El 8 de diciembre de 1968 abría sus puertas la estación de esquí de La Pinilla. “Un telesilla y tres telearrastres”, explica el concejal de Cerezo de Arriba, Leopoldo García. Las obras empezaron unos dos años antes y el 2 de junio de 1968 se procedía a la ceremonia de inauguración de la primera piedra, en rigor, una losa indicativa del inicio de la construcción del telesillas. 50 años después, con el actual alcalde al frente, Juan Antonio Gómez, la localidad en cuyo término municipal se ubica la estación, el consistorio ha querido celebrar la efeméride con un pequeño acto invitando a los alcaldes aún vivos, Féliz Pérez, Vicente García, Pilar Manzanares, Pedro Rojo, y el propio Juan Antonio Gómez.
“Lo que pretendemos es que sirva de aldabonazo para festejar la efeméride y recordar el papel clave que tiene la estación en la comarca”, cuenta García.
Una historia que se remonta al año 1956, cuando un grupo de aficionados a la montaña empezó a recorrer esta parte del Guadarrama buscando buenos emplazamientos para el esquí. Entre ellos estaba el empresario químico José Pirinoli, un italiano afincado en España. “No era de aquí, dicen que viajaba frecuentemente al Norte”. Poco a poco el proyecto fue fraguando en la cabeza de este emprendedor que mediados los 60 compra los terrenos y se lanza con capital propio a montar la estación.
Pirinoli compró los terrenos, instaló unos pocos remontes y levantó una urbanización en su entorno que dio trabajo a unas 40 personas del pueblo en sus inicios. Tenía grandes proyectos: un hotel en el Gran Plató -en la cota 1800- zona residencial de chalets, campo de golf, pero el alto coste y la falta de inversores arruinaron su sueño. Eso no quita para la estación, ya en sus inicios, viviera momentos históricos, como un copa de Europa celebrada en 1975, que inspiró el reportaje conservado por Filmoteca Nacional que abre este reportaje.
Ahora mismo la estación cuenta con unas 540 viviendas, repartidas en 10 comunidades distintas. También tiene doce locales comerciales en la base de la estación, entre los que hay bares y alquileres de material deportivo. Además existe un hostal y un albergue.
Tras la etapa de José Pirinoli, la estación estuvo gestionada por la Caja de Ahorros de Segovia, la Diputación de Segovia, Junta de Castilla y León, y Bankunión. En esa época fue cuando se instaló todo el sistema de nieve artificial que existe actualmente, y que ha permitido salvar temporadas, especialmente en las últimas dos decadas, marcadas por las irregulares precipitaciones. El año 2000, sin embargo, fue un ejercicio negro para la estación ya que, a pesar de la nieve caída, La Pinilla no abrió sus puertas, lo que hizo temer lo peor a todo el mundo. Los antiguos alcaldes recuerdan que, pese a ello, no se despidió a nadie de su puesto de trabajo y los empleados siguieron cobrando sus nóminas.
Al año siguiente la estación, o su forma societaria, La Pinilla SA, pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Riaza. Entre 2003 y 2010 el complejo atravesó una buena etapa. Se modernizó la estación, lo que revalorizó de forma importante el valor de los apartamentos, y las temporadas de esquí eran cada vez más productivas logrando récord de esquiadores y venta de forfaits. Además se creó el Bike Park (circuitos de bicicletas de montaña) que permite a la estación incrementar su actividad y afluencia de público durante gran parte del año, una vez terminada la temporada de esquí.
Con su apuesta por el esquí durante el invierno y el mountain bike el resto del año, parece que La Pinilla ha encontrado su fórmula para consolidar la estación entre las preferencias de ocio de los aficionados a la montaña. Además se ha construido un parque multiaventura con pasarelas y tirolinas dentro del barrio de La Pinilla. Su cercanía a Madrid, Valladolid, Burgos y Soria (a poco más de una hora de distancia), y a otros enclaves turísticos de la zona (Segovia, Pedraza, Sepúlveda o Riaza) convierten a la estación en el destino ideal para todos los amantes de la vida sana, el deporte y la gastronomía. La temporada 2017, con abundante nieve, ha sido también altamente positiva. “Dicen los más viejos que desde 1973 que no había tanta nieve aquí”, concluye Leopoldo García.
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