El pasado 7 de enero falleció en Madrid, a los 98 años, Gregorio García Moreno, reconocido como uno de los dulzaineros más destacados de Segovia. Nacido en La Matilla, era hijo de Hermenegildo García Benito y Felipa Moreno Cerezo.
Desde joven, Gregorio estuvo vinculado a la música. A los once años comenzó como pastor, lo que le permitió conocer el pito de cuerno. A los quince fabricó su propio pito castellano de encina y poco después adquirió su primera dulzaina en La Rades del Puerto. Sus primeras interpretaciones estuvieron inspiradas en las canciones familiares que escuchaba a su madre, su tío Ángel y el tío Pedro “Tambores”.
Inició su carrera musical junto a figuras locales como el tío Valentín “Pitite” y el tío Enrique Matey. Más adelante, formó un dúo con su hermano Demetrio García, también reconocido dulzainero, quien aprendió a tocar el tambor con el tío Vicente de Rebollar.
En la década de 1950, Gregorio se trasladó a Madrid, donde trabajó como pintor sin abandonar la dulzaina. En los años 80 comenzó a impartir clases en el Centro Cultural “Nicolás Salmerón” junto a Félix Sánchez “Talao”. En 2020 publicó sus memorias tituladas “Toda una vida”, una obra que recoge su trayectoria musical y su relación con otros intérpretes de la dulzaina en la provincia de Segovia.
Gregorio García se mantuvo activo hasta el final, participando en actos como su propio homenaje el pasado mes de enero en Collado Mediano, acompañado por Adobe Dulzaineros de Macotera. Su legado deja una huella imborrable en la música tradicional castellana.
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