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Otones… ¿pero por qué de Benjumea?

Hay pueblos con nombres corrientes y molientes y luego están los “con personalidad”, los Escarabajosa, Matamala (y Matabuena), Basardilla, Cilleruelo… Entre estos Otones, contudente y sonoro, y que al parecer refiere a las oteros que caracterizan el paisaje. Hasta ahí, sin problemas, menos conocido es el origen del apellido, y es que a todos los efectos Otones es Otones de Benjumea.

Podría pensarse que la razón apunta a repobladores de pasado legendario (caso de Martín Miguel o Martín Muñoz), pero tampoco. El apellido le salió más recientemente, en concreto en 1928, hace “solo” 90 años.

Una efeméride que vecinos y veraneantes han celebrado estos días, con motivo de las fiestas de San Benito y semana cultural. Hasta el 28 de agosto, el centro Sociocultural acoge la muestra “El caso de Otones de Benjumea”, en la que con fotos y documentos se da cuenta del “rebautismo” del pueblo. Lo explica en su web la asociación cultural El Corralón. Para celebrarlo, también se programó un pasacalles “años 20”, entre otras actividades.

En el siglo XVIII Otones era Otones a secas, la mayoría del término era una copropiedad del obispo de Segovia y del mayorazgo de Pedro Virués, vecino de Madrid, mayorazgo que terminó en manos del marquesado de Lozoya, que también adquirió la parte episcopal, para traspasarlo a la marquesa de Aldama, quien finalmente la vendió al único lugareño con posibles, Santiago Adrados, que tenía la idea, a su vez, de venderlo a los colonos, a los habitantes del pueblo, entonces unos 300 habitantes, sobre 65 familias (hoy son 60 vecinos). Corría 1927.

Problema, no había dinero. Y aquí es donde interviene Luis Benjumea Calderón, de noble estirpe sevillana (hoy famosa por ser los fundadores de Abengoa) y a la sazón director general de Acción Social bajo la dictadura de Primo de Rivera.

La “cuestión agraria” era un tema candente en la época. El latifundismo explicaba tanto  la precariedad de millones de labradores, arrendatarios de tierras de los señoríos, como el atraso en las técnicas de cultivo o la existencia de grandes zonas improductivas. Acaso como gesto social, en 1927 se aprobó un Real Decreto que facilitaba créditos públicos a bajo interés paa la compra de los terrenos que labraban los colonos. Otones fue el primer pueblo que se apuntó a la iniciativa, fue por así decir la prueba piloto de un nuevo plan destinado a mitigar “la cuestión agraria”, y que tuvo un amplio seguimiento por parte de la prensa de la época.

Adrados informó a vecinos y alcalde de dicho Real Decreto, y tras algunas entrevistas, se concedieron los préstamos para afrontar un primer pago del 20% de las 707.000 pesetas de la época, todo un fortunón, en que se valoraron las 1.640H. El resto, acrecentado al 5% de interés anual, se iría pagando a 25 años. El término se dividió en 54 lotes, adjudicados a 52 colonos. “Aquellos que no tenían dinero para anticipar el primero de los pagos, fue ayudado en alguna medida por aquellos que podían pagar, y con ello adquirir su lote. Salvo una persona que adquirió dos, nadie quedó sin lote, salvo el cura, el maestro, alguna viuda que dependía de sus hijos, y dos vecinos que no quisieron su lote”, se lee en el artículo conmemorativo de El Corralón. El complejo proceso de distribución de lotes se llevó a cabo sin incidentes.

En agradecimiento el pueblo dedicó a los principales agentes gubernamentales sendas calles, es el caso del entonces ministro de trabajo Eduardo Aunós, el Conde de los Andes, o Andrés Garrido (director general de Agricultura). Pero fue Benjumea el que se llevó la niña bonita; agradecido por su buen hacer, el pueblo le nombró alcalde honorario y añadió su nombre al de la localidad. Desde entonces, va para 90 años, Otones de Benjumea.

Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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