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El escrachador enmascarado

Que una cosa es predicar y otra dar trigo se evidencia en lo que les está pasando a Pablo Iglesias, Montero e hijos. Vaya por delante mi mayor solidaridad para con la vicepresidencial familia. No hay derecho a, como consecuencia de un determinado activismo político, tengas que aguantar a un atajo de cabestros a las puertas de tu casa o allá donde vayas de vacaciones. En otros tiempos abogaría por la preceptiva lluvia de palos a cargo de la autoridad habilitada. Hoy supongo que hay métodos más civilizados.

No hace tanto, Podemos los justificaba como ahora los justifica Vox por “silencio administrativo”. Mientras la mano derecha guarda públicamente un prudente mutismo la izquierda no para de darle al whatasapp para montar el pollo. Eso dándose bien, que si tiramos de hemeroteca veremos a hoy escandalizados izquierdistas justificando lo injustificable cuando tocaba en casa ajena. Y al revés, claro, (in)flamantes contertulios de extrema derecha pontificando contra la perversión de escrachar a la vicepresidenta Soraya Sainz de Santamaría, elogiándolo en cambio si el vicepresidente lleva coleta.

Tras esta infantil ¿visión? del mundo subyace la perversión de la negación del otro. Imbecilidad y sectarismo. Además es algo sumamente destructivo y dañino para todos. Y de muy mala educación.

Claro que en general soy bastante reticente a toda manifestación, que  a diferencia de los escraches emanan del libre ejercicio de la libertad de expresión y el derecho al activismo político-religioso (siempre que las autorice el Gobierno). No me gustan porque al final se termina molestando a alguien (que otro día puedo ser yo) y la razón ideológica que tengas se disuelve en las simplificaciones de las consignas. Tienen una función mediática y poco más.

Al final de las movilizaciones siempre hay un pobre hombre que llega tarde al trabajo. Además es una actividad cansina, económicamente no remunerada y poco saludable, apareja afonías, tragas polvo, te contagias de covid… Razones sobradas a mi entender para quedarse en casa.

No veo el encanto de acudir a las manifestaciones como rito social (ya procesiones, marchas, concentraciones) “Que bien nos lo hemos pasado”, me cuentan luego los amigos. Yo creo que el procesionante es un tipo especial. Un tipo que busca la confraternidad, la hermandad por fusión con la masa.  Es lo que sucedía con las manifestaciones indepes del 11S. Notabas que los que iban se lo pasaban bomba, a pesar de que llevar a la familia salía por no menos de 40 euracos.  Dinero bien invertido, no solo se divertían sino que volvían a casa con la íntima satisfacción de ser “protagonistas de la historia”. ¡No se quedó en casa! ¡Luchó por lo suyo!

Bien pensado, creo que el tipo raro debo ser yo. Una vez fui a un sitio y coincidí con que entraba o salía Julio Iglesias de una peluquería. Los amigos se quedaron a verle junto a un montón de lo que me parecían histéricos recién salidos del Quitapesares. Una espera de 20 interminables minutos total solo para decir “hoy he visto a Julio Iglesias”. A mi me pareció que mis amigos estaban locos de remate. “Pero es que llegaremos tarde al bar”, trataba yo de razonar. “Pues te vas y avisas que llegaremos tarde”. Desde entonces soy el que se va al bar y dice “llegarán tarde porque están esperando que Julio Iglesias salga de la peluquería”. Mi predisposición a ser protagonista de la historia es nula. Pienso que la historia se ve mejor y más cómodamente en la tele. Sin nucas de por medio.

Con una excepción. Las incursiones antropológicas. Siento debilidad por aquellas manifestaciones del pathos profundo del mundo. Me interesan las que implican cambios en los valores y también aquellas donde luce en todo su esplendor el siempre asombroso espectáculo de la estupidez humana. Esta por ejemplo.

Y es que el talento de los hombres tiene un límite, pero su estupidez no. Domingo en la plaza de Colón, convocatoria contra las mascarillas en desafío al coronavirus. Veo en la tele una tipa que a voz en grito proclama que el bozal le impide hablar con Dios. En las redes, un antimascarilla informa que al llevarla la expansión de su chakra se debilita, no llega con nitidez al séptimo círculo, se queda estancada y luego padece de estreñimiento severo (entre otros males). Otro habla de como el 5G remodelará los flujos magnéticos interpersonales convirtiéndonos en zombis (y da estreñimiento, aporta el del chakra). Alguno dice que a él nadie le dice que se tiene que poner y otro asegura que el covid19 es un plan chino para acabar con la democracia.

Así somos, al filo del abismo. Pero algo de bueno habremos hecho cuando aun no nos hemos extinguido (anti vacunas aparte). Probablemente soportarnos: sufrirnos los unos a los otros, sufrirnos en paz.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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6 Comments

  1. https://youtu.be/Sbp8HbhqrzU

    En palabras del propio Iglesias en este vídeo: “los escraches son el jarabe democrático de los de abajo.”

    Ahora que le afectan a él que no se queje.

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  2. La solución a los escraches la tienen los que los trajeron a España. Y es relativamente sencilla.
    Lo que pasa es que requiere tener una gran cantidad de huevos (esa “política masculina con cojones” que decía el propio Marqués), y de honradez, algo de lo que los podemitas y demás calaña carecen.
    Que queden en el casoplón, los Marqueses anfitriones, el Echeminga-Dominga, el Garzonetti, la tonta Monedera, se preparen una barbacoa, se den un bañito refrescante en la piscinaca, se fumen lo que fuman, y después salgan a la calle y lean a gritos un manifiesto podemita donde digan claramente que eso de los escraches es una puta mierda, y que ni es jarabe, ni democratico, ni su puta madre. Que están hasta los cojones de “jarabe”. Que piden perdón por las gilipolleces que decían de los escraches, perdón a Rosa Díez, a Soraya, a Felipe, a Cifuentes, etc. Que el propio Marqués embadurne la cara de Echeminga con ketchup, y que diga claramente que el mismo cortará los cojones al próximo podemita que haga un escrache o un acoso. Y que los 50 Guardias civiles que le custodian su casoplón se vayan a perseguir a los malos.
    (Pido perdón a la Sra Marquesa por no utilizar “lenguaje inclusivo”)
    Así de fácil. Bobos, que sois bobos.

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  3. Cuantos dias fue el “escrache” a Soraya ? 3 meses no es un escrache , es un hostigamiento

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    • Es que depende mucho del médico y la salud del paciente, thorpedo. Es lo que tiene el “jarabe”, que a veces la “receta” es de 3 días, tres semanas, y otras veces el médico te lo receta durante varios meses si el paciente no sana.
      También depende de la fuerza del “jarabe”. Para el mismo tratamiento se puede utilizar un “jarabe” fuerte, pero es más efectivo para su asimilación una “jarabe” suavecito durante meses……. o años.
      Pero esas cosas, querido thorpedo, el que mejor lo entiende es el inventor del “jarabe” en España.

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      • Y dale con el jarabe … seguís comparando cosas incomparables . Puedes estar mas o menos de acuerdo con sus políticas , pero perseguirle durante 3 meses en su casa , en sus vacaciones , etc , no es admisible. No se porque os escuece tanto lo que hace este señor, que encima representa a unos cuantos millones de españoles que votaron esa opción política.
        Y repito a los políticos del PP fue la PAH y un par de dias no 3 meses

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