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Otra victoria del nacionalismo… otra más

La verdad es que hay tres partidos en España: derechas, izquierdas y nacionalistas (soberanistas). Esta última opción es la peor para el país al anteponer el interés de una parte al interés colectivo. Por lo mismo, resulta comprensible su éxito en los comicios locales: el relato nacionalista según el cual “defendemos lo nuestro” frente a un supuesto enemigo ancestral culpable de todos los males es simple y funcional. Es complicado y altamente impopular explicarle a según quien que su país no es sino otra pieza en el engranaje de un conjunto. Que de poco sirve engrasar un pistón si tienes oxidados los otros siete. España sigue sin encontrar un contra-relato eficaz y así nos va.

Por tanto, poco que celebrar de las pasadas elecciones vascas y gallegas. El soberanismo gallego ha destrozado a las Mareas y en el País Vasco Bildu ha obtenido unos buenos resultados igualmente en detrimento de este globo flácido llamado Podemos. El PNV está más fuerte y el constitucionalismo no nacionalista en mínimos históricos y siguiendo los derroteros (nunca mejor dicho) catalanes.

Una y otra vez desde hace más de una década, España pincha en hueso en su combate contra el nacionalismo. En gran medida porque presentarse ahí como el “enviado” de Madrid, donde Madrid simboliza “al enemigo”, es comprar todas las papeletas para perder. Vean Feijoó, su gran éxito es desmarcarse precisamente del PP capitalino hasta el punto de concurrir con un lema sin siglas y tres veces vacío de contenido: Galicia, Galicia, Galicia… Alguien debería tomar nota y al menos conceder que  negar una voz propia a los partidos en las autonomías y reservarlos como material de sacrificio en la carrera del baranda hacia la Moncloa es una táctica equivocada.

Escrache electoral contra Vox en Sestao. Arriba, recepción a presos de la ETA.

En el País Vasco, de un millón de votantes 350.000 votaron a Urkullu, el político más listo de España, y 250.000 a Bildu, eso en un contexto abstencionista; de no mediar el coronavirus probablemente ambas formaciones se hubieran plantado en resultados históricos.  El PNV me recuerda a un gato lustroso permanentemente agazapado a verlas venir para sacar cacho. Mientras en Cataluña el nacionalismo mueve el nogal y se lleva las tortas, el PNV recoge las nueces. Es lo que tiene adorar al roble de Gernika, que el dios de las bellotas siempre te protege.

¿Y qué hacemos con Bildu? Gracias a la policía el fantasma de ETA es eso, un fantasma. Y felizmente ningún vasco, ni siquiera ese granuja de Otegui (constructor de la paz, se dice él, tras 30 años en de gerente en la empresa de colocación de pistoleros), está en la idea de meter bombas  como estrategia de construcción (?) de una Euskalherria libre (?). Lo que no quita grandes fiestas,  honores y lo que no sabemos para los etarras que van saliendo de la cárcel…

Conforme los antaño pistoleros van tocando pelo Bildu se institucionaliza, hasta el punto de ser socio del PSOE en algunas iniciativas. El mundo gira, el ayer víctima se fotografía con el ayer verdugo, lo cual en sí mismo no sé si es tan malo como suena pero bueno no es. Sé que es paradójico que mientras a Vox se le niega el pan y la sal por “fascista”, voy y hablo con toda normalidad con asesinos totalitarios con condena en firme, peña que no hace tanto iba tiroteando en la nuca a gente que simplemente no pensaba como ellos.

Yo entiendo muchas cosas. Como me dijo un día Atilano Soto, la política es el arte de tragarte sapos. Entiendo que tengas que pactar con este nuevo “Bildu de la paz”; si es para bien se pacta con el demonio. Pero desde luego alguien que entra en tratos con Bildu queda esencialmente desautorizado para encima andar presumiendo de “antifascista”.  Cómo para cuestionar a Vox, madre de mi vida…

 

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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2 Comments

  1. Y qué tienes que decir de los pactos de nuestro queridísimo senador por Segovia Maroto con Bildu?
    De eso no hablas nada, y aquí le tenemos representadonos a los Segovianos…

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    • Digo que la política es, precisamente pacto, Y digo también que siendo útil y para bien, hay que pactar con el diablo. Recalco la contradicción que supone, por ejemplo, dárselas de antifascita por ningunear a Vox y pactar con pistoleros del calado de Bildu, hoy demócratas ayer nacionalistas totalitarios en la mejor tradicion mussoliniana.

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