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Cuéllar: políticos por chicuelinas

cuellarSenovillaNunca entendí porqué en Cuéllar los toros tienen tanta controversia. Un par de encierros penosos a pocos meses de las municipales y una mayoría política en el consistorio se puede ir pefectamente al garete. Nunca lo entendí, hasta hace una semana.

En Cuéllar los toros están politizados. Es así. Es como, si más allá de la querencia natural, hubiera morlacos de diestras y morlacos de siniestras. Bien parece que de cómo mirase al entendido número X el toro Campojuno o el novillo Pitofino se podía desatar una tormenta social de tintes cataclísmicos. Lo último, lo sacaba ayer Cuellar7, rueda de prensa del PSOE poniendo a escurrir al equipo de gobierno por un quítame allá ese novillero, con posterior réplica del incombustible Senovilla en el eterno debate. En descargo del PSOE cabe decir que no ha tanto, a Octavio Cantalejo, peñas y oposición lo corrieron en los medios por un encierro (o varios) que acabaron en desastre, con el jefe del Seprona dándole a la carabina y calderetas populares en los pueblos limítrofes.

Arriba, Luis Senovilla, sobre estas líneas, Carlos Fraile, del PSOE.

Arriba, Luis Senovilla, sobre estas líneas, Carlos Fraile, del PSOE.

Uno se pregunta, ¿qué pasa? ¿que la terna la elige de su gusto el señor alcalde? Supongo yo que todo alcalde lo que pretende es traer a la plaza lo mejor que se pueda con lo que se disponga. Y que mejor harían las peñas taurinas en fomentar la fiesta entre los jóvenes, que últimamente dan pena los tendidos, en lugar de cuestionarla. Es un suponer.

Digo que eso pensaba yo, en mi ingenuidad. Que cada pueblo tienes sus manías.
Hasta que me dí hace una semana con un lúcido artículo de José Eloy García, que trazaba la siguiente y espléndida hipótesis. Según José Eloy, la politización de los toros en Cuéllar responde a la falta de debate público, especialmente en el pasado, pero también en el presente (bueno, más allá, José Eloy apuntaba directamente a la mansedumbre de los medios). Lamento no poder citar directamente la fuente (perdí el enlace), pero si mal no recuerdo el autor criticaba la falta de noticias reales sobre Cuéllar, que tradicionalmente convertía a lo taurino en un momento de crítica al poder establecido. De ahí que los toros sean “algo más” en Cuéllar. Un motivo de debate público en el que, indirectamente, se enjuician también los modos y maneras del gobernante.
Me pareció fabuloso y perfectamente explicativo. A falta de un debate real, y de la mano de una determinada tradición, los toros se convierten en la espita por la que se escapa zumbando el malestar.

Es por eso que, visto desde fuera, el debate suena tan “cuellarano” y tan poco comprensible visto desde el Eresma. En todo pueblo existe el reducto de aficionados que cuestionan el cartel, al empresario, hasta al monosabio. Normalmente, estos cuestionamientos quedan en la barra del bar. Pero en Cuéllar no. En Cuellar la crítica taurina vehiculiza la disidencia.

La parte buena es que, tanto debate, tanta controversia, termina por convertir al cuellarno medio en un Cossío ambulante.  No son pocos los lugareños que acumulan un amplio saber taurino. Aprovechando la tesitura y desde la ignorancia… Una pregunta: ¡¿500 caballistas?! ¿Puede ningún bicho -ni estando seis años entrenando- acostumbrarse al fragor del VII de Michigan?

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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1 Comment

  1. Ya te digo ‘Los encierros más antiguos de España’, pero tienen más fama los de hace dos días, los de ‘Sanse’ (San Sebastián de los Reyes, Madrid). Háganselo de mirar, ¡majetes!. Jodía política, y para más coña lo de los caballistas. Visionando, una vez más, los toros de 1962 enlazado en el blog retrosegovia, vemos cómo han desvirtuado la fiesta. Hoy, en vez de encierro, parece una carga del 7º de caballería, qué verdad y qué vergüenza, señor Besa. Así se acaba con la Fiesta (lucimiento caballistas, alanceamiento de un animal aturdido e indefenso, imbecilidad de encierrillos en cada pueblín o barriada para molestar a los astados o toros embolados en la Comunidad de la prohibición).

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