La idea es generar debate, no ya para los conversos de una u otra causa sino para facilitar un cambio general de perspectiva en nuestra concepción de la agricultura y la ganadería moderna. Así que aprovecho la polémica suscitada por el artículo sobre la planta de biometanol (que no de biogás) para replicar algunas observaciones. Me interesa especialmente diferenciar lo qué es una problemática ambiental (contaminación, perjuicio al medio) de los que es una problemática social, especialmente cuando irrumpe una tecnología que beneficia al conjunto pero perjudica a un grupo minoritario (o no tan minoritario), que es un tipo de conflicto recurrente en Segovia: importantes proyectos agroindustriales topan con la resistencia vecinal de los que ven alterados sus entornos concebidos, no como centros de trabajo, sino como espacios residenciales. Que conste que con eso no quiero decir que no tengan razones fundadas para movilizarse, simplemente quiero precisar el problema. Reconozcamos que tienen especial derecho a activarse en estos temas y a ser oídos. No por ello tienen por defecto la razón de su lado.
Me interesa que la ciudadanía en general vea lo mucho que hay en juego para que valore perjuicios y beneficios en la puesta en marcha o no de determinadas inversiones ambientales.
Respecto a lo primero, el caballo de batalla está en si es cierta o no la expresión “tecnología que beneficia al conjunto” aplicada, en el caso que nos ocupa, a la planta de Pinarejos. Este es un primer debate. En general, de los comentarios contrarios se desprende que se admite que la conversión de residuos en gas natural es buena en sí misma. Las críticas van más bien en la dirección de criticar el supuesto carácter depredador de las empresas impulsoras. Por así decir, se asimila “empresa agroindustrial” con malas prácticas, fraudes, depredación del medio y demás. Mi reparo es metodológico: no entiendo que por un sesgo ideológico -todo lo empresarial tiende a lo malo, el beneficio es pecado- se atente contra tecnologías innovadoras. Simplemente trato de destacar que son dos debates distintos. Una cosa son las bondades y perjuicios de una planta de biometano. Otra cosa es lo que uno piense sobre el capitalismo, las empresas o la economía en general. Este segundo debate me interesa bastante menos. En cambio, si que creo que es sano debatir sobre si hay tecnología mejores implementables -Pepe Romera, por ejemplo, menciona la agricultura regenerativa-.
Sentado que la tecnología es buena, hay que admitir que en el caso que nos ocupa hay una derivada preocupante. El purín, las granjas en general y las de porcino en particular, desprende mal olor. Y ese mal olor no es ningún sesgo (sí lo es considerar que la actividad agraria tradicional era y es “limpia” e “inodora”, que para nada). Aquí mi planteamiento es separar radicalmente los problemas ambientales de los sociales. El olor no es un problema ambiental. Es un problema social. El debate estará pues en las medidas paliativas que realmente -y no sobre el papel-, existen (si es que existen) para paliar esa derivada. Si son realmente efectivos protocolos de minimización de olores.
Al respecto les mentiría si afirmo que lo tengo totalmente claro. Sé que bien implantados estos protocolos minimizan el rastro oloroso. Pero está claro que, al final, eso dependerá del buen o mal hacer de la empresa. Sí que debo prevenir a los lectores que instalarse en el “no por si acaso”. Que el negarse a implementar una tecnología “no vaya a ser que…”, que en el fondo es lo que subyace en la mayoría de las críticas a estos proyectos, se paga y bien caro. Se paga en términos de desarrollo, preservación del medio, de progreso tecnológico y económico. El no por el no, se paga. Téngalo claro.
Miren, ni yo ni nadie habla desde la infalibilidad. Casi todo cabe matizarse en un descomunal “depende”. Pero creo firmemente que los planteamientos antiecológicos, tecnófobos y anti-empresariales por defecto nos cuestan a todos dinero y salud. Es por eso que mi posición puede resumirse en: “escuchen a las empresas”, hablen con ellas, trabajen con ellas (en lugar de ponerse en pie de guerra cuando se menciona tal o cual palabra que no es de su gusto). Dialoguen más y quéjense menos. Abandonen la mentalidad obstruccionista y adopten una postura constructiva y colaboradora. A todos nos irá mejor.
7 diciembre, 2024
Lo dicho en los comentarios a su anterior panegírico, las plantas y sobre todo las macroindustrias de fabricar cerdos, que no granjas de cerdos, cerca de donde se consume el producto. Por nada, por abaratar costes a las trust empresariales.
8 diciembre, 2024
Las empresas pueden vender humo con tal de conseguir sus expectativas, la realidad es muy distinta. El olor no es el mayor problema, aunque ya de por sí es bastante problema, pues no es justo que para que un puñado de avariciosos puedan enriquecerse otros tengan que sufrir las consecuencias en sus vidas y al que diga lo contrario que se monte una planta de biogas en su salón. El problema es de mayor envergadura, pues todos sabemos de sobra que los residuos generados irán a parar a los campos ya de por sí saturados en la zona, sin ningún tipo de control. Eso es un problema de salud y con la salud ni se juega ni se hacen negocios por mucho que los políticos se empeñen.
9 diciembre, 2024
Este tipo de argumentaciones no están bien.
Paso del tema de montarse la planta de biogas en casa. En general, todos disponemos de pequeñas plantas de gas (o análogo) en casa. Lo importante es que sea energía renovable y del mínimo impacto sobre el medio. Huelga decir, que al común de los mortales que vivimos en zonas rurales o periurbanos no nos gusta que nos pongan NADA cerca de casa. Lo que esté en cuestión es cuando el legítimo egoismo topa con el necesario interés social o el egoismo ajeno, igualmente legitimo.Ciertamente el problema es que pasa con los residuos. Es falsa la inexistencia de control. Los residuos de un planta de biometano no van a parar a los campos. No hay añadido de contaminantes sino precisamente todo lo contrario.
9 diciembre, 2024
Gracias por la aclaración señor Besa, si no es por usted no nos hubiéramos dado cuenta que en los pueblos somos unos egoístas por quejarnos de que nos metan la mierda en casa, por el contrario se ve que en las ciudades son muy comprensivos con el tema, por eso debe de haber una granja de cerdos en cada bloque de viviendas 6 una planta de biogas en cada manzana mientras que los egoístas se los pueblos nos cobran por aparcar el coche en sus calles, eso en el mejor de los casos porque hay pueblos en los que no se puede acceder con cualquier vehículo, porque dicen que contamina y es malo para la salud de sus vecinos, que egoístas estos de los pueblos, no me extraña que se esten vaciando
9 diciembre, 2024
Explíquenos señor Besa que hacen con los residuos. Si no van a parar al campo que hacen con ellos, panecillos, pastelitos? O se transforma en dinero para los bolsillos de los políticos que les ha untado el morro la empresa para que aprueben el proyecto tal vez….
9 diciembre, 2024
No tiene mayor misterio. El purín se descompone en gas (la parte de los metanos) y nitratos. El gas se usa como biocombustible renovable, los nitratos, digestatos, son un abono muy eficiente y demandado. Es sólido y al no tener volatibilidad no presenta problemas de olores. En algunas plantas se utilizan incluso lixiviados residuales, carentes ya de poder contaminante, para riego. El problema clave es la generación de olores, ahí hay maneras de minimizar radicalmente los olores, pero claro, hay que aplicar esas maneras y es el caballo de batalla. No el medio ambiente.
10 diciembre, 2024
El proceso de depuración de las aguas , para que no sean contaminantes tienen un consumo de energía muy superior al obtenido de los gases, pues deben realizarse varios ciclos de decantación, aireación, floculación, prefiltrados, filtrados desecación de residuos sólidos etc. por lo que no creo que a la empresa le interese tener pérdidas para no ser contaminante, resultando más economico el vertido de esas aguas sucias al campo con el resultado que conlleva.A estas alturas casi todo está inventado, desgraciadamente siempre se antepone el tema económico.
10 diciembre, 2024
En tal caso la empresa cometería un delito ecológico como la copa de un pino, se le retiraría la licencia de actividad y debería asumir indemnizaciones y multas.
10 diciembre, 2024
Por aportar al debate, desde hace años funciona un planta de biogás en Segovia, en la EDAR del Tejadilla, sin que a día de hoy se conozcan mayores problemas de olor, sanitarios y de seguridad. Las cacas y pises de los segovianos producen biogás renovable, que después se quema para producir electricidad que usa la misma planta depuradora.
Con el biometano es igual, pero se añade un proceso de purificación para que se pueda usar como gas natural, el mismo que tenemos todos a la puerta de casa, lo único que ese de tipo renovable y el que usamos ahora procedente de USA, Catar, Noruega o Argelia y de origen fósil.
11 diciembre, 2024
https://www.youtube.com/watch?v=fXHmRkgXFzs&t=19s
11 diciembre, 2024
Señor Besa, la infracción comola copa de un pino no me cabe la menor duda de que la cometan, pero tampoco me cabe duda alguna de qué saldrá impune de sanciones, pues si de algo estamos acostumbrados en la provincia es a qué quienes mayores infracciones cometen, mejor viven e incluso la administración les premia.