Así, como suena. El pasado domingo 10 de abril estuve de pesca en este maravilloso coto de pesca. 18 euros tuvieron la culpa. Uno detrás de otro. Yo tengo claro que los vicios se pagan. El problema vino cuando llegue allí.
Hace muchos años, a Cagancho en la plaza de Zaragoza, ante una desastrosa actuación, el público le hizo dar la vuelta al ruedo de rodillas, pidiendo perdón por la dejación de sus funciones como torero y como matador de toros. Porque en aquella época el aficionado a los toros, en muchos casos no tenía que comer, y su afición, mayor que su hambre, le llevaba a empeñar un kilo de lana del colchón para pagar la entrada. Lógico que se enfadará si le tomaban el flequillo.
Pues bien, el coto de Las Pegueras, en tiempos joya de la corona de las aguas trucheras de esta Provincia junto a La Serreta, después de multitud de años como coto sin muerte, ha sido abierto con muerte. Uno en su ignorancia no entiende la decisión, pero si un gestor con sus estudios y análisis lo decide será porque el tramo puede soportar, a priori, una pesca extractiva sostenible.
Hasta aquí, bien. El problema viene a pie de río.
Llego con el pescador que me acompaña y nos encontramos con más ¡¡¡ de 20 horquillas!!! En las riberas del Cega. Para el que sea lego en el tema, la horquilla se utiliza para pescar a cebo. Algo totalmente prohibido para esta especie y aguas. Pues bien, no solo pescaron a cebo, si no durante mucho tiempo. Allí estaban los cigarros y los paquetes de tabaco y de anzuelos. (Para los guardas: alguno de los furtivos fuma Camel).
Por supuesto en nuestro permiso no fue ninguna autoridad a comprobar nuestra presencia y capturas. Eso ya lo sabía yo. Y los furtivos, claro. La dejadez de la guardería y sus responsables con la pesca en la provincia y en concreto con los cotos es total. Tan solo en un par de cotos la presencia de guardas es normal.
Es triste constatar como en cuanto uno sale de la provincia, si aparecen los guardas (hasta para proteger un coto con tristes tencas) y en Segovia no aparece ninguno. Ni para quitar las horquillas de los furtivos. ¿Donde están los guardas segovianos? ¿Tienen miedo de bajar a los cotos? ¿Cuantas denuncias han realizado? Sin duda la guardería segoviana de la Junta son el hazmerreir y la vergüenza de la región.
Una apreciación: A lo mejor no son ellos los culpables, si no sus jefes. Habría que investigarlo.Y no les da ni pizca de vergüenza.
Este coto tiene como límite superior el Molino del Ladrón. Nunca hubo un límite para un coto también bautizado. Lo digo por los furtivos, claro. Suerte tienen los gestores de los ríos segovianos de que ya no estemos en la España de principios del siglo XX. No me quiero imaginar la penitencia.
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