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Media entrada, mitad de aplausos y algún decreto

Que un alcalde de Segovia —además del que más ha estado ahí, el primero socialista que tuvo mayoría absoluta o el primero que se marcha porque quiere— renuncie a su cargo es un hecho histórico, así qué pensaba yo que aquello (el salón de plenos) estaría de bote en bote, más después de haber oído tantas y tantas felicitaciones como hacían ciudadanos en distintos medios de comunicación en los que Pedro Arahutes compareció en directo en los últimos días. (Ni un reproche en, yo qué sé, cinco docenas de llamadas).

Pues la verdad es que cuando llegue al salón de plenos la cosa estaba floja. Esto es, lo habitual: periodistas, los contados espectadores fijos y, eso sí, la familia de Arahuetes que se acomodaba en ese momento en pleno centro de la grada destinada al público. El regidor les dedicó expresamente algunas palabras en su discurso de despedida que alcanzó en ese punto su máxima emotividad.

Lo cierto es que el orden del día no era demasiado atractivo y las intervenciones de los ediles no ofrecían ninguna novedad de contenidos ni mejoras en la oratoria… ambiente de “calma chicha” y normalidad en el desarrollo de la sesión, sólo alterada ligeramente cuando el aún regidor “marcó” con aspereza al último concejal del PP que “le caía bien” para meterle en el saco del resto de la oposición. Luego le hablo de eso, que la tirria demostrada durante los últimos años se mantuvo hasta el final entre ambas partes.

Los más avezados ya se habían leído el orden del día y sabían que la comunicación de la renuncia del alcalde era el último punto del listado, así que no fue hasta las 11.30 cuando aumentó el trasiego: llegó el secretario provincial del PSOE, Juan Luis Gordo junto a un grupo de media docena de personas; llegó el ex concejal, también dimisionario, Juan Cruz Aragoneses, también acompañado.

Después, llegó el también ex concejal José Llorente. Venía solo y prefirió la primera línea de la grada que ocupan los periodistas para seguir emocionado la marcha de “su amigo”, como él mismo recalcó. No mucho más, no crea, que al final, para mi sorpresa, no se hizo ni media entrada ni se vieron más ex concejales, pese a que todos fueron nombrados en la alocución.

El discurso de Arahuetes, tuvo siete u ocho interrupciones por la emoción y las lágrimas del dimisionario, al que le costaba hablar. Clara Luquero, un mar de lloros, como Blanca Valverde, a su lado; Si el llanto y el rostro desencajado representan el dolor, Javier Arranz parecía sufrirlo en su máxima magnitud y Andrés Torquemada no se quedaba atrás.

El resto de los rostros, claro, era de circunstancias, de apretar los ojos, de temblor de las mejillas. Me llamó la atención el de Javier Giráldez: Serio, grave, con la mirada fija escrutando los gestos del protagonista. ¿Sabe qué cara le digo? Sale en montones de cuadros clásicos.

Le decía lo del enfrentamiento personal de Arahuetes y los populares. Pues nada. Hasta el final: Durante la sesión, el todavía, en ese momento, alcalde “marcó” al último concejal que “le caía bien”, para meterle en el mismo saco que el resto. Luego, en su discurso, realizó un saludo específico al portavoz de IU, Luis Peñalosa, pero no hizo lo mismo con el del PP, Jesús Postigo, cerrando ese capítulo con un desganado y genérico —casi sonaba a desprecio— “Corporación municipal”. Muy feo.

El grupo popular no se quedó atrás en los desaires ajenos a cualquier protocolo y evitaron sumarse a los aplausos del equipo de Gobierno y el público hacia Arahuetes cuando concluyó su discurso, permaneciendo sentados en sus escaños. Nada elegante.

Asesores renovados
Pues eso, todo igual hasta el último momento del Gobierno de Arahuetes, que aparenta que va a tener continuidad en los próximos meses. Un ejemplo puede ser el hecho de que su equipo de asesores permanecerá en sus puestos. De hecho, los primeros decretos firmados por la alcaldesa en funciones, Claudia de Santos, fueron los referidos al mantenimiento de esos puestos de trabajo.

El equipo de asesores adscritos a la Alcaldía nombrados por Arahuetes está compuesto por siete personas, entre ellas el Director del Gabinete de Alcaldía, Ignacio Granados, y la caducidad de su puesto “de confianza” está directamente vinculado a la vigencia del alcalde que los nombró.

Es decir, técnicamente, todos ellos estaban cesados a la vez que se celebraba el pleno, aunque fueron “recuperados” inmediatamente —más bien, simultáneamente— por la alcaldesa en funciones, un cargo que, por otra parte, expirará el sábado, con el nombramiento —aparentemente asegurado— de Clara Luquero, que, también con toda probabilidad, firmará nuevos decretos para mantener el mismo equipo de asesores, según aseguran diversas fuentes municipales.

Parece lógico, más si lo que se pretende —ya veremos después si se puede— es mantener funcionando el Ayuntamiento bajo el modelo Arahuetes, aunque este no siga allí.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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1 Comment

  1. Lo mismo la clase política empieza a comportarse con dignidad, como se puede leer en algún titular escrito en papel, y no sólo con esa cicatera lealtad que le gusta a algunos y que consiste en levantar la mano a lo que diga uno y a callar.

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