Posted By Redacción on 11, Dic, 2024

Se acerca el fin del año y con él los balances anuales de los políticos. En Segovia, ha sido la “ciudadana” Noemí Otero, de las pocos cargos electos que le quedan en España a la otrora prometedora formación centrista, la primera en salir al ruedo. Y lo ha hecho contra el alcalde, José Mazarías, al que culpa de fustar “las muchas expectativas de cambio que había con su llegada pero que ha seguido una línea continuista que confirma la parálisis de la ciudad“, señalaba.” En tres palabras, este año largo de Mazarías: “es un fracaso”.

Parálisis especialmente ostensible, según la portavoz de Ciudadanos, en lo ecónomico y el urbanismo. Lo primero patente en “el declive del tejido local agravado por la competencia de una desacertada política de mercados y ferias”. También por el abandono de los polígonos industriales y sin ayudas para la hostelería.

En urbanismo, puso un elocuente ejemplo. “Ellos [el equipo de Gobierno] tiene el mantra de culpar a los arquitectos, de que no tramitan bien los expedientes. Son los mismos arquitectos que en el alfoz obtienen licencias en un mes que tardan hasta dos años en la capital.

Pero, frente al “no por el no” que para Otero caracteriza al resto de la oposición y especialmente al PSOE, la de Ciudadanos quiso ser constructiva. Alabó, por ejemplo, el trabajo de Azucena Suárez en el diálogo de las ordenanzas fiscales, viviendas sociales y mercado de los Huertos y se mostró en disposición de colaborar para sacar adelante los presupuestos, el reto que ahora mismo tiene sobre la mesa Mazarías. “Estamos aquí no por cuestiones ideológicas nacionales, sin para ser útil y responsable”, decía.

¿Y qué tiene que hacer el alcalde para obtener el sí de Otero? “Mazarías tiene que ponerse el traje de alcalde, escuchar a la gente porque nosotros elevamos lo que nos dice la gente”. En otras palabras, si Ciudadanos recoge lo que dice la gente y el alcalde debe hacer lo que dice la gente, entonces el alcalde debe hacer caso de lo que Ciudadanos dice.

En otras palabras, dialogar más. Un ejemplo, los propios presupuestos, de los que hasta ahora solo ha habido “contactos informales” con concejales. Se sorprendía Otero de que ahí Mazarías no haya sido más comunicativo.

Porque con un equipo de Gobierno en minoría, Mazarías esta obligado a pactar, y Ciudadanos es lo que se antoja más a tiro. Claro que siempre existe la opción -en política municipal- de tirar por la vía del medio y optar por una ´“cuestión de confianza“. Algo que ya ha pasado anteriormente, y consiste básicamente en un órdago en que el alcalde o bien logra aprobar los presupuestos, o bien la oposición debe nombrar un nuevo alcalde (hay un mes de plazo), y en caso contrario, se dan por aprobados los presupuestos. Y por cierto y a poco que uno se fije, la única candidata con posibilidades de consensuar un desalojo de Mazarías es ella, Otero.

Comparte en tu WhatsApp