Vicente Calle y Pedro Piñeiro.
La Mancomunidad de la Atalaya es el organismo participado por los cuatro municipios del alfoz de Segovia (Trescasas, La Lastrilla, San Cristóbal y Palazuelos) que actualmente gestiona los servicios de recogida de residuos y el ciclo del agua de los cuatro pueblos. La presidencia es rotatoria, cada cuatro años la mancomunidad se traslada a uno de los municipios y la tradición -que no los estatutos- establece que es el acalde o alguien del equipo de gobierno del pueblo al que le toca el que preside.
Tras las elecciones de mayo, tocaba a La Lastrilla ser la sede y, en teoría y siguiendo la costumbre, al popular Vicente Calle la presidencia. Pero la “tradición” estuvo a punto de saltar por los aires en la sesión constitutiva del pasado 27 de julio, cuando el PSOE presentó como candidato alternativo al líder de la oposición en La Lastrilla, Pedro Piñeiro.
Tras las elecciones el pleno de la Mancomunidad está conformado por 5 miembros del PSOE, 4 del PP, dos de UPyD y 1 de Defendiendo Nuestro Pueblo (independientes de Palazuelos de Eresma). Se da la circunstancia de que Piñeiro fue la única ausencia en el pleno constitutivo, pese a lo cual el PSOE le presentó como candidato. En primera votación -que exije mayoría absoluta- Vicente Calle obtuvo 5 votos (los del PP y DNP), por 4 el PSOE. UPyD se abstuvo. En segunda votación -ya condicionada a la mayoría simple- se repitió el resultado por lo que Vicente Calle fue proclamado presidente.
La ruptura de un consenso que se remonta a la constitución de la mancomunidad, en los años 80, no sentó bien al PP, que emitió un comunicado denunciando el intento de politización hasta la fecha meramente gerencial. No se cobra por presidir la mancomunidad y en la práctica se trata de gestionar las basuras y el agua. “Es un lamentable intento de politización de un organismo que ha funcionado sin ingerencias políticas. Cuando toca a un alcalde del PSOE pues le tocaba y nunca hubo problemas, sinceramente, no entendemos la postura de Piñeiro”, se quejaba Vicente Calle.
Piñeiro por su parte, reconoce que si bien por tradición siempre se ha seguido esa norma “lo cierto es que en los estatutos nada pone sobre que tenga que ser el alcalde, solo se menciona el carácter rotatorio de la localidad que alberga la mancomunidad. Por lo demás, lo que pretendíamos era reforzar la mancomunidad”, explica. Tal como indican los estatutos, el aguas y las basuras no son, a priori, el único objetivo de la Mancomunidad, que también podría tener y actualmente no tiene jurisdicción sobre protección civil, acción social y educativa y mantenimiento y reparación de vías públicas. “Tanto la basura como el agua son competencias privatizadas, por lo que poca política se puede hacer ahí. Nuestra idea era poner orden en eso y analizar servicios en los otros campos en los que actualmente no se hace nada”, indica Piñeiro.
Sea como sea el PSOE no parece haberse empleado a fondo por la presidencia de la mancomunidad, y al final, la cuestión ha quedado en un toque de atención del grupo con más representación en el pleno. La propia ausencia de Piñeiro, que él mismo excusa señalando que con su voto tampoco el PSOE podría haber alcanzado mayoría, y la indefinición de UPyD, ha facilitado que, un año más, la tradición se cumpla.
Sin embargo en el PP no están para nada satisfechos. “Es un mal precedente, poner a un miembro de la oposición a gestionar agua, basura y hasta protección civil, contra otro alcalde sería una dificultad añadida difícil de gestionar. Parece mentira que el PSOE no lo entienda”, se quejaba un alcalde.
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