Un martes más de carnaval, los jóvenes de Prádena pusieron un espectacular broche a las fiestas con la secular tradición de “correr los gallos”. Una veintena de jóvenes pelangutos (el apodo de los lugareños) convenientemente disfrazados, se llegaban a la plaza Mayor para romper a palazos los botijos colgados de cuerdas. Botijos en algún caso con sorpresa en forma de pintura.
La novedad, o más bien el restablecimiento, estuvo en los burros, ya que desde hace cuatro años la “justa” se acometía a pie de suelo o en bicicleta. Este año, además de bicicletas, cuatro jóvenes se han animado para recuperar la tradición del burro, añadiendo colorido y tradición a la fiesta. Como dice el alcalde, Ismael Masedo, “esta es una de las fechas marcadas en el calendario, como la cencerrada de San Andrés o las Candelas, que tan solo hace unos días permitía a nuestros vecinos compartir cena alrededor de las numerosas hogueras que iluminaban la noche del 2 de febrero”.
Lo de los gallos es una tradición muy antigua que antaño era exclusiva de los quintos. Es una versión bufa de las competiciones de justa, en la que los caballeros mostraban su destreza a caballo. Antiguamente, en lugar de botijos se colgaban gallos vivos, a los que se arrancaba de la cuerda a estacazos. Una tradición carnavalera civilizadamente sustituida hace ya algunos años por los botijos y las anillas, un cambio muy bien recibido por el vecindario.
15 febrero, 2024
Y la ley de la protección animal?es necesario esto?
16 febrero, 2024
Qué problema ves en que unos niños se den un paseo en burro por su pueblo?
A lo que estamos llegando, madre mía…