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Una del mundial

Me había prometido a mi mismo que no escribiría una línea sobre el Mundial de Fútbol de Catar. No me gusta sumarme a la corriente esa de que cada uno lleva un entrenador en su interior y además, necesita expresarlo. No estoy cualificado para eso y de hecho, me perdí en el nombre de las distintas posiciones de los jugadores en el campo el día aquel en el que las alineaciones dejaron de corresponder a los dorsales del 1 al 11.

Lo confieso: me he visto un montón de partidos por internet a través de la televisión pública argentina, así que estoy empapado en ese castellano tan especial de aquellos americanos —me flipa la expresión “defensa mentiroso”, aunque hay muchas más que me han hecho invertir tiempo pensando sobre el lenguaje y su evolución— y también de la pasión con la que viven el fútbol.

Deberían causarme simpatía y de hecho lo hacían hasta que vi a un equipo que ganó un partido de cuartos a penaltis —no me gusta nada esa lotería— burlarse en bloque, en su cara y con gestos, de los jugadores derrotados holandeses . Hasta que vi a Mesi llamar bobo a un rival ante los micrófonos… Son gente a la que mira el mundo entero y niños que buscan su referente y padres que quieren que sus niños sean como ellos… ¿Nos pueden extrañar, con estos referentes, esas peleas a puñetazos de padres de niños de 10 años en un partido de infantil?

Querido Leo: Creo que eres uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol en toda su historia, pero deseo, de corazón, que el bueno de Luka Modric —la antítesis, el señorío, la deportividad— se acerque a ti tras el partido del próximo martes para consolarte y confirmar que acabas tu carrera sin poner en la lista de triunfos un Mundial después de que Croacia se imponga en la semifinal y te mande a casa mientras lloriqueas por el arbitraje. Te me has caído, muchacho.

Hala, ya he soltado mi apuesta para el primer finalista que además no me disgustaría nada de nada que acabara ganando la competición. La que viene por el otro lado me resulta más complicada, que son el vecino del norte y el vecino del sur con los que los españoles, por supuesto, tenemos una larga lista de afrentas, algunas de las cuales ni sabemos de donde vienen y otras ni nos acordamos. Lo que es seguro es que son muy graves.

Están los marroquíes, que además de ser responsables en buena parte del mantenimiento de la curva demográfica en España y de Europa, vamos, que son parte de nosotros, en lo futbolístico son la representación más clara que se me ocurre del cholismo y siendo atlético de corazón, como soy, debería apoyar ese juego. Pero es que cada vez soy menos cholista y me aburre ese tipo de fútbol. Ahora bien, a los de Marruecos les está funcionando y en esto de los torneos también hay que saber aprovechar las fortalezas que tiene cada uno para superar las carencias y eso, lo están bordando. Tienen mi simpatía pese a haber echado a España y su anodino plantel de jugadores sin espíritu ni ambición y echo en la balanza de lo favorable el hecho de que ya va tocando que un equipo africano se lleve este torneo de una vez.

Lo de Francia es otro cantar. Para mi, el mejor equipo, de largo, de este mundial. De esos que crean afición y que generan entusiasmo cuando lo hacen bien, que es casi siempre. ¿Qué pasa? Pues que son los franceses, que es muy difícil para un español de a pie desearle parabienes al vecino de arriba y que dos mundiales seguidos me parece a mi que puede poner muy gallitos a estos galos. Pero es que son muy buenos y si el deporte fuera siempre justo no haría falta llegar al próximo domingo y ya se podría entregar la copa al grito de Ale le bleu. Vecinos, tengo el corazón partío.

De lo de que Catar organizara este Mundial, de las compras de voluntades, de los jeques comprando equipos y regalando dádivas y bolsas de dinero, de la hipocresía de la defensa de boquilla que hacemos los europeos de los derechos humanos y lo fácil que es hacernos cerrar los ojos con unos milloncejos sobre la mesa se hablará con fuerza y mucha furia en las próximas semanas. Incluso se pondrán algunas cabezas en las picotas —mire ¡la vicepresidenta de la eurocámara!— y nos indignaremos muchísimo. Claro, que para entonces ya se habrá disputado el torneo, habrá fluido la pasta y la federación, los jeques y algunos políticos ya habrán hecho reparto.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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2 Comments

  1. ¿ Que es un defensa mentiroso? Diputados mentirosos si conocemos alguno cerca..pero defensa mentiroso no sabemos que es

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