Julio Martín se ha convertido esta mañana de Navidad en el ganador de la Carrera del Pavo, la prueba ciclista sin cadena que este año cumple 81 años, un trofeo que logra por sexto año consecutivo, aunque en esta ocasión, con fuerte resistencia de sus rivales.
Más de un centenar de corredores se han inscrito en esta competición en la que un numerosos público llenaba el Azoguejo y la calle Real para ver las evoluciones de los ciclistas. Aunque la mayoría de ellos no pasaba de la Casa de los Picos, en la primera manga, ocho de ellos llegaron a coronar la ascensión hasta la plaza de Adolfo Suárez por lo que hubo que hacer dos semifinales y una final en la que cuatro corredores se disputaron los trofeos: un pavo, un pollo y un pato.
En la final, el veterano, abonado a las victorias en los últimos seis años, Julio Martín, fue el primero en llegar a la puerta de la subdelegación del Gobierno, seguido de Rafael Sanz, Daniel Torres —que ya fue segundo el año pasado— y Miguel Martín, que se fundieron en un abrazo al final extenuados por el esfuerzo.
La carrera se disputo con una alta, aunque discreta presencia policial en todo el recorrido, con el refuerzo de agentes fruto de las recomendaciones de interior en prevención de atentados terroristas, mientras que los vehículos policiales y furgonetas se situaron estratégicamente en todos los accesos a la zona donde se concentraba el público para bloquear el paso. No s eregistró ningún incidente durante la prueba.
“Que los ciclistas no usen cascos y disfruten”
Uno de los participantes habituales en esta competición lúdica ha sido el exprofesional y comentarista deportivo, Pedro Delgado, cuyo resultado fue más bien discreto —sólo logró ascender algunos metros de la calle Real— pero que colaboró una vez más al espíritu festivo de la carrera.
Delgado tuvo tiempo para hacer recomendaciones a los ciclistas aficionados “que son cada vez más” para advertir que el uso del casco es imprescindible y recomendar que cuando se practique este deporte por carretera no se usen cascos con música. “Además de estar prohibido, el oído es una de las mejores armas de un ciclista, que puede oír los coches y reaccionar ante situaciones inesperadas que no ve”, señaló el segoviano. “Que disfruten de su afición y salgan a pasarlo bien porque el uso lúdico de la bicicleta no es para ganar nada, sino para disfrutar”, subrayó.
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