Con la presencia del consejero de movilidad, José Luis Sanz Merino, y del presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente, abría el 17 de junio al público en Montejo de la Vega y en la Bodega Severino Sanz, un museo dedicado a las vigas de lagar. Este enorme testigo del patrimonio industrial, antaño inevitable en los pueblos con tradición vinícola, está desapareciendo al perderse la tradición de las bodegas familiares. Y no es casualidad que sea una bodega familiar, de la segoviana localidad de Montejo e integrada en la Denominación de Rueda, la que haya corrido al rescate de estos ingenios. Gigantescas vigas de madera que perforadas por un no menor tornillo ejercían presión sobre las uvas extrayendo el mosto.
El museo expone veinte vigas de lagar de grandes dimensiones, joyas que conectan el pasado y el presente vitivinícola y que se suman al nuevo proyecto de enoturismo y gastronomía impulsado por la Bodega Severino Sanz. Así, ya están en marcha nuevas visitas para conocer las instalaciones al completo, descubrir el proceso de elaboración del vino, desde la viña hasta la copa, y disfrutar de una degustación con tapas seleccionadas o de un menú gastronómico con platos tradicionales y modernos, entre ellos, opciones como tiradito de corvina, calamar con guiso de manitas o longaniza de cordero a la brasa maridadas con vino Murón Albillo, Murón Roble o Murón Edición Limitada.
Una bodega familiar en el Parque de las Hoces del Riaza
La bodega toma el nombre Severino Sanz, quien se inició en la viticultura y en cuyo honor fundaron esta bodega sus tres hijos: José Félix, Iñaki y María Dolores Sanz. Además, recientemente también se ha incorporado a la bodega su nieta Teresa Sanz, doctora en Ciencias Ambientales y dramaturga, con el objetivo de seguir apostando por este proyecto rural con historia y tradición familiar, que destaca por estar enmarcada en el corazón de un entorno natural protegido como es el Parque Natural Hoces del río Riaza. Producen en 30 hectáreas de viñas de tempranillo, entre las que se cuelan las variedades verdejo y albillo. Se trata de viñas centenarias que están situadas a una altitud de 980 metros. Con ellos, la bodega elabora vinos tintos, blancos y rosados que han recibido numerosos premios a nivel internacional.
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