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¡Había una vez… un circo!

Siempre he defendido que la labor de control y fiscalización de una oposición democrática, es una garantía necesaria para el buen funcionamiento de un sistema político. Las criticas a un gobierno ante decisiones poco acertadas, basadas en propuestas de mejora para la ciudadanía, petición de rectificación o incluso ofrecimiento de colaboración son acertadas y esenciales para mejorar siempre.

Pero lo que está soportando la ciudadanía en nuestro país, ha sobrepasado hace tiempo los límites de la razón y de la oposición democrática. Escuchar al PP, apropiarse de términos como libertad, acusarnos a los socialistas de franquistas o fascistas, quedar en evidencia cada día, con exabruptos y noticias falsas, sólo buscando atacar al gobierno, pero sin ofrecer una sola propuesta o idea que mejore la vida de la ciudadanía, el bienestar de los trabajadores, la modernización empresarial, la mejora de los servicios públicos, las pensiones, etc. supone una anomalía democrática. Han montando un “circo del engaño”.

El circo que han montado (con todo respeto a ese espectáculo cultural y sus profesionales) esta semana con la acusaciones “al gobierno de ser cómplices del golpe de estado en Venezuela”, de “coacciones al líder opositor venezolano para salir del país” por el riesgo de su integridad física, sólo por intentar erosionar a los servicios diplomáticos y al gobierno, es una prueba evidente, de que al frente del PP, no hay nadie coherente que defienda los intereses españoles dentro y fuera de nuestra fronteras.

Cuando el propio Edmundo González, líder opositor y hoy exiliado en España, desmiente toda la estrategia del PP, no tiene nadie en el PP las agallas suficientes y la humildad necesaria, para reconocer que les han vapuleado dentro y fuera de España, por sus mentiras y obcecación de odio hacia el presidente del Gobierno, sin mirar ni las consecuencias, ni el ridículo que han montado. El peor de los circos.

Pero no es una anécdota pasajera, ni un error puntual, es la seña de identidad del PP de Feijóo que sólo copia el mensaje y las acciones de la ultraderecha, basadas en noticias falsas fabricadas, odio y negatividad, ante la ausencia de un proyecto político de país que mejore la vida de la ciudadanía. No olvidemos que la derecha no quiere que nadie hable de que la economía española sigue con buenas perspectivas, el propio Banco de España, esta semana, como ya hicieron otros organismos internacionales, ha elevado su previsión de crecimiento para este año hasta el 2,8%, cinco décimas más que el 2,3% que proyectaba hace solo tres meses. Todo ello teniendo en cuenta que los datos del PIB publicados por el INE han sido mucho mejores de lo que vaticinaban todos los analistas: la cifra de crecimiento del primer trimestre se ha revisado del 0,7% trimestral al 0,8%, y el avance registrado en el segundo ha sido del 0,8% tres décimas más de las que preveía el banco y del 0,2% registrado en la zona euro.

Una oposición que mire por la ciudadanía, no tendría ninguna duda en permitir aprobar los Objetivos de Estabilidad y deuda pública para el conjunto de Administraciones Públicas durante el período 2025-2027 que se debatirá en el Congreso de los Diputados el próximo jueves, 26 de septiembre.

Lo que en esa votación se juegan los ciudadanos son que se concedan dos décimas más de margen fiscal a las comunidades autónomas en los años 2025 y 2026 con respecto a los objetivos vigentes. Esto supone más de 3.000 millones de margen cada año. Para las entidades locales, esta senda les concede una décima más en 2025 y dos décimas más en 2026. Lo que se traduce en 1.600 millones en el primer año y 3.350 millones más de margen el segundo año. Por tanto, si la senda no se aprueba, esas administraciones dispondrán en conjunto de unos 11.550 millones menos los dos próximos años y eso afectará a todos los españoles.

El beneficio evidente para la ciudadanía sería que las comunidades y corporaciones locales tengan unos objetivos de déficit menos exigentes que la senda vigente para que puedan destinar más recursos a la sanidad, la educación o la dependencia, pero eso al PP, no le importa lo más mínimo. Su hoja de ruta es el «populismo fiscal, el dumping fiscal madrileño y la deslealtad institucional» por las rebajas impositivas en las comunidades autónomas que gobierna. Vaya circo al que nos someten.

Pero el circo de irresponsabilidades del PP, también se manifiesta en la ciudad de Segovia, de forma evidente, en un capricho más y con una falta de rigor de gestión evidente, el alcalde José Mazarías y la concejala de Turismo, Milagros Escobar, autorizaron la celebración del mercado romano ‘Segovia. Decus Romae’ los días 23, 24 y 25 de agosto, a los pies del Acueducto, en contra del informe de la sección de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento que alertó, entre otras consideraciones, que la instalación de los puestos iba a suponer un “impacto visual muy negativo” sobre el monumento romano. Tampoco se respetó una distancia de seguridad con el Acueducto de 9 metros, ni la necesidad de mantener en todo momento una vía de acceso para vehículos de emergencia, sanitarios, protección civil, etc. Todo ello contraviniendo así lo dispuesto en el artículo 41.1 de la Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León y las Recomendaciones de la UNESCO sobre protección del paisaje urbano histórico.

Y ojo, al toque de atención de la Junta al propio Mazarías, cuando esta semana verbalizó el consejero de Economía, que el proyecto industrial de Prado del Hoyo, no avanza por culpa de la gestión del propio alcalde en los temas urbanísticos. En términos deportivos, le han enviado los suyos a los vestuarios por falta de esfuerzo. Vaya “circo desastroso” del PP en la ciudad de Segovia, que van a terminar por dejar sin desarrollo industrial de futuro y como sigan por esa senda, hasta dejan morir el puerto seco en dicha zona industrial. Ya saben, “había una vez, un circo…” pero con el PP se multiplican.


Author: José Luis Aceves Galindo

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