Vengo de Cataluña y traigo noticias frescas. De todos mis amigos de allí, creo que ya solo me queda uno que no sea abiertamente independentista. La indepedencia sigue fuerte, sumando lentamente adeptos en los barrios castellanoparlantes (en el resto la batalla está perdida, pero no teman, es voto coyuntural, mañana es de aquí, pasado de allá). Se palpa, sin embargo, un notable cansancio -extenuación- y la salvaje, bien retribuida y demoledora manipulación informativa de los medios catalanes desafina. El unionismo empieza a organizarse y a estar presente en la sociedad. La suerte de la batalla se determinará en los siguientes 6 meses.
Digo que traigo noticias frescas.
Ya tenemos ley de consultas, el armazón sobre el que el inteligentísimo líder de ERC señor Junqueras, el que marca los tiempos, jugará los siguientes pasos de la partida. Este es el guión.
En los próximos días vamos a asistir a un toma y daca jurídico, recursos cautelares, interdictos de resposición y más munición de fogueo cuyo resultado, debidamente manipulado por los medios, será exasperar más aún al votante catalán residente (y digo residente, porque otro medio millón de catalanes que residimos en el resto de España nos hemos quedado, de un día para otro, mudos y sin derechos en nuestra propia tierra natal, como ya vaticiné que sucedería). ¿Qué va a pasar?
Artur Mas mantendrá, ya cante misa el Constitucional, su convocatoria de referendum para el 9 de noviembre. No le queda otra y además, ¿desde cuando lo que diga el Constitucional sirve de algo en Cataluña? Rajoy tiene dos opciones, o no hacer nada o romper las hostilidades. Si Rajoy no hace nada, el problema vuelve a ser de Mas. Un referendum sin respaldo legal es una milonga, no hay tal sin un aparato judicial, sin censos, sin garantías jurídicas y con los partidarios del no (que seguimos siendo muchos) desvinculados y ajenos al proceso, o cuando no condenados a no poder votar por decreto. Un referendum no puede ser unilateral. Y pienso que acaso no sea malo que los catalanes vean que, al final, su “dret a decidir” queda en una ópera bufa, la risa de Europa.
Esto sería lo ideal, permitir que Mas se estrelle contra su propia demagogia. Pero mucho me temo que la presión sobre Rajoy va a ser de tal calibre que se verá obligado a actuar. ¿Y qué puede hacer Rajoy?
Si Rajoy quire hacer algo, me temo que lo único que le queda es invocar el artículo 155 e intervenir la Generalitat. (Abro aquí un paréntesis para explicar que sí, que teniendo toda la razón Pedro Sánchez sobre las bondades balsámicas de una tercera vía, de modificar la Constitución y blablabla, a corto plazo no va a servir de nada, Junqueras y hasta Mas no quieren saber nada, han apostado todo una carta y ahora hay que jugar en embid, la reforma constitucional es otra partida bien distinta).
Digo que a Rajoy no le quedará más margen que aplicar el 155. Esto es lo que quiere Junqueras. Él sabe que para “parir” una nueva nación no es suficiente con el apoyo del votante, es necesario el reconocimiento internacional, hoy monolíticamente de lado del Estado Español. La suspensión del autogobierno será presentada en Europa como una agresión (“primero no nos dejan votar, y ahora nos suprimen el autobierno”) y el “monolito” pro-España empezará a resquebrajarse. En el seno de la UE empezarán a surgir voces exigiendo que España dé la independencia a Cataluña. Y eso, amigos, es lo peor que nos puede pasar.
Al final esto del nacionalismo es todo un marketing emocional, manipulación de opiniones públicas. Así que yo le recomendaría a Rajoy no hacer nada, dejar que Mas se estrelle solo. Si no puede hacer nada, porque la presión será mucha, un uso gradual del artículo 155. Por ejemplo, se puede empezar recuperando las competencias en Interior (los Mossos d’Esquadra), manteniendo de momento el autogobierno catalán (de hecho, en Europa no entienden que pinta una policía autonómica). Otra opción es que Rajoy disuelva el Parlament y convoque él elecciones en Cataluña para ya (recuperando, de paso, el control de los Mossos). De todas maneras, si no hay referendum carnavalero, habrá elecciones igual…
Siguiente parada. ERC gana las elecciones de calle. Pero si no consigue mayoría absoluta y el independentismo no supera 2/3 de la representación parlamentaria, no le servirá de nada. Ahora, pongámonos en lo peor y supongan que Junqueras obtiene mayoría absoluta, esa misma noche habrá declaración unilateral de independencia, pero tranquilos, es un brindis al sol. Papel mojado… De momento.
En los meses siguientes ERC, al frente de un Gobern de fanáticos absolutos y de revolucionarios de pacotilla (la CUP), se embarcará en toda una ofensiva de provocaciones tendentes a conseguir la disolución de la Generalitat. Retirada por decreto de las banderas españolas, retirada de los retratos de Felipe VI, rebeldía institucional allá donde pueda… Provocar y provocar, acción reacción. Todo a la espera de que los vientos de Europa empiecen a soplar por la independencia.
Suena mal, pero nada, mucho ruido y pocas nueces. No hay que temer las provocaciones (y menos, si no tienes una policía que las lleve a la práctica)… Eso es el fogueo, al final, un gobierno de fanáticos que se dedica al marketing emocional desatiende la sanidad, no tiene pasta para sufragar políticas que el Principado necesita; lentamente, el apoyo al secesionismo como vino se irá. El tiempo juega a nuestro favor y en su contra.
Lo que hay que temer y querer es Europa.
Vengo del Hay Festival 2014, donde Europa y los nacionalismos han sido el tema inicial del festival. Todos sabemos que el nacionalismo es el rival de Europa, que asistimos a un repliegue del europeismo en favor del nacionalismo. Como se ha visto en el caso escocés, Europa tiene la clave. Tú puedes pretender dejar de ser inglés o español… ¿pero europeo?… Palabras mayores.
El votante catalán no aceptará de grado que Madrid le diga lo que tiene que hacer, pero aceptará sin un gesto que Brusela fije unas condiciones disuasorias para la inclusión de nuevos estados en la Europa del Euro. Dejar bien claro que sin acuerdo previo de la partes la secesión unilateral será severamente combatida desde Europa. Y eso es el final. El match-ball, la muerte del nacionalismo político por siempre jamás en Europa. No en balde, la carrera política de Junqueras empezó liderando la oposición a la fallida constitución europea de 2006. Ya les digo que, para ser nacionalista, es muy listo…
Miren Escocia, allí cuatro millones de mil que tiene el continente han estado a punto de sumirnos en una crisis institucional espantosa. ¡Ya basta! Escoceses y catalanes, flamencos y vascos, eslavos del Oeste, del Centro y del Sur, húngaros de Rumanía, padanos y gallegos… Vuestro patrioterismo hormonal no puede condicionar el ritmo del continente. Así que se pone una norma disuasoria clara (primero paga, pacta y garantiza) y luego menea la banderita que quieras, pero jódete y paga… Y hasta ahí. Somos ciudadanos de Europa. Por primera vez en siglos hemos conseguido unos derechos en toda la UE. Del mismo modo que nuestra soberanía monetaria está ya compartida, es hora de exigir a nuestros extraordinariamente bien pagados europarlamentarios que empiecen a trabajar.
Dense cuenta que sin la UE, no solo salta por los aires el Estado del Bienestar. Ustedes no lo creen pero yo se lo vaticino, sin la UE guerras y desastres a la vuelta de la esquina. Vuelta a 1914. Es así. Somo así.














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