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Romería

Debo reconocerles que hay tres cosas que me dan miedo en esta vida: un plato de guisantes o de aceitunas, los enchufes en mal estado y los proyectos municipales que nacen gracias a los fondos europeos. Con esto último los políticos tienen la misma relación que los invitados a la barra libre de una boda: en cuanto se nos derriten un poco los hielos del gin-tonic lo cambiamos porque ‘total, ya está pagado’.

Cuando leo en la prensa que el futuro Centro de Interpretación del Acueducto va a costar 5 millones de euros, pero tranquilos, que lo paga de su bolsillo Ursula von der Leyen, me da por redactar titulares para dentro de 7 años en plan «polémica en el ayuntamiento sobre si se debe cerrar el Centro porque no va ni Peter» o «el alcalde culpa a la oposición de tener que invertir dos millones del presupuesto municipal para terminar las obras del Centro». Que José Mazarías no haya aprendido nada del CAT, CIDE o como quieran llamar a ese esperpento Made in Pedro Arahuetes, no me sorprende. Total, a la política no va uno a perder dinero y solucionar las necesidades reales de los segovianos ya mejor para la siguiente legislatura.

Tenemos una relación compleja con el pasado, una especie de tira y afloja del que rara vez salimos del todo victoriosos. A veces viajamos hacia atrás para darnos un paseo porque nos hace sentir bien; mitificar lo que en su día nos parecía una simple rutina. Moldeamos la memoria al gusto y convertimos los recuerdos en algo agradable, especialmente cuando nos acompañan familiares y amigos que se han quedado por el camino. Ahí siguen vivos, que es como respira quien echamos de menos. Pero recordar también es engañarse, sobre cuando ante un mismo hecho se antoja imposible encontrar dos versiones iguales, a veces ni parecidas.

Cuando más deberíamos recurrir al pasado es cuando toca preguntarnos a dónde queremos ir; al buscar respuestas que nos impulsen de cara al futuro, pero es difícil si lo que nos encontramos tiene más de imaginación que de la realidad que fue. En la película Romería, de la directora Carla Simón (2025), la protagonista, de 18 años, viaja a Vigo para conocer a la familia de su padre —fallecido de SIDA— y saber más sobre sus progenitores, de los que no tiene apenas recuerdos. Interesada por dónde vivían cuando ya estaban enfermos, es curioso ver cómo en función del tío al que pregunte, siempre por separado, la información varía. Pero lo importante en esas escenas está en los detalles, unos desautorizan a los otros —«¿cómo van a haber vivido allí? Eso es imposible»— y a la chica y al espectador les toca hacer un ejercicio de separar lo ficticio de lo real, que suelen ser dos partes de la misma historia. De aquello apenas han transcurrido quince años y, sin embargo, todos ya han construido una historia paralela que no admite discusión.

Quizás, con esta trama secundaria en Romería, Carla Simón, sin darse cuenta, ha representado qué son la sociedad y la política en la actualidad. Un conjunto de actores alejados por los detalles, ansiosos de encerrarse en un grupo determinado donde solo empujar hacia adentro, y que han perdido la habilidad de encontrar una base común sobre la que avanzar. Por eso ahora la hemeroteca nos parece un regalo para los ojos y los oídos si lo comparamos con la prensa del día, porque cualquier avance relevante que hemos tenido en las últimas décadas ha quedado enterrado por este ruido insoportable que tiene su caldo de cultivo en las redes sociales y que, por mucho que sabemos que es perjudicial, no somos capaces de separarnos de él. Los políticos lo saben y el juego consiste en quién convence a más y los atrae a su territorio, uno en el que debatir y discrepar con serenidad ha quedado como un pecio en el fondo del mar; pregúntenle a Pedro Delgado. No es de extrañar que, con este panorama, mirar atrás sea bastante más placentero que hacerlo hacia adelante, que es donde deberíamos hacerlo.
Disfruten del último domingo del verano, queridos lectores/as.


 

Author: Alberto Martín

Profesor universitario y escritor

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6 Comments

  1. Ni se ni me importa. En realidad si se de quien partió la idea y también quien la continuo.
    Fondos europeos, en parte y ya veremos si no pasa como con el CAT, CIDE o como quieran llamarlo.
    Se habla siempre de diversificar y abrir nuevas rutas para abrir Segovia a los que nos visitan y vamos a construir un edificio bajo tierra donde mas congestión hay. Supongo que de paso habrán pensado que hacer con los autobuses turísticos que a los que vivimos en san Lorenzo, nos bloquean en ocasiones el acceso a la ciudad. O con los escolares que a los que trabajamos en El Salvador, nos obligan a jugarnosla cada día para salir en contra dirección por Soldado Español.

    En una ciudad anclada en los Siglos XVI y XVII. Plagado de edificios históricos, sin uso actual Monasterios, Iglesias, Palacios y peor aun aberrantes restos de la edificación sin ningun interes sino todo lo contrario INSS, Juzgados. etc.

    A nadie se le ha ocurrido utilizar uno de estos edificios para “Interpretar el Acueducto”, si es que hace falta interpretarlo.

    Como todos sabemos, el conducto de agua, comienza en la sierra y acaba en el Alcazar. Justo en el centro de la ciudad, donde se situaban las arquetas que distribuian el agua a la ciudad antigua. Existe un edificio, o lo que queda de el. El Palacio de la Reina Dª Juana, integrante del Palacio de San Martín. Ese desastre que por el capricho de algún político y/o política muy reivindicativa actualmente. Se expropio a la iniciativa privada para dejarlo hundirse, supuestamente por la necesidad de ampliar el Museo Esteban Vicente. No debía ser tan necesario si pensamos en los años que lleva arruinado y cerrado y el dineral que nos ha costado y sigue costandonos a todos.

    No seria un espacio idóneo, en el centro, en una ruta turística diferente, cercano a la entrada del Acueducto en la ciudad y donde se situaban las arquetas, para aprovecharlo si es que es necesario interpretar a nuestro monumento.

    De paso, podría darse una vuelta al INSS, 18 de julio, Juzgados, Delegación del Gobierno, Seminario Conciliar y su Huerta, incluso el inacabable Cervantes, otro auditorio de juguete para amigos, etc.

    Otro día les cuento mas de esta historia.

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    • Muchas gracias por compartir su visión sobre ese asunto, Andrés.

      Cuesta entender que con los precedentes que tenemos y, como usted dice, la cantidad de edificios históricos vacíos que hay en la ciudad, este equipo municipal se plantee una inversión de 5 millones de euros para interpretar el Acueducto, por muy fondos europeos que sean, que parece dinero que crece en la tierra.

      Un saludo.

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      • Unas matizaciones
        Los fondos europeos, no crecen en los arboles, se nutren también de nuestros impuestos, de la parte de nuestro dinero que va a Europa, vía IVA, etc.
        Los fondos europeos no cubren el 100% ni mucho menos
        Por otra parte si las obras no se finalizan en plazos, o sufren modificaciones de importancia, etc. Acaba pasando lo que con el CIDE, hay que devolver el dinero.
        El proyecto tengo entendido, viene de la corporación anterior pero como en otros muchos casos. Los errores de un equipo de gobierno, se los come el siguiente y después vienen las indemnizaciones por sentencias judiciales.
        Que nadie dude, que al final todo sale de los impuestos que pagamos todos.

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  2. Andres, clarito clarito!!!!! No desesperes empieza el circo mediático de campaña electoral.

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  3. No veo una infraestructura más necesaria y rentable para Segovia… es obvio que despertará interés para el turista y será fuente de recursos. En pocos años se recuperará la inversión. La comparación con el CIDE no la veo x ningún sitio.

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    • Estimado Atilano.

      Por supuesto que no dudo de datos que pueda tener usted y yo no. Pero permítame que sea escéptico la rentabilidad de un proyecto que parte de 5 millones de euros, que fácilmente se irá a una cifra mayor y que no aprovecha alguno de los edificios históricos de la ciudad que tenemos. Debo de reconocerle que lo que más me sorprende es que considere que lo ‘más necesario’ para Segovia ahora mismo sea un Centro de Interpretación del Acueducto.

      Muchas gracias por la lectura. Saludos.

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