Posted By Natalia Del Barrio on 3, Jul, 2021

Todavía recuerdo como el predecesor de Verónica Casado, Antonio María Saez Aguado no perdía ocasión en cada Pleno de ofrecer públicamente contratos “Si me presenta un radiólogo, le garantizo un contrato interino de años y una retribución algo por encima de la retribución media española” llegó a decir en respuesta a una pregunta parlamentaria en las Cortes. Pues bien, hace unos días se dio a conocer a través de algunos medios de comunicación que ninguno de los 2.000 primeros MIR habían optado por la provincia de Segovia, tampoco por la de Zamora, Palencia, Ávila y Soria y tan solo 37 de éstos habían elegido Castilla y León.

Y no es de extrañar. Parece que los “planes” de fidelización de la Junta de Castilla y León no están resultando ni efectivos ni atractivos para atraer el personal sanitario más que necesario en nuestra Comunidad. Aunque luego no faltan las lamentaciones de consejeras, vicepresidentes y presidente para decir que el problema es que “no hay médicos”. Pero visto lo visto, haberlos parece ser que los hay, otra cosa muy distinta es que la oferta sea atractiva para trabajar en nuestro territorio y al parecer muy atractiva no es. Como ilusos pensamos que la pandemia podía suponer un punto de inflexión para que las administraciones públicas tomaran cuenta de la importancia de tener un sistema público sanitario fuerte y robusto. Pero no ha sido así.

En Castilla y León es cierto que los últimos presupuestos supusieron un aumento en la Consejería de Sanidad, pero el aumento no implica una mejora del servicio. Y es que profundizando, este aumento de casi 800 millones de euros no ha repercutido en una mejora, por ejemplo, de los recursos humanos necesarios en la búsqueda de una mayor eficiencia, sino todo lo contrario. A pesar del aumento bruto el impacto en el presupuesto global del dinero destinado a gastos de personal es el más bajo desde 2012 en Atención Primaria con un 43,25% y en el caso de la Atención Especializada el más bajo desde 2010 bajando del 58% en 2010 hasta el 51% en 2021.

Estos datos son bastantes sintomáticos de cómo poco a poco nuestra Sistema Público de Salud se va quedando sin profesionales y se proponen planes de reestructuración de la Atención Primaria en el medio rural como el que se está proponiendo para nuestra provincia. A pesar de las palabras de la Consejera y del Gerente de Asistencia Sanitaria de Segovia, Jorge Elízaga, que nos quieren hacer tragar con ruedas de molino, la realidad es muy diferente. Y si no que se lo pregunten a las decenas de municipios que ya se han unido en diferentes plataformas para defender la ya mermada Atención Primaria rural.

Mención aparte merece la falta de estructuras hospitalarias y de servicios de los que carecen algunas de las provincias de nuestra Comunidad y como ejemplo Segovia donde ya hemos denunciado en múltiples ocasiones la falta de servicios como la radioterapia (próximamente privatizada), el segundo hospital o la falta de camas de media estancia casi inexistentes, por no decir inexistentes.

En definitiva, el desmantelamiento de la sanidad pública en nuestra Comunidad es más que evidente, como ha ido ocurriendo con otros servicios públicos como el sistema de cuidados que poco a poco se ha ido poniendo en manos privadas en nombre de la “eficiencia”. Una “pseudoeficiencia” que responde a la que más que obvia falta de inversión pública y a la dejadez de funciones por parte de las Instituciones.

Hace unas semanas gran revuelo se armó con el “cheque” de 500€ propuesto por Isabel Díaz Ayuso para las madres menores de 30 años y con más de 10 años de padrón en la Comunidad de Madrid. Una medida que se une a los “cheques” para que las familias elijan la escuela que quieran. Cheques que también dispone nuestra Comunidad con los “cheques servicio” para el contrato de personal de cuidado de menores y personas dependientes, cheques que no son más que privatizaciones encubiertas y que deterioran los servicios públicos. Cheques que se distribuyen bajo la premisa del populismo de los impuestos bajos y el dinero en el bolsillo de las personas, que siempre benefician al que más tiene, porque en los bolsillos de las clases medias nunca es perceptible.

Puede que en el sistema de cuidados, tan denostado, no se percate uno de esta privatización pero imaginen ¿qué opinarían si les facilitaran un cheque para acudir a una consulta médica privada? Pues pronto llegará, aunque tampoco ahora hay que imaginar mucho ya que en la actualidad muchas intervenciones son derivadas a la sanidad privada para “aliviar” listas de espera.

Y la solución es fácil, que siempre dicen que no hay propuestas aunque estén implícitas dentro del texto; impuestos realmente progresivos para quién más tenga más pague, más inversión en lo público, menos precariedad laboral ligada a la estabilidad y por tanto menos temporalidad, más recursos humanos, menos cheques y más servicios.

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