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La inteligencia artificial

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con la sociedad. Por ejemplo, a través de chat.openai.com, una versión básica de IA, es posible redactar contenido, resolver exámenes, elaborar informes y preparar presentaciones en PowerPoint. Además, la IA puede mantener conversaciones interactivas y ofrecer asesoramiento en diversos temas. Los asistentes virtuales como Siri, Google Assistant, o Alexa se han convertido en compañeros habituales en nuestros dispositivos móviles y hogares. Incluso, con solo proporcionarle una descripción o un enunciado, la IA puede generar contenido con una precisión sorprendente. Esto representa tanto una oportunidad como una amenaza e incertidumbre en términos de la toma de decisiones humanas y la seguridad jurídica en nuestras relaciones.

Uno de los ejemplos destacados de IA es el chatGPT, un modelo desarrollado por OpenAI que puede conversar y escribir como un humano, crear obras de arte, resolver problemas matemáticos, ofrecer asesoramiento médico y muchas otras funciones. Según un estudio de la consultora Goldman Sachs, los avances en IA podrían automatizar hasta 300 millones de empleos, lo que impactará en la productividad de las empresas y en el PIB de los países en los próximos años. Esto cambiará la forma en que trabajamos y llevamos a cabo nuestras actividades cotidianas, como viajar, comunicarnos con amigos o acceder a servicios médicos. Nos encontramos en una nueva etapa de la revolución digital, donde la IA es la protagonista después de los computadores e Internet.

Sin embargo, la creación y aplicación de la IA también plantea preocupaciones. Por ejemplo, puede generar una realidad paralela en la que sea difícil distinguir la verdad de la mentira, lo que alimenta el fenómeno de la postverdad y puede conducir a la inseguridad jurídica. La falta de regulación y legislación adecuada en el desarrollo de la IA, así como la concentración de poder en manos de ciertas personas y la ausencia de estándares éticos claros, también generan riesgos. De hecho, algunos países, como Italia, han bloqueado la protección del ChatGPT debido a preocupaciones sobre la protección de datos. Por otro lado, 1.800 expertos han solicitado una moratoria en el desarrollo de proyectos de IA más ambiciosos para garantizar un mayor compromiso ético y estándares técnicos que brinden confianza y excelencia en su implementación. Sin embargo, lograr una regulación integral es un desafío, ya que la guerra tecnológica y comercial entre países como Estados Unidos y China dificulta su avance.

En este contexto, es fundamental que el desarrollo de la IA se base en principios de transparencia y generación de confianza para garantizar la seguridad jurídica de las personas. Como planteaba Luis Racionero en su libro Del paro al ocio publicado en 1982, la tecnología tiene el potencial de liberar a las personas del trabajo y es necesario buscar fórmulas alternativas para garantizar rentas sustitutivas. La IA nos acerca cada vez más a esta posibilidad, por lo que los Estados deben encontrar respuestas a estos desafíos o incluso considerar propuestas provenientes de la propia IA. El futuro de nuestras vidas estará marcado por la evolución imparable de la IA, y es necesario abordar sus implicaciones de manera responsable y ética.

Author: Andrés Segovia

Política provincial, autonómica y nacional

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1 Comment

  1. Los efectos de la Inteligencia Artificial están por encima del resultado de las elecciones municipales o generales. Es como un gran cataclismo que abre un nuevo horizonte. Debiéramos prestarle el mayor interés por nuestro bien

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