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¿Y ahora qué?

Pedro Sánchez ha ganado las primarias del PSOE con más de un 50% de apoyo de los afiliados. Un gran triunfo que pone de manifiesto una excelente conexión con la militancia. El “relato épico” utilizado en el tiempo transcurrido desde el infausto Comité del pasado octubre hasta la celebración de las Primarias ha sido una de las claves, como refería hace unos días uno de los diputados que le ha ofrecido un apoyo incondicional en este tiempo. A partir de ahora la cuestión es conectar con la mayoría social de la ciudadanía que le pueda aupar al Gobierno de España, como lo ha hecho con las bases del partido. Las urnas siempre dan el poder, lo cual no significa que se lleve la razón. Sólo el tiempo y la forma de proceder resolverán esta incógnita.

Un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pone de manifiesto que el 50,5 por ciento de los españoles se sitúan ideológicamente entre el centro y la izquierda (21,1 por ciento centro; 13,5 centro-izquierda; 15,9 izquierda). Todos ellos son los votantes potenciales del PSOE. A la vez que un 19 por ciento de la ciudadanía coloca al PSOE en la escala ideológica del cero al 10, con un 5; un 22,6 con un 4; y un 13,8 por ciento con un 3, en la izquierda más izquierda pero aún lejos de la izquierda extrema. El vivero de votos, según estos datos, está en el centro izquierda. Simplificando, dos de cada tres votantes del PSOE están en el centro izquierda y uno en la izquierda.

¿Hacia dónde quiere llevar Sánchez al partido? Si nos atenemos a sus últimas manifestaciones, lo conduce claramente hacia la vieja posición ortodoxa de los socialistas. Un área que en estos momentos comparte con Podemos, y por el que ha sufrido en las dos últimas elecciones una importante fuga de votos. Una gran parte de los votos que dieron respaldo al PSOE en su última etapa de Gobierno huyeron en las elecciones de 2011 por el centro. Para que los socialistas puedan gobernar de nuevo tienen que conquistar una mayoría social. Eso ante todo conlleva la credibilidad y consistencia de sus políticas para dar respuesta a los problemas de los españoles en estos momentos con respeto a los principios y valores que definen la visión política del PSOE. Y ante todo con consistencia. No podemos estar dando tumbos. Venimos del centro izquierda. Prueba de ello es nuestro pacto en marzo de 2016 con C’s para intentar formar Gobierno; y ahora nos vamos a posicionar en la parte opuesta. No se entendería que el próximo Congreso Federal busque esta posición y en la acción de oposición, para alcanzar el Gobierno, peguemos un volantazo y nos vayamos de nuevo al centro. La consistencia es credibilidad, y la credibilidad son votos, salvo que la dirección elegida no sea factible con las restricciones de país.

El otro factor que en la acción política se considera determinante para el éxito de un partido es la unidad. Sin cohesión interna y con ruido de sables es muy difícil adquirir la confianza de los ciudadanos. No va a ser fácil. Lo hemos visto este último fin de semana con los famosos “congresillos” en diferentes provincias de España, y también en Segovia. Venimos de una situación difícil y tensa, y en general se palpa en la militancia el hartazgo de la pelea insustancial y la necesidad de ir todos juntos para que el PSOE recupere la fortaleza que tuvo. Pero hay muchos militantes, como pasa en otros partidos de derechas e izquierdas, que sólo entienden de sus posicionamientos e intereses personales. Las últimas elecciones primarias debieran haber marcado el punto de inflexión. Me temo que tardará en llegar. Los próximos congresos regionales y provinciales pueden permitir a algunos saldar sus cuentas con los dirigentes, pero la prueba de fuego serán las próximas elecciones municipales y autonómicas, y sobre todo las generales. Ese debiera constituir el núcleo mollar del debate junto con la armonía interna. Hoy más que nunca se requiere de líderes sólidos y con experiencia. De lo contrario puede ir todo a peor.

La unidad requiere ante todo lealtad. Pero la lealtad no es sumisión ni oportunismo para optimizar las posiciones de poder personal. Conlleva trasladar lo que se piensa y aceptar el designio de las mayorías. Es el líder quien ha de garantizar la diversidad y el equilibrio intergeneracional, a la vez que facilitar la participación de todos. Si alguien piensa en el PSOE que en este proceso que acaba de concluir hay vencedores y vencidos está equivocado. Y mucho más si se opta por un ajuste de cuentas y no se rectifican los errores del pasado.

Otro problema que hará muy difícil la gestión del día a día es la demonización que inconscientemente se ha hecho de la dirección. En algún momento el conflicto épico parecía articularse como “bases frente aparato“. El empoderamiento de la militancia es bueno y necesario, pero una dirección fuerte, persuasiva y respetada también. Ambas cosas son compatibles. De lo contrario reinará la anarquía y el descrédito al exterior. Los efectos de este dislate también se han visto estos días. Es necesario corregirlo rápidamente. Sus efectos pueden ser devastadores. La hoja de ruta no va a ser fácil, pero tampoco imposible. Pedro tiene que hilar más fino que nunca si quiere llegar a La Moncloa. Ahora ya no tiene resistencias, aunque los contrapesos son imprescindibles para corregir los posibles excesos.

Author: Opinion

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6 Comments

  1. Estimado Sr Peñas,
    Puesto que ha encabezado la candidatura de Sánchez en nuestra provincia, me dirijo a usted para rogarle encarecidamente que ponga “orden” en el grupo socialista segoviano, dado que la sensación que tenemos los votantes del partido es que puede acabar siendo dirijido por cainitas y personas de ética laxa. Salud

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    • Cuenta con eso último, Peñita.
      Sería importante que alguien nos contara el número de afiliados que se han dado de baja en la Provincia, desde la “victoria” de ZPedroNoNo.

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  2. ¿Y ahora que, Sr. Gordo?
    Pues que la avería que tenéis es seria. No me gusta nada la orina del enfermo.

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    • Hágase mirar la próstata, y la viga 😉 , del PP. Las consignas-Calimocho hace muchos estragos en la salud 😉

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  3. Dada la posición del señor Gordo, compañero mío por ser ingeniero industrial, tiene que ser muy incomoda, por lo que yo le acosejaría que dimitiese de todas sus prebendas en el partido socialista y se retirara a su pueblo natal San García dedicándose a sestear o contar nubes al igual que Zapatero.
    De paso me gustaría saber por qué fulmino al anterior alcalde Pedro Arahuetes, ya que es un misterio su tirada de toalla, porque una semana antes había dicho que él no quería ser otra cosa más que Alcalde de Segovia.

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    • Dudo mucho, señor Salcedo (con mis reservas y respetando su opinión, por supuesto) que el señor Gordo tuviera algo que ver en la decisión del señor Arahuetes. Quizá algún día… pero vamos que la ’empresa’ sabrá, al fin y al cabo era un contratado. De socialista (incluso podríamos decir que de progresista) más bien nada, salvo para su peculiar idea urbanística de la ciudad. Eso sí de ordeno y mando, personalismo y absolutismo sin réplica alguna: sobrao!!!

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