en la justicia y las capilaridades entre poder y sistema.

spothlightcartelUn dato, según un estudio de un sacerdote (que luego se secularizó) aproximadamente un 6% de los sacerdotes católicos americanos presentaban tendencias pedófilas. Hasta la histórica investigación del Boston Globe los contadísimos casos que salían a la luz pública eran enjuiciados como “manzanas podridas” que no podían eclipsar el, en líneas generales, salutífero papel de la iglesia. Lo que demostró el equipo de investigación del diario bostoniano fue que, lejos de “casos aislados” existía una considerable red pedófila inserta en la iglesia (sobre 90 sacerdotes) que contaba con un activísimo apoyo de la jerarquía, que a través de abogados sin escrúpulos, liquidaba las no tan pocas denuncias con un acuerdo privado de indemnización, con el visto bueno de la fiscalía y una cierta complicidad de los medios, que rehuían el escándalo.

Tras el acuerdo, el sacerdote era retirado a cualquier otra parroquia del estado de Massachusetts (donde el catolicismo, de la mano de inmigrantes irlandeses, italianos y polacos, es la religión mayoritaria) y no pasaba nada. Bueno, pasaba que no era raro que el pedófilo volviera a las andadas al cabo de pocos meses.

En la película se asiste en primera fila al proceso investigador, con dos vértices. Por un lado, una operación jurídica por la que el Boston Globe intenta -y consigue- sacar del secreto de sumario diferentes pruebas que han quedado enterradas. Por otro es una lenta localización de víctimas, cruce de datos para encontrar sospechosos y confrontación con el aparato jurídico-fiscal para validar estos testimonios.

No hay más. No hay persecuciones chillonas, no hay heroicos periodistas enfrentadas a una conspiración, no hay otra cosa que trabajo rutinario, llevado con tesón y el apoyo de la dirección del medio. Y otra digresión, que no queda clara en la cinta, el Boston Globe (que cuenta con 18 premios Pulitzer en la vitrina) pudo llevar a cabo la investigación porque poco antes su accionariado de carácter local se había disuelto en la  Ney York Times Company.

Realmente, partiendo de estas premisas, parece difícil armar una película entretenida y ciertamente en algunos aspectos es algo seca. Los periodistas ni siquiera hacen chiste buenos, ni tienen la aureola romántica con que suele retratarlos el cine, más bien son funcionarios tirando a cutres, eso sí, adictos al trabajo. Quizá por eso la película resulta sorprendentemente funcional. Respira tanta verdad que parece como si el el trabajo del director consistiera en evitar que el cine se le colara en la cinta. ¿Para qué? El escándalo era (y es) tan gordo que forzar la nota solo hubiera mermado la magnitud del mismo. Muy buena película, en cualquier caso.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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