Hay calles que hacen ciudad, y calles que hacen currículum. Blanca de Silos, en Segovia, parece haberse quedado en lo segundo. No por falta de presupuesto (que lo hubo: 748.000 euros), ni por ausencia de valentía (el alcalde la calificó así, “valiente”), sino por un pequeño detalle que a veces se escapa en los renders: la gente. Porque una calle sin gente no es un bulevar, es una promesa mal entendida.
Todo empezó con una buena intención y una subvención europea. El Ayuntamiento propuso una reforma integral: soterrar cables, renovar redes, embellecer. Hasta ahí, bien. Pero entre la acera ampliada y el carril de 3 metros, se esfumaron los coches, y con ellos, los clientes. Algunos lo llaman peatonalización; otros, desaparición asistida del comercio local.
La oposición lo advirtió y los comerciantes que lo temían, firmaron en pancartas: quitar tráfico y aparcamientos sin plan alternativo no revitaliza, vacía. Y aún así, se hizo. El suelo se tiñó de amarillo alquitrán y el silencio se instaló a plena luz del día. En las fotos oficiales parecía una postal. En la vida real, un decorado con escaparates cerrados.
“Dadnos tiempo”, dijeron desde el Consistorio, como si el tiempo trajera solo sin ayuda lo que antes llegaba en coche. Ahora un año después de su reforma hay quien mira la calle y no sabe si está en Segovia o en un experimento urbanístico con síndrome de capital nórdica. Porque hay paz, sí, pero también una soledad que las jardineras no son capaces de disimular.
Eso sí, no todo ha sido desconexión. Hay un plan –o algo parecido– que liga esta calle a un futuro apeadero de autobuses turísticos en el Regimiento, provisional eso sí. La idea es buena: traer visitantes por nuevas rutas. El problema es que por ahora ni hay buses ni hay turistas, solo la espera. Y mientras, el pequeño comercio, que no vive de lo que vendrá, sino de lo que entra por la puerta hoy, mira el reloj y echa cuentas.
¿Y si al final no era valentía, sino prisa? ¿Y si modernizar una calle sin pactarla con quienes la viven no es una revolución, sino un desliz con fondos europeos? Porque una calle bonita pero vacía es como una tienda sin escaparate: difícil de mirar, imposible de sostener.
Permitidme una pequeña reflexión lectores. La ciudad, al final, no es lo que proyectas, sino lo que queda cuando todos se van. Y en Blanca de Silos, cada vez queda menos.













8 noviembre, 2025
Y todo D. Marcos como usted intuye es susceptible de empeorar. Veremos en lo que acaba la zona.
Enhorabuena por el análisis.