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Sánchez no gobierna para usted

Y no se molesta en disimularlo. Esta es la segunda vez que pasa en nuestra democracia y eso explica que usted, lector conservador liberal, apolítico en general, ya no hable de política con su amigo socialista.

La teoría del bien común es la telonera de la democracia, anuncia que la convivencia hay que ordenarla con criterios superiores a los de uno mismo. Luego hubo quien se pasó diciendo que la felicidad individual depende del bienestar social, hasta que los raperos confirmaron lo que Darwin sugería, que, si tiene que llorar una madre, que sea la tuya.

El bien común cae bien a todos, como Arguiñano, derechos, justicia, equidad, seguridad, condiciones para la prosperidad… A tope con eso. Lo malo empieza cuando acaba el estribillo que cantamos a coro y hay solistas que dicen que el aborto no es un derecho, que la independencia sí, que no hay derecho a la discriminación positiva y que la inmigración depende de quiénes, cuántos y dónde, que bajar impuestos sube la productividad ¿o era al revés? que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo, y que repartamos mejor los chalés, que pisos yo ya tengo dos. Ahí empiezan los partidos y las ideologías, pero, hasta ahora, todos defendían que su postura individual era por el bien común. Tan particular que tenía vocación universal y hasta pedían el voto a los de enfrente. Si lo hago por tu bien, aunque te sepa mal. Eran verdura, no lentejas. Hasta que Sánchez llegó, trastabillado por los propios que se le revolvieron como ajenos, echó cuentas de que necesitaba y juró ante el “demoni” del nacionalismo que nunca más volvería a pasar hambre, aunque eso le obligase a entregar su ideología.

El nacionalismo es un invento de los ricos del barrio para que sus pobres molesten a ricos de otro barrio. Los conservadores de Barcelona y Bilbao prefieren a la izquierda de Madrid para que el conservador español siga siendo el malo del invento.

Sánchez ha sido extorsionado con tantos dedos en cajitas que, al final, ha reconocido que el pago no está en su mano, pero el “demoni” nacionalista insiste en pedir la imposible alma prometida. Esa es su paradoja, pedir sin que le den para seguir pidiendo. Se reúnen en Perpiñán, la ciudad del exilio y las pajas de nuestros abuelos, para votar su nueva ficción porno: dejar de parasitar y volverse a victimizar. Esto a usted, español nacionalista o no, le desespera porque cree que sus impuestos salen de sus madrugones y van a pagar la deuda al “Puigdemoni”. Cree que pone la cama sin que le den las gracias si quiera.

Como decía, es la segunda vez que media España odia al Gobierno. Pasó antes con Aznar, que construyó un muro después de un puente. Llegó a la presidencia cediendo competencias a Cataluña y autorizó, incluso, contactos con el movimiento de liberación nacional vasco, sentado junto al palestino Arafat. Ese mismo año, ETA había asesinado a cuatro concejales del PP. Hablar hasta gobernar. Después vino el verdadero Aznar.


Si que Begoña Gómez mande correos desde Moncloa le desespera, recuerde que Ana Botella, alcaldesa de Madrid sin presentarse, montó su entramado académico fundacional relajada como un spa ante las catástrofes.

Si se siente ofendida por los “diputeros” sanchitas, piense en los volquetes de putas de los estanques de ranas de Aguirre y los invitados de aquella boda imperial.

Si no soporta que Sánchez tenga a un secretario de organización en la cárcel y a otro construyendo un túnel para entrar, recuerde que Aznar tuvo tres ministros y una terna de presidentes autonómicos en la trena.

Si no puede con que se pague en sobres en la sede del PSOE, acuérdese que la sede del PP fue pagada con sobres.

Si le apesta como el PSOE ha asaltado las instituciones, haga memoria de aquel amigo de pupitre de Aznar que pagaba con créditos políticos antes de pegarse un tiro sobre el capó de su Land Rover.

Si le repugna que Sánchez se meta a defender a Gaza, recuerde a Aznar defendiendo a Bush de los 250.000 muertos iraquíes.

Si le parece que estos socialistas gestionan mal, tenga en cuenta que, en el milagro económico de Rato, hoy en tercer grado, había mas paro y menos crecimiento.

Si usted cree, genuinamente, que Sánchez sería capaz de amañar unas elecciones, sepa que Aznar ya lo hizo, mintiendo a todos sobre la autoría de la matanza del 11M y sugiriendo la participación intelectual de los socialistas.

Cada vez que, señor de orden y mando, piense que este momento es insoportable porque la convivencia está envenenada, sea tan indulgente con la soberbia ajena como lo fue con la propia.

Cada vez que, usted, progresista, demócrata social, o de la izquierda perdida en general, no entienda que Sánchez sea gallina con Miriam Nogueras y gallo con Feijóo, recuerde que para que Sánchez pueda, como hizo Aznar, no depender de los nacionalistas, debería ganar mayorías con proyectos de mayorías. Las mayorías no están al servicio de las minorías ni el obrero español del patrón catalán. Hoy, día con cambio de hora, va siendo hora de que Sánchez deje de ser el solista socialista y recupere la ideología y diga prou al xantatge. Aunque suponga elecciones. Señora Nogueras, Sánchez no gobierna para usted. También es por su bien.


 

Author: Gonzalo Vázquez

Periodista

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2 Comments

  1. Este comentarista da en el clavo. Es la pura verdad. Se corona al tratar el nacionalismo.

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    • Algunos que presumen de ser de izquierdas no tienen 2 pisos como dice el articulista sino 19. Ejemplo: El Gran Wyoming.

      Muy propio de los de la izquierda: haz lo que yo diga pero no lo que yo haga.

      Wyoming: “Sí, tengo 19 inmuebles en Madrid, pero hay ricos que son buena gente” https://share.google/GIlpRlia0QyEUppm2

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