Posted By Redacción on 1, Feb, 2018
Otra vez tensión en el Acueducto de Segovia, aunque esta vez ha terminado bien. “Ha habido situaciones muy chungas”, explicaba muy emocionado uno de los bomberos de Segovia que participó en el rescate junto a otro compañero subiendo hasta lo más alto del monumento en la cesta de la autoescala de bomberos.
Sobre las 17.00 horas del 1 de febrero un hombre de mediana edad ha burlado las vallas de protección del Acueducto, en su parte más elevada en la plaza del Azoguejo. Completamente erguido en un borde del canal superior del monumento, el hombre amenazaba con tirarse. Efectivos de los bomberos, así como negociadores de la Policía y servicios sanitarios de emergencia, se desplegaron rápidamente en la zona intentando persuadir al hombre, primero megáfono en mano, de que se retirase. Las condiciones metereológicas eran muy adversas, con agua-nieve y viento, por lo que cabía un riesgo cierto de que que el episodio terminase trágicamente.
Cientos de curiosos móvil en ristre seguían la tensa y angustiosa escena en tanto los bomberos instalaban un perímetro de seguridad y elevaban la escala-grúa desde la que parlamentar con el hombre. Se trata de un varón de unos cuarenta años de edad, bien abrigado con anorak azul y gorro oscuro y que no daba especiales muestras de nerviosismo o alteración visible. Durante más de media hora ha permanecido quieto, suspendido al borde del Acueducto y con la mirada fija en el suelo.
Con la llegada de la plataforma de los bomberos, que en todo momento han estado en contacto con psicólogos y negociadores de la policía, el hombre intentó alejarse del operativo de rescate, adentrándose por el canal del Acueducto en dirección a la Plaza Día Sanz. Los dos bomberos de la plataforma, sin embargo, han conseguido tranquilizarle. El hombre se ha puesto entonces a fumar abriéndose a conversar con el equipo de rescate y un largo rato después, sobre las 18.30 horas, los bomberos le han persuadido para subir a la plataforma de la autoescala y descender al suelo, donde los psicólogos se han hecho cargo de él.
Momento entonces para descargar la enorme tensión vivida por el equipo de rescate. “Ha sido muy difícil. Pero cuando toca hay que hacerlo”, comentaba el jefe de los bomberos de Segovia, mientras junto con otros compañeros y la alcaldesa de Segovia, presente a lo largo del rescate, animaba a uno de los profesionales, que no pudo contener las lágrimas de emoción cuando concluyó el suceso. “Estás ahí cuando cumples tu deber pero cuando ves a la persona que está enfrente, también empatizas con él, plantea sus problemáticas y sabes que no es fácil. Entonces si te toca la patata”, explicaba el profesional que se identificó sólo con su nombre de pila: Nacho.
“Cuando hemos subido, el hombre estaba bastante inestable y hemos tratado poco a poco de ganarnos su confianza. Estaba muy nervioso pero al final hemos logrado bajarle”, comentaban los bomberos que reconocían que “ha habido momentos chungos pero al final ha bajado así qué guay”, comentaba Nacho. “No lo teníamos nada claro hasta que al final se ha venido abajo, le hemos hablado de sus hijos y ahí ha sido cuando ha doblado y ha accedió a entrar en la cesta”, remarcaba su compañero, Jesús.
Cabe recordar que el Acueducto, en su tramo central, con casi 30 metros de altura, es un escenario no habitual pero tampoco infrecuente en este tipo de sucesos, donde los afectados, habitualmente con duras problemáticas vitales y psicológicas, buscan la enorme visibilidad del entorno como llamada de atención frente a situaciones desesperadas. Los últimos casos se remontan a 2014 y 2015, en ambas ocasiones protagonizados por personas con problemas piscológicos, que igualmente fueron convencidos por los negociadores de la policía para retirarse por sus propios medios. No siempre ha sido así. Hace quince años, una pareja terminó lanzándose al vacío desde el mismo punto del monumento.

Author: Redacción
Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.
10 Comments
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1 febrero, 2018
¿Autoescuela? Tiene bemoles…
¿No será autoescala?
En fin… que los escritos se deben revisar antes de publicarlos si no queremos meter la gamba.
Ahora vendrá el listo de turno a llamarme académico de la R.A.E. y a justificar la metedura de pata.
1 febrero, 2018
No. No le llamaremos nada. Le agradecemos el aviso, lo corregimos y procuraremos no equivocarnos de nuevo, aunque es fácil que no lo consigamos. Gracias por su colaboración.
2 febrero, 2018
Pido disculpas a la redacción. He leído mal su mensaje y por tanto lo he interpretado mal dando lugar a dos respuestas inadecuadas por mi parte. (Si quieren borrarlas me parecerá correcto.)
Ahora soy yo el que ha metido la pata.
1 febrero, 2018
Cuando se escribe a la carrera, sobre la noticia y al momento suele ocurrir, incluso a veces, el corrector automático puede hacer de las suyas. Pero hacer de eso una especie de ‘pecado mortal periodístico’, como parece dar a entender el académico ‘Alberto’ (yo sí uso el humor), me parece una salida del tiesto de posible periodista resentido.
2 febrero, 2018
Ja ja ja…
2 febrero, 2018
No tienen que llamarme nada.
Corrijan el error y revisen los textos más despacio.
Algunos periodistas no saben aceptar los errores. A veces errores de bulto, como el que nos ocupa.
Escriban más despacio y revisen antes de publicar. Un buen profesional así debiera hacerlo.
2 febrero, 2018
Alfonso: en cuanto a lo de académico sí… lleva usted razón, soy académico de Misco.
Menos soberbia y más precisión es lo que hace falta en el periodismo.
2 febrero, 2018
Alberto, estás muy nervioso. Tómate una tila.
Por cierto: los puntos suspensivos los puedes sustituir por ;
Sólo deben usarse como fin de una enumeración de términos y la siguiente palabra debe comenzar por mayúsculas.
¡Ah! Y abusas demasiado de ellos. Salu2. 😉
2 febrero, 2018
Menudo lío…
He pedido disculpas a la redacción porque he interpretado mal su respuesta, ha salido publicado más arriba de donde pensaba.
Espero que esta respuesta salga al final de los comentarios.
Lo dicho, he interpretado mal su mensaje, pido disculpas.
2 febrero, 2018
¿¡Soberbia!? ¿profesionalidad?, por errar una palabra que hasta la cambia un simple corrector y en el texto no tiene la menor importancia. ¡Uy! huele raro el comentario, como indica ‘Alfonso’, rezuma algo de animadversión hacia el redactor de este digital. Para mí que la Academia ‘Misco’ es la de la mala educación y pinchar por pinchar.