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Regenerar los partidos: una urgencia democrática

La regeneración democrática de los partidos políticos en España es hoy una necesidad ineludible. La política atraviesa una crisis de representación y legitimidad que afecta directamente a la relación entre los partidos y la ciudadanía. Es una evidencia que la desafección política va en aumento, impulsada por la creciente percepción de que los partidos priorizan la consolidación de su poder interno y la fidelidad del voto, a través de estrategias de polarización, por encima de la resolución de los problemas de la sociedad. Esta situación queda reflejada en un reciente estudio de la Fundación BBVA sobre cultura política en España, el cual señala que un 75 por ciento de los ciudadanos considera que los partidos no prestan atención a los problemas reales de la sociedad y que un 81 por ciento percibe que los políticos están más interesados en sus propios intereses que en los de la sociedad.

La desafección de la ciudadanía hacia estas organizaciones no es un fenómeno coyuntural ni una moda pasajera, sino la consecuencia de años de prácticas endogámicas que han convertido a los partidos en estructuras cerradas, más preocupadas por su propia supervivencia que por responder a las inquietudes sociales. Esta tendencia se ha agravado en los últimos años. En lugar de ser instrumentos de representación y cauces de participación, han evolucionado hacia sistemas de autoprotección donde la fidelidad al aparato y la defensa implícita de los intereses de muchos de sus integrantes pesan más que el mérito o la conexión con los problemas reales de la sociedad. En España, según los datos proporcionados por Hacienda para la desgravación de cuotas de afiliados del IRPF, hay 286.000 afiliados a las diferentes formaciones políticas, lo que representa apenas el 0,8 por ciento de los electores, muy por debajo de la alta afiliación de la Transición. Cada vez menos españoles participan activamente en política, y muchos lo hacen con un carácter instrumental, lejos de compromisos ideológicos o ciudadanos.

Este deterioro tiene su origen en un modelo de gestión partidista basado en redes clientelares que priorizan el control interno sobre la democracia y la transparencia. Las cúpulas de los partidos consolidan su poder mediante una estructura que premia la lealtad interna, mal entendida y orientada al beneficio propio, por encima de la capacidad. Esto convierte la promoción política en un proceso donde la afinidad con el líder pesa más que la preparación o la representatividad. Como resultado, las estructuras partidistas han adquirido una dinámica de funcionamiento autónomo, casi ajena al pulso ciudadano, lo que las transforma en organizaciones con una lógica propia y un fin en sí mismas,

El impacto de esta deriva es claro: el desprestigio de los partidos es creciente, la desconfianza de los ciudadanos en la política institucional alcanza niveles preocupantes, y la participación en la vida política se reduce a procesos electorales cada vez más marcados por el hastío y la resignación. Mientras tanto, los partidos continúan operando con la misma lógica interna, sin responder al desafío de la desconexión con la sociedad.

Una de las posibles vías para mejorar la gobernanza y fortalecer la conexión entre partidos y ciudadanía es separar la gestión de los órganos del partido de la actividad institucional. De este modo, los miembros de la dirección no podrán concurrir a procesos electorales ni desempeñar cargos institucionales mientras ostenten responsabilidades en la estructura del partido. Así se evitan conflictos de interés y se garantiza que las decisiones estratégicas y tácticas respondan a criterios políticos y no personales. Esta estructura permite reforzar la estrategia política de los partidos al situar en el centro de su acción al ciudadano. Además, se fortalece el capital humano, favoreciendo la selección de los más preparados en lugar de los más leales, lo que contribuiría al desarrollo de políticas públicas alejadas de las prácticas clientelares que hoy predominan en muchas organizaciones políticas. En España, algunas formaciones han implementado con éxito este modelo a lo largo del periodo democrático, obteniendo resultados constatables y generando una mayor satisfacción ciudadana.

Para regenerar la vida política y fortalecer la relación entre los partidos y la ciudadanía, es necesario avanzar hacia una democracia interna más transparente y participativa. No obstante, el cambio de cultura organizacional no es fácil en partidos cuyas prácticas viciadas tienen un fuerte arraigo y responden a una estructura de acción vertical y jerárquica, sintetizada en la frase “el que se mueva no sale en la foto”. Sin una regeneración profunda que elimine la cultura del clientelismo interno y ponga fin a la lógica del partido como un fin en sí mismo, la desafección ciudadana seguirá en aumento y el sistema democrático continuará debilitándose. De ahí la necesidad de separar la gestión del partido de la representación institucional. La pregunta ya no es si los partidos deben cambiar, sino si serán capaces de hacerlo antes de que sea demasiado tarde.


Author: Juan Luis Gordo

Juan Luis Gordo. Segoviano de izquierdas, autónomo y polifacético

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15 Comments

  1. Yo estuve afiliado al PSOE una temporadita de cuatro años. Mi visión durante ese tiempo es que la mayor parte de los apuntados tenían una participación muy pobre. El partido se limitaba a los que están en el Ayuntamiento y cobran, y a los que están en la Diputación, Valladolid y Madrid. Debate y contenido, poco o nada. Sorprende hoy escuchar a Aceves en El Norte que es el gran autocrítico, cuando ni tan siquiera admite comentarios en este medio en su blog.Hace falta tener cara…Tengo amigos en el PP, y lo que me cuentan es prácticamente lo mismo. Allí pasa todo por el gran Paco Vázquez. Tampoco hay sentido de la autocrítica y cada vez son menos, según cuentan. Me quedo con la última frase del artículo de Gordo.

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  2. Los partidos políticos como instrumentos de representación dejaron hace tiempo de tener sentido, se activan cada elección, para volver al letargo después.
    Son maquinarias que sirven al clientelismo y agencias de colocación donde no priman precisamente la apacidad y el mérito.
    Las cúpulas solo destilan servilismo, disfrazado de lealtad hacia abajo y lo de siempre el que se mueve no sale en la foto.

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  3. Lo peor de todo: que degeneran en agencias de enchufismo en instituciones públicas y empresas, latrocinio y robo de dinero público, para cuatro y sus familiares y amigotes. Que eso no lo menciona, o se le olvida, al señor Gordo. Quizás porque su partido nada de maravilla en la corrupción, la degeneración política y en el enchufe, para el que haga más la pelota al dictador.

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  4. Estoy de acuerdo con JUAN luis, ahora bien? que hacen los afiliados de base para defenestrar el fascismo interno dentro de los partidos. Los caciques de los partidos “PSO,PP” les queda cada vez
    menos tiempo para reconducir esta situación.El hartazgo de los ciudadanos acarreara consecuencias.
    Recordando a Vargas LLosa “hay que saber votar”añado y defenestrar.

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  5. Señor Juan Luis Gordo, el ejemplo de regeneración empieza por uno mismo. Por favor, Sánchez les daña. Libérense de él cuanto antes.

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    • Estoy de acuerdo con todos los comentarios, pero al del ejemplo habría que recordarle que del mismo modo Feijoo o Ayuso dañan al PP e incluso Abascal a VOX, todos van a lo mismo, solucionar su vida y la de sus allegados

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    • Me temo que Juan Luis, poco puede hacer ya en el PSOE, quiza en lo que venga despues. restos de lo que fue, como en Grecia, Francia, etc. Donde el Partido Socialista desparecio.

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      • Vengo siguiendo sus artículos los domingos, repletos de sensatez, por cierto. Responden a la forma de orientar la política del partido socialista en la época de Felipe, con sentido de Estado. La situación actual del Psoe le tiene que resultar nauseabunda. No me extrañaría que en algún momento coja las de Villadiego. Yo lo haría porque hoy el Psoe carece de principios y valores. No es de extrañar que acabe siguiendo el camino de los partidos socialistas de Francia, Grecia e Italia.

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  6. Hoy vamos a tener la oportunidad de comprobar que futuro quieren dar los asociados del PSOE a su partido. Constato que en los segovianos Aceves despierta poca ilusión e incluso rechazo. Su estilo es poco refinado e imaginativo. Si sigue al frente del PSOE ya saben lo que les espera a los socialistas. Hoy Gordo define muy bien lo que no se debe hacer en un partido: el ensimismamiento, la política clientelar y la soberbia como guía de acción, todo lo contrario de lo que hace este señor. Uno puede preparar y guisar las elecciones, más cuando no llegan a 500, pero eso no es democracia, ni autocrítica, como afirma el secretario gral del PSOE en el Norte de Castilla. Suerte para el socialismo segoviano. La van a necesitar porque les veo muy desorientados.

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  7. Se agradece un artículo tan brillante, con enfoque crítico pero aportando ideas, donde se invita a la reflexión sobre la necesaria regeneración democrática. De imprescindible lectura para los responsables políticos que sienten confusión entre partido e institución. Que tomen nota.

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  8. Teniendo buena parte de razón, resulta llamativo que ciertos políticos se vuelvan sensatos cuando salen del poder y de la estructura del partido, cuando apenas tienen influencia. Contrasta con la actitud soberbia y prepotente del recién elegido Aceves, al que no quieren ni en su pueblo.

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  9. Difícil tarea en los partidos. Recuerdan cuando Casado en el PP quiso “regenerar el partido” denunció corrupción interna, le dieron una puñalada por la espalda y pusieron de presidente de la organización a un narco. Ascender en política es pisar o mirar para otro lado cuando se pisa, por lo que muchos que suben no son buenas personas.

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  10. ¿Un narco? El líder de tu Psoe está casado con una que su papi se dedicaba a las saunas.

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  11. La política y los partidos políticos desde hace tiempo, se han convertido en una simple agencia de colocación.

    Cualquier mediocre, se afilia a las juventudes de su partido durante su estancia en la universidad, le meten en las listas de su pueblo, sale elegido y a partir de ahí a seguir escalando…

    Los políticos actuales son en su mayoría gente sin currículum profesional, sin ninguna experiencia laboral alguna, y para más “inri” sin tener donde acudir si salen de la política .

    Con ese panorama, la regeneración política es una auténtica utopía.

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  12. Creo que la lógica del artículo de opinión es difícilmente rebatible. La desafección política no solo se ha instalado de manera estable en la sociedad española, sino que se agrava entre los más jóvenes, quienes, en muchos casos —y aunque generalizar siempre sea injusto—, se informan a través de redes sociales como TikTok o Instagram, donde la superficialidad, la desinformación y la influencia emocional pesan más que la reflexión crítica. Esta tendencia pone en jaque no solo la calidad de nuestra democracia, sino también su futuro.

    La última frase del artículo, además de ser una llamada de atención clara, nos sitúa ante un dilema inquietante: ¿es ya demasiado tarde? Y, llevándolo aún más lejos, ¿cuál es la alternativa? La falta de respuesta a estas preguntas abre la puerta a escenarios peligrosos: populismos autoritarios, brechas generacionales irreconciliables o incluso un abandono cínico de la política como herramienta de transformación social.

    La desconexión entre partidos y ciudadanía no es solo una crisis institucional, sino una amenaza directa a la democracia tal y como la conocemos. La regeneración interna, la transparencia y la meritocracia no son ya recomendaciones éticas: son condiciones de supervivencia del sistema.

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