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Un concejal del montón

Al cumplirse el 17 de junio mi primer año como concejal, no puedo evitar echar la vista atrás y rememorar brevemente algo de lo que he visto y oído durante estos doce meses en las Casas Consistoriales.

La verdad es que, cuando uno asume el deber del servicio público, se las promete muy felices, porque la ilusión ciega… después, la realidad nos va colocando a los optimistas en nuestro sitio, atemperando o frustrando algunas de esas ilusiones. Lo que no se ha frustrado, antes bien ha crecido, ha sido el enriquecedor contacto con tantos y tantos vecinos.

Aunque se supone que cuando uno entra en el Ayuntamiento, ya viene ‘aprendido’ de casa, es decir sabiendo lo que se va a encontrar, en mi caso no dejó de sorprenderme la ingente cantidad de papeles que mueven los Plenos, las Comisiones y los demás servicios y entidades municipales. Aún digo más: el mucho, muchísimo tiempo a emplear en las incesantes invitaciones a actos y eventos, celebraciones, reuniones con asociaciones y vecinos, fiestas de la ciudad y de los barrios… Mi percepción del trabajo que desempeñan los alcaldes y concejales en toda España ha cambiado mucho, y a la par de ello ha crecido mucho el respeto que tengo por sus buenos servicios.

También he de recordar mi asombro por el estado en que la Corporación municipal encontró el Ayuntamiento: la relación de los expedientes atrasados, los asuntos desatendidos, los impagados… la desidia, en fin, de los anteriores munícipes, fue para mí muy sorprendente. Más aún al comprobar que el equipo de gobierno saliente, con veinte años al frente de la Corporación, conocía y conoce muy bien la maquinaria municipal, y que cuando han querido trabajar, ya en la oposición, pues han mostrado que pueden ser muy trabajadores …

Ya en el Ayuntamiento, hemos procurado, con éxito, atajar el crecimiento de los gastos ‘políticos’, es decir del aumento de sueldos y gabelas de los propios munícipes. También hemos tenido algún éxito en cuanto a limitar y reducir los impuestos: nosotros creemos que el dinero de los segovianos, donde mejor está, es en el bolsillo de los segovianos. Y pudimos limitar algo los efectos perversos de la innecesaria e ideológica Zona de Bajas Emisiones, que -con la sola y única oposición de VOX- va a contribuir al perjuicio de los vecinos de casco amurallado.

Concejales de Vox.

Últimamente, ha sido VOX, a través de la Consejería de Industria, el único partido que ha logrado desarrollar y poner sobre la mesa un gran proyecto de reindustrialización para Segovia.
Hace ya un año que el nuevo equipo de gobierno municipal, monocolor del Partido Popular aunque sin mayoría absoluta, se puso enseguida manos a la obra, con el ánimo de corregir los excesos y faltas de veinte años de socialismo. Hay que decir que, si bien han mejorado algunas derivas, pues no ha tenido el éxito esperado por los segovianos; antes bien, han provocado irritación en parte del vecindario: la fallida subida de sus sueldos nada más comenzar el mandato, el fiasco del Paseo de la Navidad, el de las Ferias de Artesanía, la supresión de ayudas directas a las asociaciones -algunas de ellas, de gran arraigo-, la polémica peatonalización de la calle Blanca de Silos… y últimamente los ‘patinazos’ del real de la Feria -del Regimiento a La Albuera-, y de los conciertos en la Plaza de Toros… Tampoco vemos que avance apenas en lo relativo al edificio del CIDE, ni en la mejora de tantos barrios muy abandonados, ni en la imprescindible reindustrialización, ni en el intento de fijar y de atraer población mediante una buena política de vivienda…

Nunca debieron de haber pisado esos ‘charcos’ los populares, demostrando improvisaciones y apresuramientos innecesarios. Los populares, y en especial su alcalde, han pecado, sobre todo, de falta de diálogo, y también de una cierta altivez, de un cierto distanciamiento del vecindario. Y lo peor para ellos es que la ciudadanía ha percibido esa actitud, que liga a la falta de proyectos para un mejor futuro. Son innumerables y constantes los testimonios de esa percepción que este concejal recibe a diario en las voces de los vecinos. Es muy de lamentar que el Partido Popular haya dilapidado en solo un año buena parte de las esperanzas de cambio que los vecinos pusieron en ellos ¿Serán capaces de rehacerse y recuperar ese crédito ciudadano?
La guinda del pastel se mostró muy a las claras en el fallido acuerdo con el Grupo Municipal VOX, que hubiese dado al equipo de gobierno la estabilidad de la que carece… En tal trance, los segovianos vieron muy a las claras la equivocada actitud del propio alcalde, negando galanamente la existencia de un acuerdo ¡que él mismo había firmado!, con lo que quedó ‘como Cagancho en Almagro’.

Segovia es una ciudad compleja en su urbanismo -es lineal, alargada, encajada entre dos valles, con un Acueducto y una ‘Ciudad alta” amurallada que condicionan la movilidad-; con una población que desciende en beneficio de los pueblos colindantes -los cuales se benefician del poderío y servicios de la capital, pero sin aportarle más que cargas y problemas-; y con un futuro comprometido por una desindustrialización notable, por una falta de viviendas, y por una falta de proyectos y modelos de ciudad adaptados al siglo XXI, sin rumbo claro…

En mi caso, lo que me trajo a la política municipal fue la voluntad de llevar a cabo una profunda reflexión colectiva sobre el futuro de Segovia, sobre la ciudad que sería deseable que tuviéramos dentro de veinte años. Una reflexión estratégica, un plan de largo plazo y con visión amplia y completa, ajena a las tareas ‘tácticas’ cotidianas de los asuntos menores, los del día a día y del mes a mes, importantes a veces, sí, pero que no son los que nos conducirán a esa Segovia idealmente deseada. Ese gran proyecto colectivo, estructurado y puesto por escrito, conocido por algunos grupos municipales, sigue sobre mi mesa.

Pero la vida sigue, y hemos de encarar lo por venir. Segovia, estancada desde hace años, sigue esperando un cambio, que por ahora se hace esperar. La ciudad apenas ha avanzado durante este año en ese camino de ‘amejoramiento’ y recuperación de tanto tiempo perdido. Y es que ya nos señaló Ortega y Gasset, con ingenio, que ‘la vida local es muy poca vida… y muy local’. Quizá también seamos muy locales sus actores.


Author: Alfonso Ceballos-Escalera y Gila

Doctor en Derecho e Historia. Concejal de Vox en el Ayuntamiento de Segovia.

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8 Comments

  1. La política está diseñada para los “profesionales” de ella. Los que han hecho de la cosa pública su “modus vivendi” y les importa nada el ciudadano. Cambian de criterio y principios como de ropa interior, con tal de seguir en el sillón. Hay multitud de ejemplos, algunos de alta responsabilidad.

    Lamentablemente los idealistas, los que entienden la política como un medio para influir positivamente en la vida de los ciudadanos, acaban desencantados alejándose de ella. Confío no sea su caso y persevere en sus funciones.

    Reciba mi reconocimiento y gratitud por ello.

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  2. Es lamentable que este señoro critique ahora la supresión de ayudas directas a las asociaciones cuando antes defendía la concurrencia competitiva. Un concejal sin criterio.

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  3. Perdone que le diga, pero usted no es un concejal del montón: aparte de ser y remarcar su procedencia noble, quizás sea el más culto de los 25 ediles que conforman el pleno. Por contra, creo que usted vive en su pedestal fuera de la realidad y que juega interesadamente con los argumentos ideológicos parapetado en su, como dice su colega el ínclito Merino, “aseado” lenguaje, sin aportar absolutamente nada al eficaz y eficiente funcionamiento del Ayuntamiento. Toreo de salón creo que se llama. Haga propósito de enmienda con su pareja Núñez, a ver si aterrizan de una vez.
    Una cosa le valoro: que acepte comentarios en su post, no como cierto “galán” caucense…

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    • Sr. Builder, totalmente de acuerdo con usted. Entre su análisis y del marqués de la Floresta sin duda me quedo con el suyo. Sólo me gustaría añadir que, como dicen los sociólogos, la cultura es la forma de vivir de un pueblo, y este señor, conocimientos tendrá muchos, pero de cultura, de esa que se adquiere a pie de calle, pues más bien poquita. Como también dirían algunos: “su reino no es de este mundo”.

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  4. Qué buena pluma destila nuestro concejal al igual que L.P parecen los dos dos de la generacion del 98 , ayyy su maltrecha Segovia, vista desde su msgestuosa atalaya, subase las mangas y a trabajar, que falta nos hace.

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  5. Muy buena reflexión D.Alfonso.

    Los envidiosos, los poco ilustrados, los maleducados, y los mediocres mentales, siempre están al acecho.

    La envidia es el deporte nacional, y lo soez, lo vulgar y lo chabacano es lo que triunfa en la sociedad actual.

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  6. Buenas, puede que El Marqués de la Floresta sea muy culto y tenga un currículum de muchos folios pero yo sigo todos los plenos y, se nota que su compañera la Sra. Núñez, no ha leído mucho a lo largo de su vida. Muchos temas se la nota que no tiene ni idea y se expresa fatal.

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  7. Para lo único que quiere la medalla corporativa este Señor es para ir en las procesiones, votos y rogativas ene primera fila. Porque de trabajar por la ciudad nada de nada, que graciosa Segovia nobles en la extrema izquierda y en la extrema derecha. Los extremos se tocan con frecuencia en la Extremadura Castellana.

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