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Somos lo que leemos

Parte de la biblioteca de mi madre María Jesús

Dicen que somos lo que leemos. Los libros que elegimos, las historias que nos conmueven y los personajes que dejamos que habiten en nuestra memoria reflejan, de alguna manera, quiénes somos. En mi caso, ese vínculo se ha convertido en un legado muy personal: el de mi madre, María Jesús, quien ha ido construyendo durante décadas una biblioteca que cuenta con más de un centenar de libros. Esa biblioteca, que antaño fue la habitación de mi hermano mayor, se ha transformado con el tiempo en un espacio de descubrimiento, y aunque inconclusa, contiene muchos fragmentos de su alma y que visito cada vez que paso por su casa.

El acto de compartir libros entre generaciones es, tal vez, una de las herencias más íntimas y significativas que existen. No importa si es un tomo desgastado de Ken Follet, una novela romántica de Megan Maxwell o la colección completa de El Clan del Oso Cavernario. Cada elección cuenta algo sobre quien la hizo, sobre sus sueños y gustos particulares. En cada volumen se esconde una historia dentro de otra historia: la del autor y la del lector que lo eligió. Así como yo entiendo a mi madre a través de sus libros, estoy seguro de que algún día mis propias elecciones literarias contarán una parte de mi historia para mi hija Lucía. Quizá, entre mis libros, encuentre claves sobre las etapas de mi vida: mis obsesiones, mis momentos de curiosidad infinita y mis ratos de consuelo.

En un mundo digital donde los recuerdos muchas veces se diluyen en publicaciones efímeras, los libros permanecen. Son testigos silenciosos de nuestras pasiones y miedos, de los momentos en los que buscamos respuestas o simplemente quisimos evadirnos de la realidad.

Así que, cuando pienso en este “legado de novelas” que en un futuro (espero muy lejano) me dejará mi madre, no lo veo solo como una pila de papel. Lo veo como una conversación infinita, como un puente entre nuestras almas. Al final, los libros que leemos no solo nos definen a nosotros, sino que también tienen el poder de conectarnos con quienes más queremos.

Si alguna vez dudas sobre alguien, fíjate en lo que lee. Tal vez descubras que las historias que habitan en sus manos son, en realidad, un reflejo de su propio corazón. Y en esa introspección, es posible que también encuentres algo sobre ti mismo.


Author: Marcos Méndez

Redactor

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1 Comment

  1. Por desgracia, cada vez más esa regla se infringe. No por la consecuencia, sino porque cada vez más se lee menos, se forma s golpe de titular aunque poco o nada tenga que ver con el contenido.
    Es más cada vez se es más por lo que se ve, se consume en redes sociales, numerosas de dudosa seriedad. Esto es muy útil para quienes lanzan mensajes dirigidos a este tipo de personas carentes de pensamiento crítico y que se dejan arrastrar por lo primero que ven sin contrastar y cuestionar.
    Esto es el verdadero peligro, el del pastor y du rebaño…

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