Hace un par de semanas sonó la misa compuesta para la consagración de nuestro altar mayor. ¿Hubo misa? No. ¿Hubo consagración? Tampoco. ¿Alguien miró al altar? Ni uno. Pero eso sí: hubo que pagar. Como ya vienen diciendo muchos, en esta Catedral, ya no basta con tener fe, sino Visa. A esto, hay quienes lo llaman “puesta en valor”. En tiempos normales se llamaría profecía inversa de Malaquías. Porque el Canon 1220 ordena preservar “la santidad del lugar sagrado” … y, entiéndanme, cobrar 21 euros por oír la música del altar dando la espalda al mismo, como si fuera un ropero antiguo que nadie se atreve a tirar pero al que se esquiva, es exactamente lo contrario. El altar, que para cualquier cristiano es Cristo en piedra, fue relegado a decorado. Y esto no es un simple desliz logístico. Es un nuevo error teológico. Así lo recuerda el Pontifical Romano, y así lo exige el sentido común de cualquier creyente. Es, según lo veo, como decirle al pueblo de Dios: “Mire usted, el altar ya no nos sirve. Corta planos. Estorba en el aforo. Así que hemos decidido hacerle un apagón simbólico”.
En el proyecto de modernización catedralicio, nuestro ilustre deán parece haber conseguido lo que nadie: transformar una misa en un concierto, y una catedral en un auditorio. Por eso, debería leerse la Instrucción Redemptionis Sacramentum, que prohíbe la “comercialización de lo sagrado”. Cuando se consagró el altar, la misa fue gratuita, solemne, abierta al pueblo de Dios. Lo que hoy la Catedral ofrece es un envoltorio musical, sin liturgia, sin comunidad, sin presencia sacramental. Y, por supuesto, pagando. Ya lo vimos cuando se hicieron virales las quejas de fieles que, al intentar rezar, se toparon con un cartel tan piadoso como implacable: “Entrada, 4 euros”. ¿Querías orar? Paga. ¿Querías recogimiento? Con entrada. ¿Querías fe? Solo con justificante de compra. En fin, nuestra Catedral, que durante siglos fue refugio, hospitalidad y centro de la vida espiritual, hoy parece ser una institución tarifada. ¿Lo próximo qué será? ¿Un pase VIP para la adoración eucarística con vino de Ribera? ¿Una rave de la IE en la capilla mayor? ¿Un desfile sobre la tumba de San Frutos? ¿Un ciclo de flamenco sobre las reliquias de sus hermanos? Todo es posible.
Mi mujer y sus amigas me han dicho que le han pedido la Catedral para celebrar noches de oración, el deán sabe cuál ha sido siempre su respuesta. Con todos mis respetos, se debe entender que una catedral no es un wizink center, sino un lugar sagrado. No un centro de ingresos, sino el corazón espiritual de Segovia. Y si va a venir a decir que “Se paga porque hay que mantener el patrimonio”… en esta Catedral esto no se sostiene. Vean su último balance público. En 2023, el 88 % de los ingresos (1.703.801 €) provino de entradas. Solo el 36 % del gasto se destinó a conservación (649.864 €). El 49 % del gasto se dedicó a personal (878.135 €), tras una subida del 347 % desde 2015. A pesar del récord de visitantes e ingresos, el balance final fue negativo (-104.075 €). Así que no vale lo de que no es necesario para conservar, ya que la mayor parte del ingreso no se destina a ello, y existen fuentes alternativas para buscar financiación. Y encima hay déficit. No soy gestor económico, pero para mí, esto no describe una necesidad estructural, sino una elección de modelo. Y para mí se escoge el de monetizar el templo y convertir el culto en producto secundario.
Considero -y no soy la única persona- que muchas de estas decisiones no reflejan la voluntad de nuestro obispo, a quien no me cuesta imaginar preocupado por el rumbo que está tomando la Catedral. Porque una cosa es cuidar el patrimonio, y otra muy distinta vaciarlo de sentido espiritual mientras se llena una taquilla que, por otro lado, es insostenible. En fin, nuestra Catedral parece ser no un espacio para mirar a Dios, sino un espejo donde ciertos gestores contemplan su modernidad. Eso sí, el altar de esta Catedral, mientras tanto, no ha dicho nada. Como siempre. Está ahí, testigo de siglos, convertido en mueble de fondo. Pero aún hay cristianos, laicos y sacerdotes, que lo miran. Aún hay quienes entienden que no se puede representar una misa sin misa, ni dar la espalda al altar y pretender que no pasa nada. Porque dar la espalda al altar no es solo un gesto escénico: es un gesto teológico. Es negar lo que se dice defender. Es vaciar lo que se presume honrar. Y es, en definitiva, el principio del fin. Cuando se alquila lo sagrado, lo que se pierde no es solo la fe: es el norte.
Carta al director de Sergio Rodríguez
7 agosto, 2025
Hombre. Supongo que a usted le gustaría más la Catedral hace 25 años:llena de oscuridad, sucia, sin iluminación, capillas abandonadas, vidrieras rotas, mierda por todos los lados. Prefiero lo que se hace ahora. Algo diferente es bueno. Se hacen conciertos todas las tardes para los turistas en las Iglesias de Viena y se cobra un pastón. Está lleno de gente. Y no pasa NADA. Nadie se rasga las vestiduras. Tener la mente abierta es muy bueno. También para nosotros los cristianos. Le recuerdo que es gratis la entrada para los segovianos para rezar o para visitar nuestra Catedral, que para eso la construyeron nuestros antepasados. Aún así, 4 euros es lo que vale un vino en José María.
17 agosto, 2025
Me imagino que el reparto de sobres con dinero negro del Señor Dean eso también lo hacéis por apertura, ¿verdad? Estos lugares deberían estar libres de corrupción.
7 agosto, 2025
En cusnto viajas un poco, te das cuenta de que en la mayoría de los países de Europa se paga por entrar en los monumentos.
En España estamos acostumbrados a que casi todas las entradas a Iglesias y Catedrales sean gratis.
Eso va cambiando poco a poco afortunadamente , y ello redunda de una forma directa en el estado de conservación de dichos monumentos.
Montar un concierto dentro de una Catedral, en principio no es ni bueno, ni malo.
Es totalmente voluntario asistir a ese concierto y pagar la correspondiente entrada, y si no quieres pagar, pues no entras y no hay ningún problema.
8 agosto, 2025
No quiere conciertos en la catedral pero si ayudas de TODOS los españoles para su conservación ( pues con lo que dan los pocos feligreses que quedan se caería poco a poco).
27 agosto, 2025
No se puede convertir un lugar sagrado, en un parque temático. Y encima soportar conductas que en otros recintos religiosos, mezquitas por ejemplo, no se llevarían a cabo. Segovia tiene monumentos, pero las iglesias tienen otro carácter distinto y singular.