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La ceguera institucional en la media veda

Estamos en plena media veda y tal como se anunció en este blog, todo ha sido una gran mentira, incluso mediática. Una coartada más para que cazadores, buenos y malos, salgan al campo a buscar lo que no hay y matar, queriendo o no, lo poco que nos queda.

Mientras, las instituciones no se enteran. De nada. Creo que existe un órgano consultivo (junta provincial de caza o algo así) que me gustaría saber por quién esta compuesta y que intereses tienen en esto de la caza. Por que cualquier cazador de infantería ligera, que pague su cuota en un par de cotos sabe que la codorniz al sur del Duero está camino de la extinción.

Me imagino que los ingenieros andan calculando pinos a cortar y los guardas cumpliendo sus órdenes, por lo que supongo se fiarán de los consejos de los aficionados de este bello deporte. Supongo que no formarán parte de estos consejos gente que tenga granjas de pollos disfrazadas de codornices, ni armerías que venden cartuchos, ni fincas de caza que organicen tiradas de codornices fotocopiadas, ni criadores de perros, ni grandes nombres cazadores que vayan a los mejores cotos donde se reúnan unas pocas coturnix. Porque todos ellos tienen intereses en que se abra, año tras año, 20 días de caza.

Supongo que si fueran un tribunal de jueces, se les podría recusar por intereses en la decisión a tomar.

Que se pregunte a los cazadores pobres. A los que tienen que ahorrar un año para pagar cuota, licencia y seguro y aparte comida del perro y vacunas. Los que se quitan el café para madrugar los domingos de invierno. Que pregunten a los cazadores fuera “de la industria”, que tienen en los campos. Cuantas décadas llevan sin apiolar una docena de codornices en una mañana. Que se lo cuenten de primera mano a los gestores. Que las codornices ya no cantan. Que ya no son castellanas. Que no las hay, que son todas en blanco y negro.

Todas las conversaciones sobre codornices son sobre la caza de la abundancia de hace 40 años. Y hace 40 años había una dictadura. Y las leyes se cambiaron para adecuarlas a los nuevos tiempos. Salvo en caza de la media veda en Castilla y León, que sigue prácticamente igual que en tiempos del S.E. el Generalísimo. Y es que algunos quieren parar el tiempo sobre todo si sacan provecho de ello.

Decía el Guerra, “Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”.  Pues eso. Hasta que nos explote en las narices.

Author: J. García Herrero

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