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Tabanera del Monte y la plaza que nunca termina de llegar

La “no” plaza de Tabanera del Monte

Hay pueblos que nacen con su plaza incorporada, como quien viene al mundo con el nombre ya elegido. Otros presumen de dos: la “oficial” y la de las fiestas. Y luego está Tabanera del Monte, que lleva años soñando con la suya. No es una reivindicación reciente ni un capricho urbanístico: es una idea que atraviesa generaciones, conversaciones de barra de bar y reuniones vecinales. Una necesidad tan repetida que, a fuerza de no materializarse, ya forma parte del paisaje emocional del pueblo.

Lo llamativo es que no estamos hablando de una pedanía diminuta o dispersa. Tabanera es el segundo núcleo más poblado del municipio, con vida propia, con historia y con un crecimiento que cualquiera puede ver paseando por sus calles. Sin embargo, carece de lo que la mayoría de pueblos consideran un elemento natural y cultural de su identidad: un espacio central que pueda llamarse PLAZA, sin necesidad de usar diminutivos.

Hubo un intento serio hace pocos años. Un proyecto real, con conversaciones y la voluntad de avanzar. Pero como tantas veces ocurre en los pueblos, la disponibilidad de suelo privado y los precios marcaron el ritmo… y el ritmo terminó frenando en seco. No hubo acuerdo, y el proyecto quedó guardado en ese cajón donde descansan muchas buenas ideas que no pudieron ser. Como la vida misma lectores.

Mientras tanto, hay que reconocer que el Ayuntamiento ha ido mejorando Tabanera de manera evidente: la plaza de la Iglesia, remodelada y peatonalizada, se ha convertido en un punto saneado y agradable; la pista polideportiva cubierta, que hasta hace pocos años no había ni una, las mejoras en calles y servicios… Todo ello demuestra que ha habido implicación y que se ha escuchado a la pedanía (nunca uses la palabra barrio para Tabanera delante de sus gentes). Pero es verdad que ninguno de esos avances sustituye del todo lo que falta: un espacio simbólico que represente al pueblo en su conjunto.

Y ahora, de repente, aparece una oportunidad que merece ser pensada: una parcela en pleno centro que podría, por fin, hacer realidad la aspiración que tantos vecinos han verbalizado. La propuesta ha llegado al Ayuntamiento, y la respuesta municipal ha sido prudente: “estudiaremos la posibilidad”. Y es normal: una compra pública no es una decisión ligera, y menos en un municipio que ha acumulado tantas inversiones recientes.

Pero a veces hay momentos que abren una ventana que no conviene dejar pasar. Y quizá este sea uno de ellos.

No se trata de urgencias ni de señalar déficits. Se trata de reconocer que Tabanera merece una plaza. Que un pueblo que ha crecido tanto, que se ha consolidado tanto y que ha demostrado tanta vitalidad social, merece tener un punto central que articule su vida diaria. Un lugar donde uno pueda decir “nos vemos en la plaza” con la naturalidad con la que lo dicen en cualquier otro rincón de la provincia, y de España.

No es una exigencia, ni una crítica al trabajo ya hecho. Es, más bien, una invitación: aprovechar una ocasión que quizá no vuelva a darse. Un recordatorio amable de que hay proyectos que no solo se construyen con cemento, sino con identidad y pertenencia, y eso es algo que a Tabanera le sobra, Pertenencia.

Los tábanos ya tiene mucho de lo que cualquier pueblo querría, no somos envidia, pero tampoco defecto. Le falta, quizá, ese último elemento que complete el puzzle. Y tal vez ha llegado el momento de decidir si esta oportunidad puede convertirse en la pieza que llevamos años buscando. Por los que ya no están, los que estamos y los que vendrán.


Author: Marcos Méndez

Redactor

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