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Los desafíos de la gestión sanitaria

Una manifestación por la Sanidad celebrada en Segovia. Foto: José Luis Mayoral.

Los presidentes de Castilla y León y de la Comunidad de Madrid acaban de anunciarnos un nuevo protocolo de colaboración por el que los segovianos de las zonas básicas de salud de El Espinar, Villacastín, Navafría y Riaza podrán beneficiarse de las especialidades ofrecidas en el Hospital de Majadahonda salvo la zona de Riaza que tendrá como referencia el Hospital La Paz; a cambio, todos los madrileños que dispongan de una segunda residencia en Castilla y León podrán beneficiarse de todas las prestaciones ofrecidas por el SACYL. El resto de la población perteneciente mayoritariamente a otras zonas de salud de la provincia tendrá que seguir desplazándose a los centros de referencia de León, Burgos, Salamanca o Valladolid, en el mejor de los casos, para el tratamiento de determinadas patologías. La movilidad hacia estos puntos de asistencia es muy difícil para la mayoría de los segovianos que tienen una mejor comunicación con Madrid, a la vez que una mayor confianza en su sistema sanitario. Siempre les supone una incomodidad y un sobrecoste. Es urgente promover una solución estructural que permita facilitar el acceso a los servicios sanitarios eliminando las barreras políticas. Exactamente lo mismo que ha ofrecido el presidente de la Junta a los madrileños que tienen su segunda residencia. El acuerdo, aunque sea bienvenido, es insuficiente y requiere resolver este problema que lleva enquistado muchos años. En términos económicos se pueden resolver por una simple facturación de servicios entre las dos comunidades autónomas.

La gestión sanitaria parece estar más centrada en los temas administrativos que en la garantía de una prestación de calidad a los ciudadanos. La manifestación del pasado día 13 de noviembre en Madrid por el mal funcionamiento de la Atención Primaria, con la asistencia según los organizadores de 600.000 personas, es la mejor prueba del deterioro del sistema sanitario. Se da la circunstancia de que el servicio madrileño de salud cuenta con los recursos más especializados y los mejores dispositivos sanitarios. Una paradoja que no deja exenta de vulnerabilidad al resto, incluido nuestro SACYL, muy por debajo de los estándares de calidad y servicio del que disponen los madrileños. Los profesionales sanitarios reclaman una atención más personalizada, con más tiempo disponible para la atención y seguimiento de pacientes; más medios y unas condiciones laborales menos precarias y con estabilidad profesional. La tasa de temporalidad tanto en médicos en enfermería es muy alta. Lo que ocurre en Madrid es trasladable a Castilla y León y otras comunidades en las que en estos días se han convocado huelgas de protesta: Extremadura y Cantabria.  

El modelo de Atención Primaria estructurado en torno a profesionales multidisciplinares que prestan sus servicios en centros de salud y consultorios tiene sus luces y sombras. Sus detractores se quejan de la baja capacidad de resolución.  Es indudable que la capacitación de los facultativos sanitarios y el trabajo en equipo ha hecho posible una atención sanitaria de una calidad muy superior a la que ofrecían los médicos de pueblo o de los ambulatorios en la etapa previa al nuevo modelo sanitario. Se trata de un modelo caro, muy caro, que está muy lejos de ofrecer los servicios de promoción, prevención, educación sanitaria y cercanía que persigue su finalidad; si bien es la solución menos mala, lejos de un sistema de pura elección liberal. El problema se complica cuando confluyen la falta de profesionales sanitarios con una población muy envejecida y dispersa, como es el caso de Segovia con 16 centros de salud y 280 consultorios que atienden a 330 núcleos de población. Los déficits de movilidad en el transporte complican aún más la accesibilidad al sistema sanitario en los centros comarcales o la ciudad; o las dificultades para acercar los servicios sanitarios al domicilio en núcleos rurales muy pequeños. Nos encontramos pues ante un problema estructural de más difícil respuesta del que pueda requerir Madrid. No es una cuestión de presupuesto, que pudiera llegar a ser, Castilla y León dedicará en 2023 el 34 por ciento de su presupuesto anual a sanidad: 2.000 euros por persona al año, una cantidad nada deseable. La cuestión sustantiva es cómo se organiza y gestiona la prestación de la asistencia sanitaria en nuestra comunidad.

El mayor problema de la sanidad en este momento es su precariedad laboral y el déficit de recursos especializados. Se corre el riesgo de no garantizar el recambio generacional en diferentes especialidades en los próximos años ante el desequilibrio de la pirámide etaria en las diferentes especialidades médicas. Un error de planificación enorme. Castilla y León tienen intención de iniciar en 2023 la estabilidad de 5.400 profesionales de todas las categorías profesionales. Un problema también común a otros servicios de salud que se manifiesta de forma periódica ante la falta de adecuación de los sistemas de selección y la falta de adecuación de la naturaleza cuasi funcionarial a las necesidades del desempeño de los diferentes puestos de trabajo. Es el momento de laboralizar y aplicar un sistema sencillo de asignación de plazas como puede ser un concurso abierto y permanente compatible con los principios constitucionales de selección y provisión. La continuidad asistencial lo agradecerá y los profesionales sanitarios también. El marco para la solución es una ley autonómica fruto de un pacto en el Consejo Interterterritorial de Salud, en el que en algún momento se han dado los primeros pasos.

El otro gran problema tanto de la Atención Primaria como Especializada es la gestión. Sus centros asistenciales gozan de una alta complejidad. Son los servicios públicos que más recursos presupuestarios, humanos y medios tecnológicos ponen en juego con un marco administrativo muy rígido. Tanto a nivel de los servicios centrales orientados a la planificación como en la gestión de hospitales y centros de salud se requieren profesionales acreditados que garanticen una toma de decisiones eficientes y permitan abordar con garantías de éxito la complejidad de servicios esenciales y altamente valorados por la población. No es de recibo que la oferta de especialistas y otros profesionales sanitarios para el conjunto del sistema sanitario no esté garantizada. Un especialista, en algunos casos, tarda en formarse de 10 a 12 años. Las decisiones de planificación tienen que ir por delante, y no pueden responder en ningún caso a la presión de grupos corporativos con intereses ajenos al interés general. El otro factor determinante de gestión sanitaria es la toma de decisiones y su evaluación. Tanto la Atención Primaria como la Especializada son en estos momentos una prolongación del actual sistema administrativo a pesar de que la gestión de estos centros no tiene nada que ver con el cariz de la Administración. Se requiere un nuevo marco, y en cualquier caso un Órgano de Gobierno constituido por profesionales multidisciplinares responsable y retribuidos que evalúe de forma continua la gestión y permita la designación y destitución de los equipos directivos sobre una base de acreditación técnica.

El descontento que ha puesto de manifiesto la concentración de protesta de Madrid sobre la organización y gestión de su servicio de salud es susceptible de trasladarse al resto del sistema de salud. Es el momento de hacer frente a los grandes desafíos de gestión que presenta la sanidad española. Vamos tarde.

Author: Andrés Segovia

Política provincial, autonómica y nacional

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2 Comments

  1. Excelente reflexión. Gracias Sr. Segovia a ver si le hacen caso. Lo dudo.

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  2. Soy de un pueblo cerca de Segovia y me he tirado quince días con mi hijo ingresado en León por un tema de columna. LLegar a León me cuesta no sólo dinero si no todo el tiempo del mundo, mucho más con el negocio que tengo que hemos de estar mi marido y yo en el pueblo de continuo para atender al ganado. Una vergüenza porque además pedí ir a Madrid que lo tengo a 80 kilómetros y no me lo permitieron. No es de recibo que muchos segovianos tengamos que ir a León a los temas de columna, o a Burgos a la cirugía de mano cuando Madrid está al lado y hay medios de trasporte. Esto es lo que tenían que denunciar los políticos y buscar solución de una vez por todas, y no las chorradas continuas del Aceves y compañía.

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