Posted By Redacción on 6, Feb, 2020

Una fanega (sobre 55.5 litros de volumen) equivale a doce celemines 4.5l. Antes de la popularización del sistema métrico, y hasta bien entrado el siglo XX en las zonas rurales de Castilla el peso se medía en arrobas, la longitud en varas o pies, la extensión y el volumen se medía en fanegas.

A la fanega como unidad de medida dedica el Museo de Segovia su espacio de la “pieza del mes“,  son cuatro medidores de grano de los siglos XIX y XX.  La más pequeña corresponde a medio celemín; la siguiente en tamaño a un cuartillo; y los otros dos medidores, a media fanega cada uno.

En los medidores aparece la marca de la ciudad de Segovia realizada a fuego, lo que garantizaba la correspondencia adecuada del tamaño con la medida oficial. Las medidas entre regiones eran tan dispares que se grababan las marcas de las ciudades en los mismos medidores para certificar las correspondencias según cada zona. Y es que había que andarse listo, media fanega catalana se iba a los 33 litros de capacidad, la misma expresión en Orense daba solo para 18l.

La medida de las cosas es tan antigua como el hombre. Pasos, pies, lo que daba de si el trabajo de una arada durante una jornada, el peso razonable que un adulto puede cargar durante un día…  Son referentes universales, ¿pero qué pie? ¿La arada de un par de bueyes o de uno? En cada lugar la costumbre imponía su sistema. En la península fueron fenicios y romanos los que iniciaron la estandarización. La invasión musulmana llevará consigo otra configuración de medidas diferente (el término ‘fanega’ procede del árabe) que se mantendrá hasta casi la introducción del sistema métrico decimal en 1849. Fanega también valía como medida de superficie, y es que se calculaba que era la cantidad de cereal que se podía arar en un día, aproximadamente, 6.500m². De ahí que, a pesar de la adopción oficial del sistema métrico, hasta el siglo XX en el campo era obligado referirse a celemines, fanegas y arrobas.

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