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Ascensión a la Mujer Muerta con José Rodao, 1889 (y II)

Ascensión a la Mujer Muerta con José Rodao, 1889 (y II).

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Continuamos con el relato de la ascensión realizada al macizo de la Mujer Muerta por José Rodao, Félix Gila y Fernando González Bravo.

panorámica actual desde la falda serrana.

panorámica actual desde la falda serrana.

Rodao deja de reflexionar sobre la felicidad y continúan ascendiendo por la falda de la Mujer Muerta. Dejan entre la jara pedazos de pantalón; después de 2 horas llegan al centro de la Cancha donde:

[…] guiados por las indicaciones que desde el cerro inmediato nos hacían los pastores encontramos la fuente llamada La Deseada, que lo fue y mucho. Agua transparente y fría, colmó los ardores de la fatiga.

Canchales de la Mujer Muerta.

Siguen sudando y trepando canchales interminables, pareciéndoles coger con la mano la cúspide de la montaña, a la que nunca llegábamos.

Podemos hacernos una idea de la pedrera, libre de arbolado desde el piedemonte. En nuestros días la parte baja y media tiene varia zonas acondicionadas en terrazas con plantación de pinos.

La subida en vertical a la cumbre de la Pinareja, cabeza de la Mujer Muerta, dejando al paso la Peña del Oso, se nos antoja un verdadero desatino. Hoy día pocos montañeros la realizan, salvo que quiera darse uno la satisfacción de tocar la peña citada. Incluso con abundante nieve la subida, por la inclinación del terreno y las falsas grietas que puedan quedar tapadas entre las rocas, no es aconsejable.

Más sensato, a nuestro juicio, es cumbrear accediendo por el puerto del Pasapán o el Collado del río Peces en la vertiente norte, o por cerro Miguete y Tirobarra viniendo del puerto de la Fuenfría. Pero cada uno tiene sus predilecciones.

Panorámica desde la cumbre de la Mujer Muerta.

Por fin alcanzan la cumbre a la una y cuarto. Siete horas y quince minutos desde su partida de la estación de La LosaNavas de Riofrío. Su satisfacción no tiene ‘abuela’:

¡Cuidado que ascendimos en poco tiempo! El barómetro que a la salida de La Losa indicaba 677 mm., nos marcaba la presión de 602 en el término de la cancha ¡ni el militar de más intriga asciende tanto como nosotros en aquella ocasión!

Ya en la garganta, comienza la segunda parte del relato. Al alcanzar el lugar que les parecía de imposible acceso desde Segovia, se descubren cual exploradores que tras de larga y estéril caminata encuentran lo que era objeto de sus investigaciones.

No podemos por menos que transcribir literalmente sus impresiones ante la deliciosa perspectiva que se abre ante sus ojos. Impresiones que hemos experimentado todos los montañeros muchas veces.

Segovia entre la clara neblina, las arboledas como puntos negros, Madrid y un horizonte como de mar más allá de su vista…

¡Nos parecía estar sobre todo el mundo!
¡Allí sí que no llegaban las pequeñeces y miserias mundanas! ¡Estábamos muy por cima de todo eso! (¡Y de todo lo otro!).
Se podía decir que casi tocábamos el cielo con las manos.
Allí el viento tenía ya categoría de huracán; había ascendido también, indudablemente.
Teníamos que encasquetarnos bien nuestros sombreros que nos amenazan con echarse a volar en los insondables abismos de lo infinito.
Había momentos en los que necesitábamos cerrar los ojos, pues nos acometía el vértigo de las alturas. –A aprovecharnos- les decía yo a mis compañeros de excursión por que nunca nos veremos en posición tan elevada.
En aquellas alturas no había ni pájaros ni insectos; tan solo enormes peñascos se levantaban escuetos y pelados, como constante amenaza de los pequeños pueblecitos que en la llanura se divisaban.
Estábamos en la garganta de La mujer muerta y la nariz de la misma se la veía a medio kilómetro de distancia. Los pies a están formados por otra montaña, inmediata a las que vemos desde aquí como una a continuación de la otra.
La mujer muerta tendrá unos 6 kilómetros de longitud ¡Es lo que se dice una real moza! Desde la cabeza -Pinareja-, hasta el puerto del Pasapán -base pies- tiene aproximadamente 4 kilómetros. Señalan las cumbres que conocen: Tiene detrás de su cabeza a Siete picos, a su izquierda a Peñalara y las estribaciones del norte de la cordillera, y a la derecha las sierras de Guadarrama.
Al abrigo del viento, al socaire de dos rocas almuerzan. Para librarnos del viento, y allí como reyes y señores de aquel extenso territorio consumimos cuanto el morral contenía.

En la cumbre de la Mujer Muerta.

Llegamos al final, hay que regresar. Se dice que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, pero todo es cuestión de opiniones.

Pues bien, nuestros aventureros, que según apuntan en sus notas estuvieron atormentándose durante el almuerzo con la idea de la bajada, que no dejaba de ser peligrosa, deciden hacerla por todo el canchal, y hasta llegar al valle. Así, sin anestesia ni nada.

Tardaron 5 horas. Los trechos sin piedras, estaban alfombrados de jara quemada cuyos tallos parecían uñas de diablo enterradas.

Todo el canchal lo constituía el gneis pizarroso, perfectamente pulimentado, lo que proporcionaba más de un resbalón, sin consecuencias. El valle parecía cercano a causa de la pendiente pero ¡que si quieres!
A la derecha dejaron la ‘Peña del Oso’. Les parecía no moverse, no avanzar y con sed:

[…] burlándose de nosotros escuchábamos entre los enormes pedruscos deslizarse un arroyuelo. Aquel era el suplicio de Tántalo.

Rendidos más que cansados, llegan a La Losa. Las excursiones a la sierra, ofrecen mucho a estudiar -1-.

Peñalara al fondo desde las cumbres de la Mujer Muerta.

Comentando sobre la afición montañera dice:

[…] si fuéramos a menudo al ver, una vez en la cúspide de la montaña, que los trabajos del camino son compensados con el precioso panorama que ante nuestra vista se ofrece.

Además nos hacen ver que es barato. Y es cierto, siempre lo hemos comentado. Principalmente con buen tiempo, salir a disfrutar de la naturaleza se hace con un sencillo equipo, ligero y cómodo. Otra cosa son las grandes aventuras expedicionarias.

Pero ante todo saber retroceder cuando sea necesario. Hoy contamos con muchos Grupos y Clubes de montaña con expertos montañeros que pueden ayudar a los principiantes con sus consejos y buen hacer.

Nuestros tres intrépidos y osados paisanos indican un presupuesto de gasto:

[…] no pasó de tres pesetas por individuo… y un par de botas.

Recomendación final de José Rodao:

Yo aconsejo a los lectores que vayan a la mujer muerta y si quieren que alguno, conocedor de aquel terreno, les acompañe avisen a Gila o al señor González, pero lo que es a mí ¡un demonio!

Esta acotación final (nota -1- del escrito) le contradicen de sus últimas palabras, seguro que escritas en la ofuscación de las agujetas:

Ya estamos haciendo los preparativos para otra a Peñalara, se admiten alpinistas.

 

Un nicho en el cementerio de Segovia.

José Rodao descansa en paz en el cementerio de Segovia. Hace dos décadas, a modo de reivindicación, no sé si de su personalidad o del respetuoso recuerdo a su persona, escribí un artículo titulado: “Patio segundo, galería primera, nicho 71. Perpetuo”.

Nuestro recordado fotógrafo ‘coli’, Fernando Peñalosa, me acompaño a realizar unas fotos para ‘iluminar’ el escrito que se reproduce:

Artículo publicado el 26 de septiembre de 1994.

(Artículo publicado el 26 de septiembre de 1994. El pie de foto está equivocado, el autor de los azulejos es don Juan Zuloaga Estringana, como es natural)

Cantalejo y Segovia. Alfa y Omega de Rodao.

Cantalejo y Segovia. Alfa y Omega de Rodao.

Author: Juan Pedro Velasco Sayago

Blog de montañismo y excursionismo sobre el Guadarrama, a cargo de Juan Pedro Velasco Sayago. (Coordina el Blog 'Retrosegovia', publicando temas relacionados con la tarjeta postal ilustrada de Segovia).

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