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El cotolengo catalán

Este domingo Cataluña vota por quinta vez en diez años. Básicamente hay tres partidos que pelean por llevarse el gato al agua. Son el PSOE de Salvador Illa, la ERC de Junqueras por la persona interpuesta, lo que viene siendo un avatar, del actual president, Pere Aragonès, y el JxCat de Puigdemont también por avatar en forma de Laura Borràs. Los otros seis pelean encarnizadamente por no quedar los últimos y mantenerse como gallitos de sus respectivos espectros electorales. Por la izquierda hay que ver si Jéssica Albiach (En Comú Podem) saca más cacho que Dolors Sabater (CUP). Si Vox, con Ignacio Garriga, adelantará al PP de Alejandro Fernández, y hasta que punto es un muerto que camina el partido naranja de Carlos Carrizosa (Ciudadanos). Añadan al grupo Àngels Chacón, avatar de Artur Mas, soplando sobre las cenizas de la corrupta PDCAT.

El miércoles hubo debate en TV3 con la ristra de candidatos que parecía un orfeón. No es lo más extraño de estas raras elecciones, en pleno covid, con los miembros de mesa embutidos en EPIs. Se da por hecho que habrá mesas que no podrán constituirse, que otras deberán hacerlo al aire libre. Añadan previsión de chubascos en el litoral. Será una proeza si la abstención no supera el 60%. Y lo que tiene la baja participación, una mayor fragmentación y polarización, con Vox entrando con fuerza.

En cuanto a votos, muy posiblemente Illa sea el que más saque pero la penalización representacional del área metropolitana de Barcelona augura una cámara con mayoría independentista. El voto de Lérida con 15 parlamentarios y donde el independentismo es hegemónico vale el doble que el de Barcelona, con 85 escaños y el 70% de la población que, precisamente, es donde más se concentra el voto constitucionalista. Está por ver si las fuerzas independentistas lograrán los 2/3, lo que es sueño húmedo de toda la vida, contentándose entre tanto con la mayoría absoluta. Y está por ver si continúa el efecto Puigdemont, hoy por hoy principal valedor del rupturismo institucional frente a una más apaciguada ERC. Dependerá completamente de la participación de manera que no hay encuesta que valga. Misterio hasta el final.

Otro “por ver” es el impacto electoral del covid. ¿Desgastará a la Generalitat su pésima gestión de la crisis o seguirá el electorado polarizado en torno a lo identitario? Me da que lo segundo. Me da que va a quedar igual o peor, pero encima, con Vox en juego. Un partido que se va a beneficiar del queme antimascarillas y de todo este vandalismo de descerebrados patriotas que reciben a Abascal a pedradas allá por donde va. Le han hecho la campaña y, una vez más, uno se pregunta ¿me pasa solo a mí que si no me gusta un político pues no le voto y en paz? ¿A cuento de qué arremeter a pedradas contra el contrario? Es lo que el sarcástico columnista del Diari de Girona, Albert Soler, llama “refeixistes”, es decir, gente que para combatir el fascismo asume metodologías fascistas de supresión del otro y encima se cree antifascista. Lo último en empanadillismo mental. Mal asunto la radicalización en cualquier caso, y mucho me temo que en Cataluña vamos a ir, como siempre, a peor.

A peor gracias también a tontos del bote como el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que en su populismo no duda en confundir normalidad política con normalidad democrática. “Normalidad” política entendida como  políticos que se ocupan del interés general, hace años que no la tenemos en España (siendo lo que tenemos claramente subnormalidad), normalidad democrática sí. Por mi parte, y tras 10 años dando clases en la universidad, hace mucho que sé que  haber sido profesor universitario es más un demérito que otra cosa.

En definitiva menuda colección de frikis que han montado en Cataluña. Hacen que Salvador Illa parezca hasta normal, y eso que es el ministro del covid, tú… Así están en Cataluña, de verdad que cada vez más pallá…


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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9 Comments

  1. Qué buena especie de’contraprogramación hizo ayer la 1 de TVE con el programa sobre la jodida e increible, por salvaje y genocida, guerra ‘nacionalista’ de los Balcanes de hace, como el que dice, dos días y un cuarto.
    Señor Besa que se quede la cosa en subnormalidades y no pasemos a mayores. Saludos y, como siempre, buena interpretación del panorama político de su tierra y, por ende, de la todos los que queremos esta nación.

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  2. A mi que me parece que con todo este lio cuando terminen de contar, va a ganar Joe Biden.

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  3. Van buenos con toda la basura nazionalista y como gane “El Enterrador” Illa…. El filósofo que no sabe hacer nada. Camino de la Independencia.

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  4. Excelente radiografía del paisaje electoral catalán, Sr. Besa.
    Lo que ya resulta axiomático en España (incluida nuestra querida Catalunya) es que, a mayor fragmentación y cantidad de opciones políticas, mayor dificultad para que el país progrese social y económicamente.
    Me temo que se acabará en un nuevo batiburrillo y se perderán otro par de años, en perjuicio de todos.

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  5. Con mis mayores respetos al Sr. Besa y su honorable familia, pero será el agua que beben, o esos cebollinos que comen en Cataluña, el caso es que el porcentaje de grillados es enorme. Y que infantilismo. Sobre todo en Lérida y Gerona
    No hay solución. Todo va a peor gracias a la “educación”. Yo les daba el “Brexit” ya mismo, y que les pase lo mismo que a los británicos, que no pueden pasar al resto de Europa ni un triste bocadillo de choped.
    Que hartura, Señor.

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    • Vaya argumentario más maravilloso para despertar esta mañana. Manda huevos comentario. Usted si es friki de cojones: Meter baza en un artículo sin ton ni son, simplemente para figurar y aplaudirse con las orejas y estar encantada o encantado de conocerse.

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      • Cibelino para friki tú qué no sabes rebatir opiniones sin insultar.

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  6. Lo de (sic):.. es decir, gente que para combatir el fascismo asume metodologías fascistas de supresión del otro y encima se cree antifascista. Muy bonito.
    ¿Combatir que fascismo? Antes de que nos roben los bisojos y socialcomunistarras esa parte de España, que nos pertenece. Baldomero Espartero y se cierra el cotolengo.

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