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Escritor segoviano se mete con Teruel

Alberto Olmos.

Le llueven palos y parabienes al paisano Alberto Olmos por meterse con Teruel Existe, formación nacionalista turolense galardonada con dos senadores y un diputado en las pasadas elecciones. No conozco a Olmos. Le empecé a leer hace dos años o así en El Confidencial, donde semanalmente publica la crítica literaria más brillante del momento. Luego supe que era de Segovia, natural de Fuentepelayo, con una trayectoria literaria impactante; con apenas treinta años fue finalista del Herralde el año en que ganó Bolaño con Los detectives salvajes (ya es mala pata). Olmos ha ido luego encadenando algunos premios y distinciones aunque creo que no vende lo que se merece. Con todo, si hay algún escritor paisano con visos de bautizar un instituto dentro de unos años, apuesto por Olmos.

Un tipo fino. Decía que el hombre escribe crítica literaria en unos tiempos es que tal género se da por extinto. El quid pro quo, internet y la avalancha de tostones generados por amigos, familiares y compromisos a los que resulta imposible despachar con un merecido “por su seguridad, absténgase de abrir este libro”, convirtieron la crítica literaria en una rueda de felaciones. Olmos es la excepción, en gran medida, por emplearse en algo así como la crítica de la crítica, metacrítica será.

Últimamente le da por un análisis político que desprende fuerte personalidad. No dice melonadas ni se queda en las obviedades ni en las moralejas políticamente correctas de costumbre. Usa, eso sí, una ironía corrosiva y claro, así pasa que tras publicar “No podemos depender de un señor de Teruel“, todos los llorones nacionalistas del país arremeten contra él. Y eso que el mensaje es nítido. ¿Es normal que la política de un país dependa de una panda de llorones que exclusivamente miran por lo suyo ya se llame Teruel, Cantabria, Canarias, Cataluña o Euzkadi? ¿No deberíamos primar el interés general?

Más por cuanto te vas a Teruel, y oye, hay AVE (económicamente ruinoso, como comprenderán, y que pagan resignadamente los vecinos chepudos) y una autopista gratis que conecta con Zaragoza y Valencia. Para ser una provincia con menos habitantes que Segovia y el doble de grande, no está nada mal. Tiene un circuito de carreras de 130 millones de euros que se llena una vez al año y un aeropuerto de otros 40 kilos, hasta Ikea les ha hecho anuncios. “Logros” que los turolenses se llevan currando desde los 90. Como demográficamente van a la cola de España, algunos baturros han considerado que la culpa de sus males procede de una extraña concatenación de fobias anti-turolenses. Y no paran de llorar y con los ojos húmedos farfullar: “el mundo me tiene manía”.

Todo nacionalismo es victimismo convertido en ideología de Estado. Siempre la culpa es de otro. Miren Cataluña, ¿de quién es la culpa de que no sea hoy por hoy la Dinamarca del Sur? Pues de España, obvio. No va a ser del Pujol. Pero hoy no voy a endilgarles con una jeremiada sobre lo que pienso del nacionalismo. A lo que voy es a decir bien claro que Olmos, como analista político novato, va muy equivocado. ¿No podemos depender de un señor de Teruel? Pues claro que podemos. Y si no es de Teruel es de Tarragona, o de Cantabria o de Bilbao, por no hablar de Coalición Canaria, y de como su sí a los ya míticos presupuestos de Cristóbal Montoro se saldó con el estupendo regalo de billetes de avión subvencionados al 75% para todos los insulares (antes estaba al 50%). Y nadie dijo ni mu. Como nadie dice ni mu a que el tabaco en Canarias sigue costando a 27 el cartón de Marlboro y en el estanco de la Fausti a 50. Hala, por ser vos quién sois.

Desengáñese Olmos, que montar el partido del barrio es un chollo y está de moda. Vean Palazuelos, ¿le ha ido mal a Robledo contar con un partido bisagra independiente que mira por el barrio? Pues no me atrevería a decir que no. Otra cosa es que ese sea un modelo sostenible, que no lo es.  Pero es un modelo en auge. Al principio eran catalanes y vascos, luego gallegos, canarios, cántabros, navarros y ahora turolenses. O si miramos más cerca, abulenses, que sacaron un escaño para las Cortes, y sorianos, que lo intentan. Además de los leoneses, claro, ahora transpolados a Ciudadanos.

En justicia, lo que tendría que pasar es que, si vamos de ese palo, el día que los cántabros sean decisivos, pues a callar y a pasar por el aro. Ahora, sí se quedan en la oposición, ni un duro, nada, cero patatero. O incluso penalizaciones: el Marlboro a 80€;  IVA del 70% para anchoas de Santoña y gravamen en las pensiones por buitres.

Les sonará extraño pero en el parlamentarismo americano o inglés, ya saben, la cuna de la democracia, es así. Existe el diputado del territorio y su voto se condiciona, más que a dinámicas de partido (como pasa en España), al “que hay de lo mío“.  Otra cosa será que, al final, ni circuitos de motos, ni AVES ni aeropuertos (que no va nada mal, por cierto, como párking de airbuses) te garantizan nada de nada. En realidad, la suerte de Teruel, Cataluña o Ávila depende más del interés general que de que te pongan un nuevo ambulatorio o enlacen tal pueblo de 40 habitantes con tal otro de 65. En Canarias, el tener tabaco a mitad de precio no les quita un 21% de paro.

Teruel se ha quedado en Teruel no por maldad del mundo. Hay mil razones no siendo las menores los mil metros de altura y el frío que pela en invierno y el calor que te estofa en verano. Aislados geográficamente, sin agua, su agricultura de olivares, chivos y carbón de Andorra estaba condenada. Como sostenía un cabrón de profesor que tuve: el tonto de la clase no lo es por nada. Y me parece muy pertinente que lo diga un segoviano de Fuentepelayo. Después de todo vamos los terceros por la cola en la cosa del despoblado. Eso sí, sin circuitos de motos, ni anuncios de Ikea y con autopistas de pago, ¡y no lloramos tanto, caray!

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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3 Comments

  1. No he leído esa crónica en concreto, pero suscribo cuanto dices.
    Y quiero subrayar que, en efecto, su literatura es poderosa. Tiene detractores, probablemente porque es un espíritu libre, y porque su capacidad de construir espadazos con su verbo no tiene límite.
    Sus novelas -no sólo la finalista del Herralde que ganó Bolaños- merecen ser leídas. Luego podremos discutir sobre el resto.

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    • Totalmente de acuerdo, pero si Teruel puede Segovia también, yo creo que para las próximas elecciones teníamos que hacer lo mismo que ellos, pero sin llorar, no sea que nos pase como los amantes…

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  2. Creo que Teruel no tiene tren AVE, ni estación AVE, quizá un bar o pensión que se llame así…

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