La persistente ola de calor sigue haciendo que los termómetros registren cifras que hasta ahora no se habían visto nunca. Así, mientras que se sigue rondando el récord absoluto de la temperatura más alta (39,8 grados marcados hace 102 años), durante la noche del viernes al sábado se pulverizó la cifra referida a la mínima más alta de la historia, que a su vez ya se había batido el día anterior.
Los guarismos han sido, concretamente, de 27,4 y 27,6 grados, respectivamente, confirmando las sensaciones que la mayoría de los segovianos lleva experimentando durante las últimas noches en las que dormir se está volviendo un imposible.
Y no hay pronóstico de mejora inmediato ya que las previsiones de las temperaturas mínimas, aunque ligeramente más bajas, son muy similares durante los próximos días, mientras que la “esperanza” para el respiro está puesta en las madrugadas del martes y el miércoles, cuando se espera que las mínimas se sitúen en torno a los 16 grados en Segovia. No obstante, será pasajero porque las previsiones dicen que las temperaturas volverán a elevarse al final de la semana.
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