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¿Se acabó el matrimonio estable o es solo teatro?

Recuerdo con meridiana claridad cuando el PP, verbalizaba en la conformación de sus gobiernos autonómicos y locales el año pasado junto a la ultraderecha de VOX, la máxima estabilidad y moderación. Y claro sin dejar de utilizar la coletilla que los gobiernos socialistas eran inestables en nuestro país y en otras instituciones a lo largo de nuestra geografía.

Y lo que son las cosas, el Karma haciendo estragos, y hace pocos días saltan por los aires, en una voladura incontrolada, dichos pactos, por la política migratoria, y por solidaridad obligatoria de cumplimiento de la legalidad internacional, al tener que acoger a unos cuatrocientos niños y niñas menores de edad, que no tienen a sus padres en nuestro territorio, en diferentes comunidades autónomas, entre ellas varias que gobernaban en común.

Y se demostró lo que es la ultraderecha, el caos. No les importa nada lo que suceda a la ciudadanía normal, a la clase medida y trabajadora, a las PYMES o autónomos, sólo el odio y la bronca permanente. En Castilla y León y en Extremadura, los consejeros no querían dejar el cargo y se revolvían con el caudillo, el Sr. Abascal, por su capricho homófobo. Y algunos han dimitido, otros han sido cesados y algunos se mantienen, como el Sr. Santonja en Castilla y León, o el Consejero de Extremadura. Varios de los cesados ya anunciaron su baja de militancia, es decir, todo caótico y demostrando el terrible error del PP, de permitir que llegaran al poder y su inestabilidad crónica. Es buena noticia para la ciudadanía la salida de los gobiernos autonómicos de la ultraderecha, sin ninguna duda, pero como en las películas de suspense, parece que en el guión faltan más sobresaltos. Ya veremos.

La lección de Francia en las elecciones de hace escasas fechas, impidiendo que la ultraderecha, llegará al gobierno mediante el acuerdo entre varios partidos de diferente espectro ideológico, es un buen ejemplo. La victoria de la izquierda en Francia, después de una gran movilización, ante unas encuestas que vaticinaban una victoria de la ultraderecha e incluso que podían darles mayoría absoluta, es un buen ejemplo también de la importancia que personajes públicos muy conocidos, defendieran públicamente lo que significa el peligro de sus políticas para la inmensa mayoría. La verdad que grandes estrellas del deporte, pidiendo esa sensatez y movilización para frenar la deriva ultra, me hizo pensar, por el motivo por el que, en nuestro país, no lo realizan de esa manera. Es para reflexionarlo.

Pero ahora en esas comunidades autónomas, y entre ellas, en Castilla y León, se plantean preguntas clave. ¿Se acabó el matrimonio del PP y la ultraderecha o es sólo teatro? ¿Seguirán aprobando medidas retrógradas juntos, como temas contra la memoria histórica, extranjería, diálogo social, cambio climático, etc.? ¿El PP se moderará de verdad o seguirá copiando mensajes ultras? Todo esto es la prueba del algodón que el PP, tiene que demostrar a partir de ahora, y aunque tengo pocas esperanzas, veremos como se despeja esa separación de hermanos siameses o como se esconde la relación, para seguir igual.

Fdez. Mañueco estaba cómodo gobernando con la ultraderecha, pero ahora tendrá que demostrar si realmente esas políticas no eran las suyas, variando de forma sustancial la deriva del gobierno autonómico. Por cierto, espero que el nuevo Consejero de Movilidad, en la Junta de Castilla y León, el segoviano, José Luis Sanz Merino, atienda el largo listado de incumplimientos del PP en la Junta, con Segovia y su provincia.

Y sin duda, el enorme éxito de la selección española de fútbol masculino, como ya lo hizo la femenina, con ese espíritu de equipo, con esos valores de integración, superación, ilusión, de pluralidad, de armonía, son un claro reflejo de lo que es nuestra sociedad, en la que no caben esos insultos que hemos visto, desde la ultraderecha y los más carcas y retrógrados del momento, ante jugadores que, por su color de piel u origen social, no son para ellos dignos, del buen nombre de españoles. Habrán aprendido un poco del espíritu de resistencia y de la consecución de logros, con ese gran orgullo de país que somos.

Y si pareciera poco, emerge otro gran deportista, como es Carlos Alcaraz, conquistando a los españoles con sus grandes éxitos, a pesar de tener sólo 21 años, como en Wimbledon o Roland Garros. En fin, orgullosos representantes de nuestra sociedad abierta.

Que mal lo pasan algunos, ante los éxitos de país, y qué orgullo sentimos otros, que no necesitamos permanentemente pulseritas o abalorios, para sentir orgullo de nuestro país y lo que representamos.


Author: José Luis Aceves Galindo

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