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Hasél, el Rubius y mis villanos favoritos

Villano del mes por méritos propios, no es el Rubius (Rubén Doblas Gundersen) personaje especialmente valorado por este boomer. Pocos de mi quinta conectan con los Youtubers, sus chistes y pretendido descaro no nos hacen gracia y el medio suele dar bastante grima de cincuenta para arriba. Tampoco las temáticas, mayormente comentarios de partidas on line cuyas reglas desconocemos o sobre los últimos virales en Tik Tok. Pero es lo que hay, son los nuevos formadores de opinión en los nuevos medios, primera hornada junto con Ibai, Mickecrak y tantos otros, surgidos al calor de la demanda de comentaristas de los juegos multijugador, industria que mueve duros por miles de millones.

Como Hacienda persigue las sociedades limitadas basadas en los ingresos personales, y como cuando los caza les calza un 50% de IRPF, y como estos tipos ingresan a espuertas (más de cuatro millones en 2020, el Rubius), y como su negocio no depende de afincarse aquí o allí sino que con un buen enganche on line les vale, algunos optan por radicarse en Andorra y ahorrarse esos dos millones que les casca Hacienda cada año. Es legal. En Andorra no hay casi impuestos, ni pornografía, ni drogas, ni sindicatos ni cosas así. Capta profesionales franceses y españoles, les concede la residencia previa compra de 40.000€ en letras del tesoro, y luego ya el mercado pone a su disposición una amplia carta se servicios entre los que se encuentra el “enciende luces”, profesión muy demandada en el Coprincipado y consistente en dar la luz por la tarde y apagarla por la mañana en determinados domicilios de Sant Julià o Andorra la Vella, a fin de que sus titulares puedan acreditar ante el fisco hispano que efectivamente viven en Sant Julià o Andorra la Vella, y que si se les vio por Barcelona fue “por casualidad“.

A mi me parece una batalla perdida, que solo contribuye a ensalzar a héroes y patriotas de verdad, como el citado Ibai o Rafa Nadal, que pudiendo tributar en algún paraíso lo hace en la nada fiscalmente barata Manacor (crucemos los dedos). En un mundo global como internet, donde ni siquiera está claro que los ingresos vengan de España, donde tú puedes trabajar en cualquier parte del mundo, es inevitable que al final la gente haga números y por ahorrar unos cientos de miles decida irse a vivir -y a tributar- con la música a otra parte. Entiéndame, a mí el Rubius y su cara de rata ya me caía mal antes. Pero no deja de hacer lo que hacen tantas empresas a las que usted, atento lector, compra  los productos de limpieza, sus series on line, o sus servicios de telefonía. Empresas a las que nadie afea “falta de patriotismo“. Es uno más.

Lo explico otra vez, y lo hago en términos marxistas que lo explican maravillosamente. Hoy la gran mayoría del capital está libre de impuestos -legalmente libre de impuestos-, de manera que toda la presión fiscal recae sobre el proletariado, el que obtiene el dinero por su trabajo. Esto pasa porque el mundo evoluciona pero Hacienda sigue apegada al IRPF y a tasas tan poco progresivas como el IVA y que datan de mediados del siglo pasado y se basan en el vasallaje territorial. Y como es algo tan obvio ni siquiera voy a perder el tiempo en argumentarlo. El caso es que los impuestos, hoy, ya no redistribuyen riqueza sino que incrementan la desigualdad porque exoneran al gran capital y, en su lugar,  se ensañan con el trabajador.

Y claro, necesitamos los impuestos. Pero para echar mano del capital transnacional necesitamos superar los fiscos nacionales e internacionalizar la recaudación fiscal. Del mismo modo que para luchar contra los delitos internacionales se precisa una acción policial internacional. Y si no se hace, pues nos iremos al garete.  Y no hay más tu tía.

Pablo Rivadulla, Arriba, Ruben Doblas (a) El rubius.

También me caía mal de antes mi paisano Pablo Rivadulla, más conocido como Pablo Hásel, hoy mártir de la libertad de expresión, al menos para la izquierda. Ni rapero ni nada. Un inútil que nunca cotizó (y no como el Rubius), que en nombre de una clase trabajadora que solo conoce de los dibujos (no, desde luego, de su bien situada familia, para aclararlo, hablamos de un pedazo de pijo), ha declarado la guerra al estado capitalista. Hay que matar al rey, a los ministros, al PP, suele decir… Ni a mí ni a los jueces nos gusta la pena de cárcel por “enaltecimiento del terrorismo e injurias al jefe del Estado“. Es materia ambigua que refiere a los tiempos en que grupos punks loaban a ETA por asesinar niños en las casas cuartel o turbios imanes preconizaban la Guerra Santa ante adolescentes ávidos de emociones fuertes. Lamentable en cualquier caso que Hassel vaya a la cárcel por unos ripios (¿el imán también?, hmmm).

Pero de ahí a convertirlo en mártir de la libertad de expresión, pues por ahí no paso. En 2016 el tal Hásel se lía a tortas contra un par de compañeros periodistas que simplemente ejercían el derecho a informar en un espacio público y perfectamente identificados. A Hásel no le gustan los periodistas, y como no les gusta, les agrede, les rompe las cámaras y les rocía de lejía. Cuatro años después le caen seis meses de cárcel, condena que activa otra sentencia previa condicionada su ejecución a no reiterarse en actitudes antisociales, que desde luego, va acumulando. Condenado por agresión en 2014, por resistencia a la autoridad en 2017, por allanamiento en 2018, otra vez por enaltecimiento del terrorismo en 2018, por agresión nuevamente en 2020, actualmente encausado por más agresiones y vandalismo con ocasión de la detención de Puigdemont (¡Él, que en su último juicio se valió del desconocimiento del catalán del abogado defensor para aplazar la vista y jugar a la eximente por dilación!). Y otras muchas que podría contar, como intimidaciones, escraches a periodistas, pintadas contra los que no piensan como él, etc…

Un fantasma y un matón que se cree con derecho a todo y deber a nada. Este es Pablo Hásel. Que ahora algunos quieran convertir a este provinciano inquisidor en mártir de la libertad de expresión no dice mucho de la capacidad de la izquierda para buscar referentes. Que su caso sirva para revisar las penas de injurias, pues bueno, vale, ojalá… De cualquier modo, no saben lo mucho que me alegraría que el último en pillar trullo por este tipo de delitos fuera tamaño pedazo de burro.


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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6 Comments

  1. Mejor hablamos de Nadal que de este delincuente de nombre como otro de similar calaña. Hay muchos más Nadales que alimañas de éstas, que viven de los demás, niños de papá que no han trabajado en su vida en nada. Son basura no reciclable.

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    • Es lo que tiene la Democracia: Que puedes decir lo que es este personaje. En Cuba y Venezuela te matan por llamarle delincuente a éste sujeto. Somos tan bocachanclas como hay idiotas que están exaltando los delitos de un delincuente condenado.

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  2. Ayer sábado hubo una concentración de flipado exaltado a éste delincuente. Nunca faltan idiotas. Lo mejor es que les dieron permiso para ocupar toda la Plaza del Acueducto, si hago yo un acto con cuatro grillados para exaltar la panceta no creo que me darían permiso. Cosas del Comunismo. Ésto es importante, no que Sg haya perdido 1500 empleos más 300 de la Base Mixta.

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  3. Si pudiera matar lo haría, este tipo de gente exaltada, está mejor en prision o en un psiquiátrico, evitaremos disgustos.

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  4. Hay mucho ‘bocachancla’ en loor de ‘su’ libertad de expresión, casí como calimochos. Es una pena.

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  5. Esta condenado por agresión a un periodista y también a un policía?.. no es todo libertad de expresión…acabará siendo un mártir de la democracia gracias a los comunazis

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