Bueno, puedo decir, sin riesgo a equivocarme, que todo aquél que quiera reírse, y además reírse con ganas, no se arrepentirá de pagar su entrada por ver Malditos vecinos. ¿Recordáis esas pelis juveniles tan gamberras de los ochenta como Porkys , La revancha de los novatos o la loquísima American Pie?
Pues este film viene a ser algo por el estilo, chavalucos, humor zafio y descacharrante y hora y media de diversión asegurada. A ver, no voy a mentir, Malditos vecinos no es ninguna maravilla, ni tiene una historia original, ni tiene un gran guión, ni actuaciones memorables (además sale el ultra repelente de Zac Efron, haciendo babear a todas las titis, porque él y sus musculitos lo valen), ni un alarde técnico de alucinar; pero ¿a quién cojones le importa? La película da lo que se espera de ella, y sabiendo lo que nos depara el proyecto, no defraudará a absolutamente nadie. Es tan simple como hacer uso de los clichés del género y utilizarlos a la vieja usanza, aunque en esta ocasión utilizando un cierto detalle novedoso y es, la presencia de un componente adulto que en resumidas cuentas, tendrá el mismo comportamiento burdo de los personajes más jóvenes de la cinta, lo que la hace más desmadrada.
La película nos presenta el continuo toma y daca de una pareja ya casada, con bebé incluido, contra sus escandalosos vecinos; un grupito de adolescentes miembros de la típica hermandad americana, que organiza fiestas desmadradas a tuti plen. Así que mútuamente, unos y otros irán puteándose en una guerra desenfrenada que con toda seguridad arrancará risas a los espectadores, aunque no sea por lo exageradas que resultan, aunque tire de tretas ya utilizadas en otras comedias del estilo. Repito, es apta para cualquier espectador que pretenda pasar un rato distraído y divertido, idóneo para aquél que tenga alguna o múltiples preocupaciones; se olvidará de ellas durante hora y media, es por eso que films como éstos siguen cosechando un notable éxito en la taquilla mundial, porque sí, a pesar de estar muy manida Malditos vecinos, ya se ha convertido en un taquillazo y eso que lleva relativamente poco en pantalla.
Por mi parte siempre serán bienvenidas películas como éstas, porque aparte de hacer que me lo pase bien, me da en muchas ocasiones la sensación de que mantienen muy vivo el espíritu de films de los ochenta, década en la que al fin y al cabo, se fraguó en profundidad este subgénero tan particular que es la comedia de adolescentes salidorros. Porque no todo en la vida es comerse el coco y complicarse la existencia, ¡hombre!
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